Todos pensamos que la tarta de zanahoria, también conocida mundialmente como carrot cake, es americana, pero no es así. Se trata de un postre inglés de la Edad Media.
Su popularidad aumentó en los años 40 en Estados Unidos, cuando ante la escasez de azúcar por la II Guerra Mundial se comenzó a utilizar la zanahoria por su sabor dulce. Y de allí dio el salto al mundo entero, ya como una estrella de la repostería americana.
Así que ya sabes, si eres fan incondicional de esta delicia pero no te gusta prepararla, estos son los lugares a los que tienes que acudir.
The Cookie Lab
Este local dedicado a la mejor y auténtica repostería americana abrió hace casi un par de años en la capital.
Si aún no has ido a conocer las espectaculares cookies de esta pastelería americana, vamos a darte otra razón más para que este verano sea visita obligada: su carrot cake.
Está elaborada con con zanahoria fresca rallada, piña, nueces pecanas y especias. La elaboran con ingredientes premium como la canela de Vietnam, la vainilla Nielsen Massey o las nueces pecanas.
Además, es una receta secreta que lleva años en la familia de la dueña, Dana Knowles. Densa, jugosa y potente. Un diez.
Y por favor, prueba las galletas. Son tan espectaculares que querrás casarte con ellas. Las mejores cookies americanas de todo Madrid.
Se localiza en la calle Serrano 149, y ahora también tienen un pequeño puesto en el mercadillo navideño de Nuevos Ministerios.
Le Cocó
Este coqueto restaurante de Chueca, en Madrid, ha hecho de sus tartas una de las partes más reclamadas de su carta.
La Carrot Cake casera de Le Cocó es esponjosa y muy suave, nada pesada y con el dulzor justo hasta para los más golosos. Es una auténtica delicia. La elaborar a diario y suele “volar”.
Este local es instagrameable y coqueto a partes iguales. Su tarta de zanahoria es muy ligera, nada pesada y poco dulce, perfecta para los que huyen de sabores demasiado azucarados.
El cierre ideal después de una comida en el restaurante en cualquiera de sus dos espacios: las carboneras, de un blanco ideal y preparadas para reservas en grupo, o su zona de restauración, con colores empolvados y vigas de madera envejecidas.
Se encuentra en la calle Barbieri 15, en el barrio de Chueca.
Lolina Vintage
En pleno barrio de Malasaña nos topamos con Lolina Vintage, un café ambientado en los maravillosos años 50, 60 y 70.
Las paredes pintadas con llamativos estampados y las piezas rescatadas de anticuarios como una tele de 1962 o una radio de finales de los 50, te harán retroceder en el tiempo.
Sus tartas tienen fama en toda la calle, especialmente la de zanahoria, y si decides alargar la merienda aprovecha y tómate unas copas, de jueves a sábado organizan “guateques” divertidísimos.
Tienen un vermut propio, una sala ye-yé con cabina donde pinchan djs para recrear un guateque sesentero, y una tarta de zanahoria famosa en el barrio de Malasaña. Apenas tiene frosting, pero eso no consigue que pierda humedad. Es perfecta para compartirla junto a uno de sus cócteles y disfrutar en un local muy vintage y con mucho encanto.
Se sitúa en la calle del Espíritu Santo 9, en el barrio de Malasaña.
Little Big Café
Max Guerrero rescató la receta de la tarta de zanahoria que cada día hace para Little Big Café de un antiguo libro de recetas de su abuela ‘que era una repostera increíble’ de Filipinas.
No nos extraña que sea tan buena, Max lleva preparándola desde hace 20 años y esta tarta es la reina de su precioso café.
Esta tarta es de las mejores de Madrid por dos motivos muy claros: su aterciopelada crema de queso y un bizcocho especiado y jugoso.
Por una parte, está el frosting que utiliza para la cobertura y el relleno, realizado íntegramente con queso Philadelphia, sin azúcar y con un punto de acidez que contraste con el dulce del bizcocho.
Y por otra, un proceso de elaboración totalmente artesanal, sin la ayuda de ningún tipo de máquina, lo que termina por otorgar un sabor mucho más gustoso al resultado.
Y envían a domicilio, así que todo ventajas. Si tienes ganas de probar algo más, no te pierdas su cheesecake de maracuyá. Original y deliciosa.
Se localiza en la calle de Fernández de los Ríos 61, entre Moncloa y Quevedo.
Vailima
Vailima es un salón de té de inspiración parisina con elegantes molduras, lámparas relucientes, el mobiliario más chic y estanterías repletas de esta bebida milenaria.
El lugar ideal para disfrutar de la hora del té a la francesa y acompañarlo de dulces pastas, o una de sus porciones de tartas caseras.
Y la de zanahoria que hace suspirar. Está coronada con una generosa crema de queso y tiene un punto especiado ideal.
Además es dog friendly, así que puedes pasarte cuando salgas a pasear a tu perrito y hacer una parada para probar por ejemplo su espectacular brownie.
Se encuentra en la calle de Salustiano Olózaga 18, al lado de la Puerta de Alcalá.
La Cocina de mi Vecina
Esta pastelería de barrio es un pecado capital. Entrar es picar, te lo aseguro, y más si se trata de su maravillosa tarta de zanahoria.
Doble relleno de queso que le aporta ese extra de humedad que le hace una de las mejores de Madrid.
Además hacen tartas caseras de fondant preciosas y por encargo, completamente personalizadas, y en su zona de cafetería puedes disfrutar de un café, un batido o un zumo natural junto a tu porción de tarta.
Amanda Fuentes, la repostera de La Cocina de mi Vecina, es brasileña. Y es que el bizcocho, además de la imprescindible zanahoria, evidencia la presencia de otros ingredientes como nueces, trocitos de coco y plátano que -en contra de lo que pudiéramos temer- contribuyen a enriquecer el resultado.
El frosting, es decir, la cobertura, en este caso es bien sencillo: sólo queso crema; el mismo que en el interior encontramos de forma generosa, con doble relleno.
Se sitúa en la Corredera Alta de San Pablo 15, al lado del metro de Tribunal.
La Mallorquina
Si hay una pastelería icónica en Madrid, esa es la Mallorquina. Lleva desde 1894 en pleno centro de Madrid, en la Puerta del Sol.
Y no solo tiene unas palmeras de chocolate de morirse, sino una tarta de zanahoria que no tienen nada que envidiar a las americanas. Es la favorita de los asiduos a esta icónica y centenaria pastelería.
Mucho relleno de queso, un bizcocho muy jugoso y una pinta tan apetecible que una sola ración te parecerá poco. Artesana, elaborada cada día en el obrador con harina integral.
Una merienda con una de estas es un plan irrechazable. Si le sumas una de sus también famosas napolitanas, ni te contamos.
Se localiza en la Puerta del Sol 8.
