Madrid es una ciudad envidiada por muchos de turistas que la visitan anualmente esperando ver sus grandes monumentos. La Puerta del Sol, la Gran Vía, el Palacio Real… son esos grandes bastiones madrileños que todos quieren visitar.
Sin embargo, para los que viven aquí la cosa es diferente. Están tan acostumbrados a ver estos turísticos sitios a diario que muchas veces piensan que Madrid “no da más de sí”.
En ese sentido, se equivocan. La capital de España es tan inmensa que seguro que hay madrileños de toda la vida que todavía no han visitado ninguno de los monumentos que hoy vamos a mostrar aquí.
Saca papel y boli para apuntar todos estos curiosos sitios desconocidos de Madrid para que, la próxima vez que salgas a pasear, te sientas un turista más en tu misma ciudad.
Un bien de interés cultural en medio de Lavapiés
En el barrio de Lavapiés se levanta un imponente edificio que muchos madrileños seguro que jamás han reparado en él. Estas son las Escuelas Pías de San Fernando.
Desde 1996 cuentan con la denominación de Bien de Interés Cultural. A pesar de ello, solo se conservan las ruinas de lo que fue un gran complejo educativo en el siglo XVIII.
El padre Juan García de la Concepción, fundo en 1729 el Colegio de San Fernando. Este era conocido popularmente por los vecinos del barrio como, simplemente, el Colegio de Lavapiés.
En estas instalaciones recibían clases un numeroso grupo de niños que no tenían el dinero suficiente para poder acceder a una educación de calidad. Allí aprendían a leer y a escribir gracias a los párrocos que regentaban el lugar.
Nada más comenzar a estar operativas, estas escuelas ya contaban con más de 2000 alumnos. Las donaciones de los reyes Carlos III y Carlos IV fueron cruciales para poder ampliar el edificio.
Como ya hemos dicho, actualmente solo se conservan las ruinas que se inauguraron en el 2004 tras una fuerte remodelación. Por desgracia, esta modificación oculta al paseante lo más bello de las Escuelas Pías.
Para conocerlo, qué mejor que pasear por el animado barrio de Lavapiés y descubrir este desconocido monumento con nuestros propios ojos.
Las ‘tetas’ de Madrid
En ocasiones parece que Madrid se acaba donde empieza la M-30 y menudo error más grande. No solo el centro guarda tesoros a los que poder hacerles una visita.
Fuera del agitado centro se encuentra el Cerro del Tío Pío. Seguramente por este nombre muy poca gente sepa de lo que hablamos, pero si decimos ‘el Parque de las Siete Tetas’ seguro que no hay duda.
¿Por qué ese curioso nombre? Pues su origen está relacionado con la forma ondulada que toman las colinas que dibujan la silueta del parque. En total son siete, de ahí esta denominación.
Esta curiosa forma no es casualidad. A principios del siglo XX, en esta zona había un poblado de chabolas. Hasta los años 80 no se expropiaron estas infraviviendas.
Fue entonces cuando se remodeló el terreno y se creó este parque. Los montículos no son más que los restos de las chabolas que las excavadoras enterraron a su paso por allí.
Si subimos a la cima de alguna de ellas, podemos observar una de las vistas más espectaculares de Madrid. Desde allí se contempla casi toda la capital y, si vas a última tarde, uno de los mejores atardeceres.
La “Capilla Sixtina” en Madrid
En el Paseo de la Florida, muy cerca de la Estación de Príncipe Pío podemos ver dos pequeñas ermitas que muchas veces pasan desapercibidas para la mayoría.
Esta es la Ermita de San Antonio de la Florida, dedicaba a la veneración de San Antonio de Padua. Desde 1905 cuenta con el título de monumento histórico-artístico.
Madrid ha sido muy devoto de San Antonio, por ello, a lo largo de las afueras de la capital se construyeron varias ermitas dedicadas a su culto. Esta es de las pocas que se conservan.
Lo más importante de esta pequeña y desconocida ermita es que en su interior guarda varios tesoros. El primero de ellos es que los frescos de su cúpula los pintó nada más y nada menos que el mismo Goya.
Es muy curioso que, para que el humo de las velas y el calor de los feligreses no destruyeran estos frescos de incalculable valor, se buscó una original solución.
La idea que se realizó fue construir una ermita idéntica al lado. Así, la original permanecería cerrada y en perfecto estado de conservación, mientras que la copia podía seguir siendo utilizada por todos los madrileños.
Otro de las grandes joyas que guarda este templo son los restos de uno de los pintores más importantes de la historia del arte español: Francisco de Goya.
Aunque Goya murió en Francia, sus restos viajaron por distintas localizaciones hasta encontrar su tumba definitiva. En 1919 se trasladaron desde la Sacramental de San Isidro, hasta este lugar. Aquí siguen, descansando bajo sus propios frescos.
Los dos museos de la historia de Madrid
Madrid es tan extenso, que la capital no cuenta con un solo museo de la historia de la capital, sino con dos.
El primero de ello es el llamado Museo de San Isidro o Museo de los Orígenes de Madrid. Este se sitúa en la plaza de San Andrés, en el barrio de La Latina.
La muestra de este museo recorre la historia desde la ciudad desde la misma prehístoria hasta el establecimiento de la corte, nombrando a Madrid como capital de España.
El edificio se encuentra en la Casa de San Isidro. Supuestamente fue aquí donde vivió y murió el santo junto a su mujer Santa María de la Cabeza.
Además de todo lo relativo al los orígenes de la capital, el Museo también conserva el famoso pozo original donde San Isidro realizó su gran milagro.
El segundo Museo de la Historia de Madrid, se encuentra en la calle Fuencarral. El imponente edificio de color salmón era el Real Hospicio de San Fernando, que data del siglo XVIII.
La portada de este museo es una de las obras más importantes del barroco civil español. Su filigrana y su alto detallismo la destacan sobre el resto de la arquitectura de la capital.
Este museo es una continuación del Museo de San Isidro. Su colección empieza en el siglo XVI hasta el mismo siglo XX. Un total de 14 salas te hacen recorrer toda la historia de Madrid.
Los Austrias y Borbones quedan inmortalizados en este museo. También los tapices que se hacían en el Madrid del siglo XVIII. El ambiente de los cafés del XIX, los grandes madrileños de la historia... todos tienen su sitio aquí.
El gran panteón nacional de hombres ilustres
Cerca de El Retiro, en el barrio de Pacífico, se encuentra este espectacular mausoleo desconocido para muchos. Se trata del Panteón de Hombres Ilustres de Madrid.
La idea de construir un panteón para los políticos más ilustres de España surge en las Cortes Generales, en el año 1837. EL lugar elegido para ello, fue la Iglesia de San Francisco el Grande.
Una vez elegido el lugar, una comisión se encargó de ir recopilando los restos de los grandes hombres de España para que descansaran todos juntos en esta gran tumba homenaje.
Fue imposible encontrar a personajes como Cervantes, Lope de Vega o Tirso de Molina. También se intento buscar a Murillo, Don Pelayo, Goya o Jovellanos sin éxito.
Al final, los primeros habitantes de este monumento fueron los poetas Garcilaso de la Vega y Juan de Mena; los escritores Francisco de Quevedo y Calderón de la Barca; los arquitectos Ventura Rodríguez y Juan de Villanueva, entre otros.
Años después, estos restos se devolverían a sus lugares de origen, desechando la idea de crear un mausoleo nacional donde poder seguir admirándoles.
Tras la Guerra de la independencia, la reina María Cristina vuelve a retomar esta idea y saca a concurso la construcción de un nuevo mausoleo nacional.
El proyecto que gana es un conjunto de estilo neobizantino inspirado en la Plaza del Duomo de la ciudad italiana de Pisa. En 1899 concluyó su construcción.
Allí se vuelven a enterrar los restos de políticos tan importantes como Martínez de la Rosa, Mendizábal, Arguelles, Cánovas del Castillo, Sagasta o Eduardo Dato.
El lugar en el que se paró el tiempo
Cuando recorres Madrid con la línea 1 de metro, si te fijas, podrás observar que hay una estación por la que el tren pasa, pero nunca para. Esa es la Estación fantasma de Chamberí.
Situada entre las estaciones de Iglesia y Bilbao, el tiempo se detuvo en el año 1966 cuando Metro decidió que no era necesaria. Esto fue porque las dos anteriores se alargaron y dejaron a esta sin utilidad.
Construida en 1919, fue considerada una de las estaciones más bonitas de Madrid. La gente, cuando se inauguró este novedoso método de transporte, no estaba muy segura de querer usarlo.
Para animar a los madrileños a utilizar el transporte público, se decidió embellecer las estaciones con azulejos brillantes y coloristas, para que el metro no solo fuera un medio de transporte, sino algo digno de admirar.
Durante la Guerra Civil, se convirtió en un refugio hacia el que muchos madrileños corrían cuando las temibles alarmas que avisaban de los bombardeos comenzaban a sonar.
Tras su cierre en los 60, cuarenta años pasó la Estación de Chamberí completamente abandonada. Fue entonces cuando se decidió restaurar para convertirla en un curioso museo.
El Anden 0 es hoy un centro de interpretación de Metro de Madrid. Gracias a que se tapiaron los accesos exteriores, se consiguió conservar su interior prácticamente intacto.
Bajar a este original museo te hace volver a atrás, a aquella época en la que los billetes se picaban y la publicidad se pintaba a mano y con pincel.