Cada vez son más los alumnos que pasan un año escolar fuera de nuestras fronteras, y aunque en el municipio hay excelentes colegios bilingües como el St. Michael School o el CEU, muchas familias los envían al extranjero para interiorizar el segundo idioma de manera natural.
El motivo para que muchos padres y no pocos colegios elijan Irlanda, se basan en su nivel escolar, si las estadísticas muestran que España es el segundo país con mayor tasa de abandono escolar, solo superada por Malta, el sistema educativo de Irlanda se posiciona como uno de los mejores del mundo. Y de paso, permite aprender inglés.
Este país se sitúa por encima de la media en el informe PISA y en el segundo lugar en comprensión lectora, solo superado por Finlandia con un punto de diferencia. La convalidación de estudios es muy sencilla, están cerca, la familia es el centro de la sociedad, las costumbres son similares a las españolas, tienen el euro como moneda, no desean irse de la Unión Europea y hablan inglés.
La opinión de algunos padres que han enviado a sus hijos a estudiar un curso escolar en Irlanda es que este país es un destino ideal. Para Paloma, con una hija diagnosticada con TDH (déficit de atención e hiperactividad), la ventaja es que allí no hay “listos y tontos, como en España. En Irlanda abundan los profesores de apoyo, así que es normal que niños como mi hija progresen enseguida, porque tienen una atención muy personalizada. Además, en ese país los críos tienen tiempo para jugar, no están todo el día haciendo deberes”.
Carlos J., que ha mandado a sus hijos a Irlanda, cree que ha solucionado un fracaso escolar que veía venir. La gente envía a sus hijos a estudiar fuera cuando son brillantes, pero yo creo que es una gran oportunidad para niños normales y niños que van mal. En Irlanda la educación es distinta, se centran en lo que importa: las matemáticas y la lengua, y mis hijos en un solo curso ya hablan inglés por los codos y han dejado atrás los problemas de aprendizaje”.
Lucía es otra madre de una hija que ‘no da ni golpe’. En su opinión, no es que haya cambiado de la noche a la mañana, “pero sí noto que va mejor y pienso que, al menos, volverá hablando inglés, porque no le queda otro remedio. Se pasa cinco horas en clase cada día escuchando el idioma y luego convive con una familia irlandesa que no hablan una palabra de español”.
Para Carmen, madre de tres hijas, cada una diferente, también es muy positivo el curso en Irlanda. “Una es muy trabajadora y va muy bien; otra es normal, pero allí no hay que discutir con ella para que haga los deberes; y la pequeña, que es un desastre, ya me deja pasmada con la velocidad a la que habla inglés. Otra ventaja es que se han vuelto muy autónomas las tres, y yo también, si antes tenía hasta que revolverles el Cola-Cao.”
La mayoría de las familias entrevistadas han elegido Irlanda como destino para que sus hijos estudien inglés en el extranjero porque les parece que es “un país muy fácil”. José M., otro padre con dos hijos estudiando allí y conviviendo con una familia irlandesa, dice que “es imposible que un niño se quede sin plaza en un colegio público. En cuanto llegan, les asignan un profesor de apoyo que está pendiente de ellos. La vida allí es muy similar a la nuestra. Mi mujer y yo ya hemos ido tres veces este curso. Nos encanta Irlanda”.
La opción de estudiar en Irlanda no solo permite aprender inglés, sino que implica muchas otras ventajas para los alumnos que, además de hacer su curso escolar, ganan en autonomía y madurez, con independencia de si son brillantes o no.