Recientemente se ha identificado la cimentación de otro edificio adjunto a la ermita de San Babilés, según informa el Alcalde del municipio de Boadilla del Monte, Antonio González Terol.
Este es un éxito más de la reapertura la excavación arqueológica que se inició hace dos años en el cerro de San Babilés y en la que se han ido produciendo importantes hallazgos. Una nueva campaña, mucho más ambiciosa, que cuenta con un presupuesto de 250.000 euros, frente a los 40.000 que se asignaron en el pasado, y que ahora se desarrollará hasta final de año.
El objetivo es conocer mejor el entorno de la ermita cuyos restos aparecieron en campañas anteriores, excavar completamente estos restos y los de la necrópolis visigoda, adecuarlos para que sean visitables. Con este nuevo descubrimiento se añaden nuevos objetivos a la presente campaña.
El Ayuntamiento asegura también que seguirá buscando a ‘San Babilés’ patrón del municipio, en el lugar en el que la tradición señala que fue su martirio, que se data en el año 715.
Los hallazgos encontrados hasta ahora confirman la existencia de asentamientos organizados en torno a una ermita desde finales del siglo VIII, con una necrópolis asociada que tenía su origen en el final de la época romana. También se encontraron restos de cabañas así como diferentes hornos de cal, que indicaría que se habrían reutilizado materiales, probablemente para levantar la iglesia que en el siglo XIII se edificó sobre el templo visigodo para sacralizar el territorio reconquistado, de la que también han aparecido restos así como de una ampliación realizada en el siglo XVI.
Otro hallazgo significativo fue el de una escalera (que podría conducir a una cripta) bajo la cual, según el estudio tomográfico, podría haber cavidades, galerías o cámaras.
En las primeras excavaciones aparecieron unas 40 tumbas a las que se suman otras que se han descubierto ahora, entre los hallazgos había vasijas, jarras, alhajas… En esta nueva fase se ha encontrado una primera moneda, que podría ser visigoda.
El descubrimiento más importante se produjo en un enterramiento con una tapa de granito de grandes dimensiones bajo la cual apareció una impresionante estela romana a modo de cabecera de tumba y otra pieza de granito a los pies. La tumba presentaba un único individuo y una pequeña botella de cerámica del siglo VII o VIII por lo que el equipo arqueológico deduce que la estela, de época romana, fue reutilizada en época visigoda, momento al que corresponden el ajuar y la sepultura.
La importancia de los hallazgos arqueológicos llevó al Ayuntamiento a solicitar a la Dirección General de Patrimonio que incluyera el yacimiento entre los visitables en la Comunidad de Madrid y a anunciar su intención de musealizarlo.