Los árabes llegaron a la península ibérica y se quedaron en ella durante siglos. Su paso por aquí dejo una huella imborrable que recorre casi todos los rincones del país. Aún hoy mantenemos esa herencia que aquí nos dejaron.
Aunque al pensar en la huella árabe, nuestra cabeza lo asocia con Al-Andalus, lo cierto es que este pueblo es protagonista indiscutible en la historia de Madrid.
La capital de España es la única en Europa con nombre y origen árabe. Hoy vamos a conocer los pocos vestigios árabes que aún se conservan por las calles de Madrid.
Del ‘Mayrit’ árabe al Madrid actual
Para hablar de los orígenes de Madrid, hay que trasladarse a finales del siglo IX. El emir cordobés Muhammad I decide construir una gran fortaleza junto al río Manzanares. Esta estaba situada donde hoy se encuentra la catedral de la Almudena.
Alrededor de esta pequeña fortaleza, empieza a crearse una humilde y pequeña villa que se empezó a conocer como Mayrit, que significaba “tierra rica en agua”. Este vocablo árabe evolucionaría hacia lo que hoy conocemos como Madrid.
Un ejemplo actual que pretende homenajear a la figura de Muhammad I es el Parque del Emir Mohamed, situado a los pies de la catedral de la Almudena. Este tiene en su interior parte de la construcción más antigua de Madrid: la muralla árabe del siglo IX.
Diseñado para albergar estos restos, su diseño trata de imitar los típicos jardines de estilo andalusí que podemos encontrar en monumento tan importantes como la propia Alhambra de Granada.
Lo más impresionante de este lugar es la fuente que se encuentra en el centro de parque. Su original diseño tiene forma de estrella. Además, está rodeado de multitud de plantas de origen árabe que recrean aquel Madrid incipiente que acababa de nacer.
La Almudena, una patrona muy árabe
No se sabe muy bien cuál es el origen de la palabra Almudena. En la actualidad, existen dos versiones que tratan de ubicar el significado que tiene esta palabra tan importante para los madrileños.
La primera de ellas cuenta que proviene de la palabra “al-mudy”, cuyo significado es: depósito de cereales. Otros dicen que viene de “al-muayna”, es decir, ciudadela.
Este último vocablo hace referencia a esta primera villa de Madrid incipiente que surgió en torno a la fortaleza árabe donde hoy se encuentra el ya citado parque.
La leyenda cuenta que los habitantes de unos pequeños terrenos cercanos al Manzanares tenían miedo de que los árabes, a su llegada, le hicieran daño a la talla de la Virgen María que veneraban con devoción.
Para evitar tal desgracia, se les ocurrió esconderla dentro de la muralla. De esta manera, las piedras de esta fortaleza no solo protegerían a la pequeña ciudadela, sino también a su virgen más querida.
Muchos años después nadie era capaz de encontrar dónde habían puesto a la virgen. El rey Alfonso VI decidió convocar una procesión en su honor, aunque no hubiera talla que pasear por las calles de Madrid.
Según caminaban cerca de esta muralla, de pronto, se desprendieron unas pierdas dejando a la vista un hueco. Allí se encontraba la Virgen de la Almudena que, como si fuera un milagro, decidió aparecer ante todos los madrileños.
Los cronistas cuentan que, en ese momento, la virgen apareció con dos cirios encendidos. El pueblo de Madrid comenzó a venerarla aún más hasta que en 1382 el Papa Pablo VI la declaró patrona de la capital.
La poca huella árabe en la arquitectura madrileña
Aunque prácticamente toda la arquitectura árabe ha desaparecido de las calles de Madrid, lo cierto es que todavía se puede contemplar varios vestigios que dan fe de la presencia de este pueblo en la capital.
El barrio de la Morería madrileña trascurre entre callejuelas muy cerca del parque de las vistillas. Aunque prácticamente es irreconocible, hay huellas árabes en zonas como la torre de la iglesia de San Pedro el Viejo.
Este templo se construyó sobre la mezquita del barrio y es, a día de hoy, una de las construcciones religiosas más antiguas de toda la capital. Esta fue levantada a mediados del siglo XIV y se puede visitar en el barrio de La Latina.
Su torre es de estilo mudéjar. Está ligeramente inclinada porque se construyó para conmemorar la victoria contra los benimerines en Algeciras. Los encargados de edificarla fueron los musulmanes que decidieron permanecer en la capital bajo dominio cristiano.
Otra de las pocas torres mudéjares que se conservan en Madrid es la de la iglesia de San Nicolás de los Servitas. Esta se construye en lo que fue la antigua medina de Mayrit, muy cerca de la muralla árabe que cercaba la ciudad.
Es muy curiosa la historia de esta torre porque hasta el año 1912 estaba cubierta por un par de edificios que la tapaban por completo. No fue hasta su demolición que se dieron cuenta de este patrimonio árabe que escondía Madrid.
No está demostrado, pero numerosos estudios apuntan a que esta torre pudo ser un minarete. Desde aquí es donde el muecín o almuédano llama a los fieles musulmanes para que acudan a la oración.
La impronta árabe en la actualidad
A partir de entonces, los reinos cristianos reconquistaron la península ibérica y, desde entonces, la huella árabe en numerosas ocasiones se ha intentado borrar del mapa histórico español.
Sin embargo, eliminar el poso que deja una cultura que habitó España durante siglos es prácticamente imposible. Por ello, aún hay asociaciones culturales que reivindican este patrimonio y se encargan de que no se pierda.
Una de ellas es la Casa Árabe, en la calle Alcalá número 62. Su origen no tiene nada ver con el uso que se le da ahora. Este curioso edificio se construyó a finales del siglo XIX para ser la sede de las Escuelas Aguirre.
Estas fueron un proyecto de Lucas Aguirre y Juárez. Este personaje prácticamente desconocido estaba muy comprometido con la educación de los madrileños, por ello empleó parte de su fortuna en que ninguno de ellos se quedará sin formación.
La arquitectura del edificio coincide con una corriente orientalista que surge en el siglo XIX cuya principal característica era el gusto por lo exótico y lo llamativo. Este se dio mucho en Madrid de la mano del arquitecto Emilio Rodríguez Ayuso.
Debido a su estilo neomudéjar que evoca a las grandes construcciones musulmanas, en 2006 se decide implantar aquí la sede de la Casa Árabe. Este es un centro de estudios y fomento de la cultura árabe.
La otra sede de la Casa Árabe se encuentra el Córdoba. Esta institución es una pieza clave en las relaciones internacionales de España con los heterogéneos países que conforman el mundo árabe en la actualidad.
Madrid nació de la mano del pueblo árabe y la historia decidió que era buena idea borrar este origen. Menudo error más grande. La pérdida de este inconmensurable patrimonio árabe será siempre imperdonable.
Este error histórico, finalmente, lo pagamos los que hoy recorremos sus calles buscando los pocos restos que quedan de esta rica huella. Pero Madrid, siempre será Mayrit y sus aguas seguirán corriendo pase quien pase por ella.