Cocido madrileño, chocolate con churros, bocadillo de calamares o patatas bravas son los emblemas de la gastronomía madrileña. ¡Pero hay muchos más platos por descubrir!
A lo largo de la historia, la gastronomía madrileña ha experimentado influencias del resto de las comunidades que la rodean. Más adelante, y gracias al turismo, la ciudad de Madrid se ha convertido en el anfitrión perfecto de cocinas internacionales.
Tienes muchos motivos para disfrutar de la Comunidad de Madrid y, desde ahora, ya has descubierto uno más: su gastronomía, tan plural y diversa como la propia ciudad.
5Repostería
Después de cualquier menú lo que más apetece es un postre. En Madrid, encontramos dulces típicos procedentes de las épocas del año más esperadas: la Semana Santa, la festividad de Todos los Santos o San Isidro. También hay otros que tienen su puesto fijo y los puedes encontrar durante todo el año.
Las famosas rosquillas madrileñas pueden ser tontas o listas, francesas o de Santa Clara. Esta disyuntiva es típica de San Isidro, patrón de la Comunidad de Madrid, o Roscos del Santo. Suelen encontrarse en las pastelerías durante el mes de mayo.
Son celebres los bartolillos, finas empanadillas fritas rellenas de crema y con aroma de limón; los buñuelos de viento, bolas de masa con harina de trigo, manteca y huevos, que suelen venderse en fechas cercanas al Día de Todos Los Santos; las conocidas tejas, que no necesitan presentación; y las torrijas, antiguamente habituales en las tabernas madrileñas y en la actualidad típicas de Semana Santa.
Aquí viene un clásico: los barquillos. Además de una pieza dulce de la gastronomía madrileña, también entran dentro de la cultura popular de la ciudad. Los barquilleros los vendían por las calles, llevaban sus cestas repletas de barquillos y una ruleta en la que los compradores podían probar suerte a ver si se libraban de pagar. Actualmente casi no quedan barquilleros, lo único que se conservan son los barquillos, aunque bastante diferentes a los originales.
Para terminar la sección de dulces, la combinación por la que siempre se apuesta y nunca falla: churros con chocolate. ¿Quién no ha ido a tomar una buena taza a San Ginés?