La movilidad en vehículo privado en Fuenlabrada se ha reducido en Fuenlabrada en más de un 20 por ciento desde finales de mayo hasta ahora, comparándolo con el mismo periodo de años anteriores, debido a la crisis sanitaria de la Covid-19, según un estudio elaborado por el Grupo de Biometría, Bioseñales, Seguridad y Smart Mobility de la Universidad Politécnica de Madrid.
En el ámbito del transporte público, la reducción de movilidad alcanza más del 40 por ciento, comparando los usos con los que se hacían antes de la pandemia.
Este análisis que se inició en marzo con la declaración del estado de alarma demuestra que la movilidad del vehículo privado en Fuenlabrada se redujo drásticamente en la primera fase a partir de marzo, sobre todo en el periodo de hibernación que alcanzó picos del 93 por ciento, y ha cambiado de forma sustancial durante las distintas fases del estado de alarma.
Fuentes municipales han destacado, en base al estudio, que “desde finales de mayo se observa un aumento gradual de los desplazamientos, interrumpido por el descenso propio del periodo vacacional y a partir de la primera semana de septiembre se elevan los índices de movilidad de manera notable, aunque todavía están por debajo de los niveles correspondientes a la situación normal previa”.
Los datos provienen del análisis de 2.965.799 capturas procedentes de 138.556 vehículos distintos que circularon por las principales vías de Fuenlabrada durante 252 días, entre el 10 de febrero y el 18 de octubre.
Mientras, para el transporte público se han analizado 5.825.614 validaciones realizadas con 252.156 tarjetas de transporte público durante 234 días.
El estudio ha sido realizado por la Universidad Politécnica de Madrid en el marco del proyecto MOBIAM, impulsado por el Gobierno de España y en el que colabora el Ayuntamiento de la ciudad.
De manera global, el estudio muestra un descenso de la circulación de vehículos privados en relación a la movilidad normal de casi el 30% durante la semana de marzo en la que se decretó el Estado de Alarma.
Esa reducción se agudizó hasta alcanzar el 75 por ciento en las siguientes dos semanas y alcanzó su pico más alto en el periodo de hibernación, cuando el índice de movilidad cayó en casi un 85 por ciento, produciéndose picos de incluso el 93 por ciento de descenso.