La fondue, aunque ahora su fama se haya extendido a muchos países del mundo, es una comida típica de Suiza. Concretamente de los macizos montañosos de Jura y norte de los Alpes, cerca de la frontera franco-suiza italiana.
La fondue original era de queso. Actualmente sigue siendo la más famosa y demandada, también podemos encontrar numerosas variantes, como la fondue de chocolate y la de bourguignonne, conocida como fondue de carne.
Se sirve en una olla común de barro cocido o de hierro fundido, con fuego permanente en la parte de abajo, y se coloca en el centro de la mesa para que se vayan sirviendo todos los comensales.
Consiste en sumergir, con un pincho metálico de dos o tres puntas, pequeñas piezas de alimentos en líquidos calientes como queso derretido, aceite o chocolate. Los alimentos pueden ser desde trozos de pan hasta carne, pasando por múltiples frutas.
¡Qué aproveche!
La Fondue de Tell
La Fondue de Tell es un acogedor refugio suizo de madera tallada con típicos símbolos suizos colgados en las paredes, como quinqués y un reloj de cuco.
Marlene es la propietaria del restaurante, natural Suiza, y decidió traer la cocina de su tierra a la capital madrileña. Aquí se viene a lo que se viene: a comer una deliciosa fondue de queso.
Cuentan con más de 16 variedades de queso, raclettes con patatas cocidas y encurtidos, boletus ediles e incluso una fondue bourguignonne de carne. Y si la fondue no es de tu agrado, también cuentan con emincé de ternera.
Además, al terminar la fondue, los camareros rascan la parte tostada que queda en la base de la olla. Ese queso crujiente y semiduro es una auténtica delicia.
Acompaña esta experiencia con con alguno de sus vinos franceses y suizos. Y también con un rico postre de apfelstrudel u otra fondue, esta vez de chocolate con frutas.
El precio medio por persona es de 35€.
Se encuentra en la calle del Divino Pastor 12, en el barrio de Malasaña, al lado del metro de Tribunal.
Poncelet Cheese Bar
Poncelet Cheese Bar es un local vanguardista y diáfano de dos plantas con un jardín vertical y una biblioteca especializada para cata de vinos.
Si te gusta el queso y quieres darte un capricho, este es tu sitio, porque es el rey indiscutible de la carta. Se puede comprobar en su menú, el cual cuenta con 150 opciones que incluyen platos con queso.
Fondues, raclettes, tablas de queso franceses y mejillones Thai con queso azul realmente deliciosos, entre muchas otras cosas. Pero si este alimento no te apasiona, no te preocupes, porque también encontrarás opciones sin queso.
Desde unas croquetas espectaculares hasta una ensaladilla buenísima, pasando por la ensalada poncelet, la berenjena rellena y el postre de panna cotta.
El precio medio por persona es de 40€.
Se localiza en la calle de José Abascal 61, al lado de Gregorio Marañón.
La Fondue de Vinaroz
La Fondue de Vinaroz es un restaurante suizo decorado al más puro estilo taberna rústica, con fotos en las paredes y mesas con bancos rojos.
El establecimiento ofrece platos tradicionales suizos, donde destacan sus raclettes, las fondues bourguignonne de carne roja en tacos, las fondues chinoisse de pescado y las excelentes fondues de queso.
En su carta también es posible encontrar un gran surtido de buenas carnes, como los escalopines al marsala, el magret, o el confit de pato.
Y platos deliciosos para compartir: el revuelto de gulas, el carpaccio de foie de pato y los huevos estrellados no tienen desperdicio. Pero no te pases pidiendo entrantes y reserva sitio en el estómago para la fondue.
El precio medio por persona es de 30€.
Se sitúa en la calle de Vinaroz 28, entre Cruz del Rayo y Concha Espina.
El Caciquito
El Caciquito es un local moderno que fusiona la cocina ítalo-suiza con la hispano-argentina. La decoración del restaurante es elegante, destacando el color blanco y los detalles de oro, y se localiza justo al lado de su predecesor, El Cacique.
Es el lugar ideal para comer, cenar o desayunar, ya que disponen de cocina non stop. Además de la exquisita fondue de queso, destacan sus tacos de bonito, el carpaccio de solomillo, los dados de merluza, el salpicón de pulpo, el mollete de jamón ibérico, las pizzas variadas y las mini hamburguesas.
Pero también es perfecto para tomarte un cóctel en cualquier momento del día y, si lo haces, la recomendación es muy clara: ginebras premium. Cuentan con una amplia y variada carta, la cual hace que el restaurante sea habitualmente frecuentado por grupos de jóvenes.
El precio medio por persona es de 40€.
Se ubica en la calle del Padre Damián 47, entre las paradas de Plaza de Castilla y Cuzco.
El Viejo León
El Viejo León es la viva imagen de los clásicos locales franceses: estilo retro, luces tenues, papel floreado en las paredes y espejos en el techo.
Es el restaurante francés más antiguo de Madrid, fundado por Marguerite Soubeyroud. Aquí es posible probar lo mejor de lo mejor entre personalidades tan importantes como miembros de la Casa Real o políticos de renombre.
Sus recetas no dejarán indiferentes a nadie, dónde las carnes se cocinan y se sirven delante del comensal. Acertarás de pleno con el tournedó de magret confitado, el escalope de foie fresco con endivias y confitura de tomate o con el steak tartar de añoko y magret.
¿Y lo mejor de todo? Sus fondues de queso y de bourguignonne. Además, cuenta con una bodega breve pero interesante y dispone de vinos españoles y franceses. Por supuesto, también de un exquisito champagne.
El precio medio por persona es de 45€.
Se encuentra en la calle de Alfonso X nº6, al lado de Rubén Darío, en la zona de Almagro.