Es una especie extendida en Boadilla del Monte que se alimenta de las acículas de los pinos, cedros y abetos, muy abundantes en la localidad
Hay cosas que no cambian: en el otoño, la vuelta al cole y la incesante actividad de las orugas procesionarias en Boadilla del Monte, preparando los bolsones para pasar el invierno.
La procesionaria del pino- fácilmente reconocible por su pequeño tamaño, su color anaranjado y sus finos pelos urticantes- es una especie ampliamente extendida por Boadilla del Monte, cerca de los pinos, también suele encontrarse en otros árboles como cedros o abetos y tiene consecuencias importantes para la salud de las personas y las mascotas.
De hecho, los pelos que recubren a las orugas procesionarias -500.000 tricomas o finos pelos por cada ejemplar- pueden provocan irritaciones en el cuello, los brazos, las piernas y el torso, conjuntivitis, inflamación de la garganta y la boca, problemas respiratorios, fatiga, mareos y fiebre. Además, en el caso de las mascotas -sobre todo los perros- pueden generar necrosis en los tejidos de la garganta y la boca y reacciones anafilácticas que les pueden causar la muerte si no son tratadas a tiempo.
El ciclo biológico de la procesionaria
En el verano las mariposas copulan y las hembras pueden depositar hasta 2.000 huevos en las copas de los árboles, que se transforman rápidamente en larvas. Cuando llega la primavera siguiente, ya han completado su desarrollo y por eso bajan de los árboles en forma de procesión para buscar un sitio donde enterrarse y formar la crisálida.
Las fases intermedias de otoño e invierno son el momento indicado para comenzar tratamientos con endoterapia en los pinos, pues en estas estaciones las orugas comienzan a alimentarse de las acículas de los pinos e inician la construcción de sus característicos “bolsones” blancos de seda en las ramas soleadas de los árboles, para protegerse del frío invernal.
Debe tenerse en cuenta, además, que este año, debido al confinamiento por COVID-19, se han suspendido muchos tratamientos de control de plagas, por lo que muchas especies han podido desarrollarse sin mayores obstáculos y se espera que haya una mayor presencia de la oruga procesionaria del pino en los próximos meses.
Cómo acabar con las orugas antes de que se conviertan en una plaga
Según los expertos, para controlar la población de oruga procesionaria es necesario tomar medidas durante todo el año, y en función del estadio del ciclo biológico en el que se encuentren, aplicar el tratamiento más adecuado. Ante cualquier indicio de una posible infestación por orugas -por la presencia de bolsones blancos de seda en los árboles- se debe recurrir a expertos profesionales y nunca tocar los nidos o aplicar remedios caseros.
“Con la endoterapia inyectamos a presión un biocida en el tronco del árbol que se incorpora a su savia natural y llega a las hojas de las que se alimenta la procesionaria del pino”, explicó el director de Comunicaciones de Rentokil Initial España, Jacinto Diez.
Al introducir el biocida directamente en el sistema vascular de la planta, este se distribuye de forma homogénea por todo el pino afectado. Se trata de un tratamiento que se realiza una sola vez y es recomendable realizarlo entre mediados de noviembre y finales de diciembre, periodo en el que hay una disminución drástica en la tasa de resinación del pino. Tiene bajo impacto ambiental y reduce los riesgos para las personas y los animales.