Pasear por la capital es saber que, bajo tus pies hace años, hizo de las suyas la historia. En esta ocasión te invitamos a descubrir lo que ocurrió en uno de los lugares más famosos de Madrid, antes de la llegada de su actual protagonista: el Templo de Debod. La mayoría de ellos, e incluso los propios madrileños, desconocen qué sucedió antes de contemplarlo tal y como lo conocemos. Vamos a descubrirlo.
La Montaña de Príncipe Pío
Este magnifico parque es un oasis de vegetación en pleno centro de Madrid. Mucho antes de ser Templo de Debod fue la Montaña de Principe Pío. Esta pertenecía al Príncipe Pío de Saboya. Tomará su nombre una vez caiga en sus manos gracias a una herencia recibida por parte de su cuñada, la marquesa Doña Leonor de Moura.
La finca era inmensa. Para situarnos, pensad que el Palacio de la Florida estaba más o menos donde actualmente está el Centro Comercial de Príncipe Pío. A esto hay que sumarle su parte de atrás, todo lo que corresponde al Templo de Debod, la Cuesta de San Vicente y la Plaza de España.
La mayoría de los viandantes no saben que, cuando pasean por aquí, están pisando la historia vida de la ciudad de Madrid. Esta zona es una mina para los que adoran saber qué sucedió bajo sus pies.
El ‘3 de mayo’ madrileño sucedió aquí
Empezaremos este viaje trasladándonos a la Invasión Napoleónica, en 1808. Lo que muchos no saben es que la Montaña de Príncipe Pío fue uno de los escenarios de aquella apasionante función. Los famosos Fusilamientos del 3 de mayo se produjeron justo aquí.
Francisco de Goya inmortalizó aquel instante en su famoso cuadro que hoy cuelga en el Museo del Prado. Se rumorea que el de Fuentedetodos vio los fusilamientos desde su habitación con un catalejo… Al menos así lo cuenta el cronista ‘Antón el de los Cantares’ en alguno de sus escritos.
La llegada de la Guerra Civil a Madrid
Si nos adelantamos en el tiempo unos años después, en 1860 comienza a construirse en ese mismo lugar el Cuartel de la Montaña. En aquel tiempo, esta zona eran las afueras de la ciudad. Hoy, el parque de El Templo de Debod es puro centro de Madrid.
Hay testimonios que cuenta que en sus muros los madrileños se reunían para jugar a la Pelota Vasca. Impresiona pensar en aquel imponente edificio, del cual no queda absolutamente nada.
El Cuartel de la Montaña tuvo poca relevancia hasta que el 18 de julio de 1936 comienza el levantamiento militar que daría lugar a la Guerra Civil. ¿Qué es lo que pasa aquí?
En primer lugar, aunque al principio parecía no preocupar, la gente se va poniendo nerviosa. Políticos de izquierdas animan al pueblo a defender la República. Los madrileños exigen armas para ello.
En el otro bando, al mando de los rebeldes en Madrid se pone el General Fanjul. Entra en el cuartel vestido de paisano. Allí empiezan a acudir falangistas, monárquicos, militares…
Fanjul decide declarar la guerra a la República. Este se atrinchera en el cuartel y espera recibir el apoyo del resto de los sublevados. Esta opción resultó ser un gran error.
Fuego cruzado en la Montaña de Príncipe Pío
El bando republicano se dirige al Cuartel de la Montaña para recuperarlo. Además, allí se guardaba la munición necesaria para armar a los milicianos. Lo primero que se hizo aquel día de julio fue instalar altavoces con mensajes. Después pasó un avión. Se pensaba que iba a bombardear, sin embargo tiraron octavillas en las que ponía esto:
Los asaltantes intentaron que los atrincherados se rindieran. Como se negaron, comenzó el fuego cruzado. Se instalaron cañones en Plaza de España y comenzó el bombardeo. Como curiosidad decir que uno de esos cañones fue remolcado por un camión de cerveza.
Los destrozos en el edificio comienzan a ser visibles. En ese momento, asomó una bandera blanca por una de las ventanas. Varios militares salen huyendo del Cuartel. Hay versiones que dicen que se rindieron, otros dicen que no sucedió tal cosa.
Dando gritos de alegría por la victoria, los republicanos entran en el cuartel. De pronto se empieza a escuchar: ¡traición, traición! Aquello fue todo un engaño. Desde las ventanas comienzan a tirotearlos. Fueron horas de combate y muchos muertos a sangre fría.
Poco a poco los ‘rojos’ van haciéndose con el control. Algunos soldados salen con el puño en alto gritando: “¡Rendición!”. Empiezan a sacar a aquellos sublevados que decidieron rendirse.
Una vez terminado todo, como trofeo, un grupo de milicianos ondean la bandera del Regimiento vencido camino del Ministerio de Gobernación, en la Puerta del Sol. Subían la Gran Vía cantando y celebrando la victoria.
Así acababa el primer episodio con el que se inaugura la Guerra Civil en la ciudad de Madrid. Todo esto acabaría siendo un espejismo de todo lo que vendría después.
El Templo de Debod, el monumento más antiguo de Madrid
Este fue el estado en el que quedó el Cuartel de la Montaña tras los tres años de Guerra Civil. Totalmente en ruinas. Tras esto, ¿qué hacemos?
Se pensó en construir la Casa de la Falange. Pero, tras la Guerra, no había dinero. No se hizo. Los planos más tarde se reciclarían para crear el Cuartel General del Ejército del Aire, en Moncloa.
Se hicieron unos campos para jugar al fútbol… todo muy provisional. Hasta que en 1968, el Gobierno Egipcio le regala a España un templo entero en agradecimiento por la ayuda otorgada en los trabajos arqueológicos del Nubia.
El templo tiene 2.200 años de antigüedad. Esto le convierte en el monumento más antiguo de Madrid. Como aquel lugar estaba vacío, deciden situarlo sobre las ruinas del Cuartel de la Montaña. Y allí sigue.
Su traslado fue toda una odisea. Se trasladó piedra a piedra desde Egipto a España. En el camino, varias cajas perdieron su numeración. Por este motivo, su instalación se convirtió en un auténtico rompecabezas para los técnicos encargados de volver a montarlo.
Los mejores atardeceres de Madrid se ven desde el templo
De todo lo que existió antes del templo egipcio no queda absolutamente nada. Lo único que podemos encontrar allí es una escultura conmemorativa en la entrada. Bajo las piedras del Templo de Debod quedaron sepultados dos de los acontecimientos más importantes de la historia de Madrid.
Esperamos que la próxima vez que vayáis a disfrutar de los atardeceres desde la Montaña de Príncipe Pío seáis conscientes de que, bajo ese suelo, aún pervive una apasionante historia que espera ser recordada.