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Todos seguimos buscando a María Piedad

Lleva cuatro años desaparecida. La juez que instruye el caso archivó la causa penal hace uno, pero la familia lucha para que se siga investigando este caso que conmovió a toda España y especialmente a todos los Boadillenses.

Su hijo Alejandro no la recuerda. Tenía solo unos meses cuando se quedó a cargo de su abuela, y su hermano mayor, Aitor, de 8 años, jamás la podrá olvidar esa fatídica noche. Lo que debía ser una fiesta de empresa se ha convertido en una pesadilla para la familia.

Javier Sánchez Toledo, de 35, –padre de los niños, se resistía a la ruptura–, fue hallado ahorcado tres días después en un tendido eléctrico de un paraje de San Lorenzo del Escorial.

Desde el principio, se trató el caso como un crimen fruto de la violencia de género. Las fuerzas del estado, sus familiares, amigos y muchos vecinos de Boadilla han María Piedad sin descanso. Se han inspeccionado más de 300 pozos; numerosos caminos; parcelas públicas y privadas; se peinaron toneladas de basura del vertedero de Pinto, a donde van a parar los desechos de Boadilla; pero todo ha sido en vano.

Pero la investigación policial no se ha archivado. Dura una década. Los agentes solo hallaron al principio dos gotas de sangre de la víctima junto al río Guadarrama. Pero nada, no se sabe donde podrá haber una pista que nos pueda acercar a dar algo de descanso que no paz, a esta familia.