Si uno quiere recorrer la historia de España solo tiene que acercarse a El Escorial y visitar su maravilloso Monasterio. Reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, cada año recibe más de medio millón de visitantes.
En su interior, un monasterio, una gran biblioteca, un Palacio Real y el panteón de los reyes de España conforman este monumental conjunto. Nos acercamos a este municipio para conocer la impresionante historia de su gran joya: el Monasterio de El Escorial.
Los antecedentes del Monasterio de El Escorial
Para entender la historia de este gran conjunto monumental hay que repasar un par de acontecimientos de la historia de España que sucedieron antes de su construcción:
En 1557 sucede la Batalla de San Quintín. En ella se enfrentaron Francia y España. Fue esta última la que ganó, siendo una de las mayores victorias nacionales de la historia.
Por otro lado, un año después el rey Carlos I muere en Yuste, Extremadura. Su hijo Felipe II le haría una petición antes de morir: cambiar su testamento para que no fuera enterrado en Granada. La idea era construir un panteón que acogiera las tumbas de todos los grandes reyes de España.
Con este objetivo en mente, Felipe II comienza a buscar el lugar idóneo para instalar tan importante edificio. Su preferencia era el centro geográfico de la península ibérica, en la sierra de Guadarrama.
Otro de los grandes caprichos de Felipe II
Felipe II decidió ubicar el gran panteón real en unos terrenos cercanos a una pequeña aldea, a 50 kilómetros de Madrid. Para ello, llamaría a uno de sus arquitectos favoritos: Juan Bautista de Toledo. A partir de aquí le encomendaría la dirección de todas las obras de las Corona, como fue el mismísimo Palacio de Aranjuez.
Volviendo a San Quintín, El Escorial sería el particular homenaje que se haría Felipe II por la victoria. Decidió construirlo con forma de parrilla, pues fue la manera en la que murió el santo del día de la gran victoria: San Lorenzo.
Felipe “El Prudente” estaría siempre pendiente del desarrollo de la obra. Existen habladurías populares que dicen que el propio rey hizo construir una “silla de piedra” en un cerro cercano para supervisar todo.
Esta es la historia de la llamada ‘silla de Felipe II’, aunque lo cierto es que no se ha podido demostrar que este fuera su verdadero origen. Al parecer varios estudios demuestran que viene de una época bastante anterior.
En este lugar aún no había una población asentada, simplemente una pequeña aldea. Carlos III sería el que, en el siglo XVIII, fundaría el municipio de San Lorenzo del Escorial.
La leyenda de los ladrillos de oro
España vivió su etapa de mayor esplendor como país de la mano de Felipe II. En aquel tiempo, nuestro país era considerado un gran imperio en el que “nunca se ponía el sol”.
Durante mucho tiempo España fue la envidia del mundo. El embajador de Francia dudaba de que Felipe II fuera capaz de terminar una obra tan monumental y así se lo hizo saber al monarca.
Al rey español le molestó el comentario. Para responderle, mandó colocar varios ladrillos de oro en la construcción de la torre central, y varios más en la entrada del Patio de Reyes. Así demostraría que tenía dinero de sobra para terminar el lujos edificio y callarle la boca al diplomático francés.
Cuando el sol incide sobre la torre de El Escorial, se pueden ver varios destellos. Hay gente que afirma que es gracias a esos opulentos ladrillos que mandó colocar el monarca.
Otra versión dice que, en realidad, ese brillo es producido por las tapas de unas cajas de bronce que guardan en su interior varias reliquias de santos. Estas se colocaron en las torres del Monasterio de El Escorial para protegerlo de las tormentas.
El Escorial, el lugar donde descansan los grandes reyes de España
Felipe II cumpliría la promesa que le hizo a su padre y construiría ese gran panteón de reyes. A partir de ello, todos los monarcas dejarían de ser enterrados en Granada y pasarían a descansar en el Monasterio de El Escorial.
La Cripta Real consta de veintiséis sepulcros. En ellos están los cuerpos de los reyes de las dinastías Austria y Borbón, menos Felipe V y Fenando VI. Estos decidieron ser enterrados en el Palacio Real de La Granja de San Ildefonso y el Convento de las Salesas Reales de Madrid.
También se encuentran los restos de las reinas consortes que fueron madres de reyes. La única que no tuvo descendencia fue Isabel de Borbón, pero como mostró mucho interés en la construcción de este lugar, también se le otorgó el privilegio de descansar allí.
Uno de los lugares que más llaman la atención es el llamado Pudridero. Solo los frailes del Monasterio de El Escorial tienen acceso a él. Allí es el primer lugar donde acuden los cadáveres de los reyes nada más morir.
Estos cuerpos se cubren de cal y permanecen allí durante 25 años. Este es el tiempo necesario para que se produzca el proceso biológico de reducción natural para adaptar los cuerpos a los minúsculos cofres de plomo donde descansarán para siempre.
La cripta actual está escasa de espacio para los próximos reyes. Algunos proponen crear una nueva que esté comunicada con la antigua, pero su construcción es muy complicada. Aún no se sabe dónde serán enterrados los actuales monarcas de España.
La biblioteca de los grandes tesoros
Otro de los grandes atractivos del Monasterio de El Escorial es su maravillosa biblioteca. ‘La Escurialense’ o ‘La Laurentina’ fue fundada por Felipe II y para fomentar el carácter humanista que imperaba en la época.
Los primeros libros llegarían a La Laurentina en 1565. Estos serían copias de libros que ya guardaba Felipe II en el palacio. Al año siguiente la biblioteca recibiría varios tesoros, entre los que se encontraban el Códice Áureo, el Apocalipsis Figurado o una obra escrita por san Agustín de su puño y letra.
En dos años ya había más de mil libros y los diferentes monarcas españoles seguirían engordando sus estanterías con cientos de joyas literarias originales y volúmenes antiguos.
El 7 de junio de 1671 un gran incendio generó grandísimas pérdidas para la Biblioteca y para el propio Monasterios de El Escorial. Las llamas devoraron más de 4000 códices originales.
En la actualidad, los fondos de esta biblioteca están destinados en exclusiva a los investigadores. Sin embargo, a las instalaciones si que tiene acceso todos aquellos turistas que estén interesados en visitarla.
El Monasterio de El Escorial, un palacio lleno de ‘secretos’
La riqueza que guarda entre sus paredes el Real Monasterio de El Escorial es inmensa. Uno puede pasar horas y horas recorriendo sus estancias y tener la sensación de que no solo recorre un edificio, sino la propia historia de España.
Una de los lugares más curiosos que guardan las paredes de este lugar es la llamada ‘Sala de Los Secretos’. Quizás no es la más bonita de todo el Palacio, pero sí tiene una particularidad muy especial.
La forma que tiene la Sala de Los Secretos hace que sea ideal para realizar la tarea que le otorga su nombre. Se dice que si susurras algo en una de las esquinas de la sala, la persona que tienes al lado no se va a enterar. Sin embargo, aquel que más lejos de ti se encuentre, lo va a escuchar con total claridad.
Otra leyenda cuenta que Felipe II decidió construir aquí el Parteón de los Reyes porque en la zona hay un magnetismo especial que hace que las brújulas se descontrolen. Por ello, muchos lo consideran una “puerta al infierno” llena de magia y misterio.
El monarca también era muy aficionado a la alquimia. Esta antigua práctica combinaba elementos científicos con la astrología y el espiritualismo. Para realizar estos “experimentos” mandó construir la ‘Casa de Aguas’ como si fuera un gran laboratorio donde se intentó encontrar la piedra filosofal.
La ‘octava maravilla del mundo’
La gran majestuosidad que desprende este monumental conjunto hace que muchos consideren que el Monasterio de El Escorial es “la octava maravilla del mundo”. Por lo pronto, la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad en el año 1984.
El rey emérito Juan Carlos I fue el último monarca que vivió en este palacio, durante su época de estudiante. Ahora, no sabe si podrá ser enterrado junto a todos sus antepasados que descansan en su cripta.
Finalmente, el valor de los libros que guarda en su biblioteca, así como las numerosas obras de arte que cuelgan en sus paredes, hacen que lo menos valioso que custodian sus muros sean los famosos ladrillos de oro que colocó Felipe II.
