La estación de Metro de Gran Vía, que abrirá en verano, ya está conectada con la de Renfe de Sol por una galería ejecutada al 96%, a falta de “algunos remates”.
El consejero de Transportes, Movilidad e Infraestructuras y presidente de Metro, Ángel Garrido, ha visitado los trabajos que se desarrollan actualmente en la estación, junto a la presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera.
Según ha explicado Pardo de Vera, la galería que parte desde Sol estaba construida desde 2009 pero nunca llegó a conectar con Gran Vía y hasta ahora no se había acondicionado para su uso, por lo que ha subrayado que estas obras van a permitir alcanzar un hito que se contemplaba desde el diseño de la estación de Cercanías de Sol.
“Los usuarios de Cercanías tendrán por fin esa conexión con la Línea 5 de Metro, una de las más utilizadas, que actualmente no conecta en el tramo Atocha-Chamartín, y acercará además la estación a los barrios de Justicia y de Universidad”, ha indicado.
Garrido, por su parte, ha señalado que la estación de Gran Vía (Red de San Luis) ya estaba en la primera línea de Metro de 1919 y que una vez terminadas las obras, lo que sucederá en “los meses de verano”, será “la referencia de la nueva estación del siglo XXI de Metro”, que tiene que ser “moderna, accesible, inclusiva y digital”, y que “refleja lo que será el modelo de Metro del futuro”.
Asimismo, ha asegurado que la estación de Gran Vía será “un gigante intermodal”, ya que ocupará un edificio de ocho plantas y 40 metros de extensión bajo tierra en plena Gran Vía, que va a permitir la conexión con la estación de Cercanías de Sol.
Contará con un primer nivel donde se genera un nuevo gran vestíbulo; un segundo nivel intermedio de paso, donde se va a llevar a cabo una musealización con los vestigios arqueológicos que han aparecido durante los trabajos; y con un tercer nivel de conexión con la línea 5 de Metro y la galería que une con Renfe Cercanías Sol.
Gracias a esta nueva conexión, se mejorará el tránsito de los viajeros que usan Cercanías en la estación de Sol al dividir sus entradas y salidas por los dos accesos: la previsión es que un 75 por ciento utilice directamente Sol y que un 25 por ciento, la ampliada estación de Gran Vía. También mejorará la distribución de viajeros dentro de los trenes de Cercanías, al ofrecer un segundo acceso a la estación.
Además, se ha ampliado el vestíbulo de la estación subterránea de Gran Vía para que pueda absorber de modo ordenado el flujo de viajeros que accedan a ella a través del nuevo trasbordo de Sol. Así, se ha duplicado el espacio disponible hasta los 2.000 metros cuadrados.
La obra es, en palabras de Garrido, un “hito de ingeniería y también de colaboración entre administraciones”, lo que “supone siempre una mejora para la calidad de vida de los ciudadanos.
Innovación y accesibilidad
La estación será completamente accesible gracias a la instalación de nuevas escaleras mecánicas y de cuatro ascensores por parte de Metro. Además, los viajeros con movilidad reducida dispondrán de nuevos dispositivos adaptados como sistemas de apertura fácil en puertas, tiras antideslizantes en escaleras fijas, etiquetas braille en los pasamanos, señalización de elementos de accesibilidad, pasamanos a doble altura, interfonos de comunicación adaptados o pavimentos de tacto visual cerámico para facilitar sus desplazamientos.
Metro también va a equipar la estación con 14 máquinas de venta de títulos de transporte más modernas e innovadoras, con granes pantallas de visualización y que permitirán, por ejemplo, realizar pago sin contacto o atender al usuario a través de videollamada.
Asimismo, se instalarán 17 tornos de entrada, seis de los cuales serán para personas con movilidad reducida, distribuidos en dos vestíbulos. Estos modelos, también de nueva creación, ocuparán menos espacio, tendrán pantalla para informar al usuario sobre la validación con gráficos y texto y dispondrán de iluminación en las puertas, en el lector sin contacto y en el suelo para informar al viajero sobre el resultado de la validación.
Réplica del templete de Antonio Palacios
La nueva estación recuperará en el exterior el templete del arquitecto Antonio Palacios, entre la calle Montera y Gran Vía, que se va a reproducir de la manera más fiel posible su estructura original.
Para ello, se ha realizado una labor de investigación histórica para analizar las diferentes fases por las que pasó el templete original, desde su construcción en 1920. De este modo, se ha estudiado la remodelación que experimentó en el año 50 para incluir dos ascensores, hasta llegar al año 70 en el que se desmantela para su traslado a Porriño, localidad de origen del arquitecto y donde se encuentran parte de lo que queda de él.
La reproducción recuperará las espectaculares proporciones de la gran marquesina del proyecto original. Estará construida con vidrio y acero y será completamente translúcida permitiendo la entrada de iluminación a través del hueco del ascensor. Se propone, además, un ascensor exento que flotará en el interior del monumento de Palacios.
Protección del entorno
Las actuaciones que ha llevado a cabo la Dirección General de Infraestructuras para la ampliación y modernización de la estación de Gran Vía han tenido una importante complicación técnica al actuar sobre infraestructuras antiguas y un entorno complejo con protección de patrimonio cultural, como es el del centro de Madrid y el de una estación histórica.
En total se han hallado 17 restos históricos de diferentes épocas, como piezas del ascensor antiguo, cerámica ornamental, un mural de azulejo de Manises, los cimientos y sótanos de la casa Astrearena y dos caminos de agua.
Todo ello, ha condicionado el ritmo de los trabajos en la estación, donde en todo momento se ha primado la seguridad y la protección del patrimonio que ha ido apareciendo, en coordinación con la Dirección General de Patrimonio Cultural, y ha dado lugar a un retraso por el que Garrido ha pedido disculpas.