Cerca de la Puerta del Sol hay una pequeña calle peatonal que muchas veces pasa desapercibida. Sus bares y terrazas esconden que allí estuvo una de las galerías comerciales más importantes de Madrid: esta es el Pasaje Matheu.
Cubierto de cristales, y siendo uno de los lugares en los que se hacía un gran culto al lujo, hoy es todo un desconocido para los madrileños. Descubre la historia de este famoso pasaje de Madrid que quedó en el olvido.
El antiguo convento de Nuestra Señora de la Victoria
El Pasaje de Matheu se encuentra en la calle Espoz y Mina y Victoria. Solo hay que andar unos metros desde la Puerta del Sol para encontrarse con él. Sin embargo, no siempre fue así.
Antes de su construcción, aquí se encontraba el desaparecido Convento de Nuestra Señora de la Victoria. Este contaba con una huerta y una famosa tahona que abastecía de pan recién hecho a toda la zona.
El convento llevaba en la zona desde que Madrid se convirtió en la capital de España, allá por el siglo XVI No era de los más famosos de la capital, sin embargo, entre sus paredes se encontraba la Virgen de la Soledad, una imagen muy venerada por los madrileños del momento.
La Desamortización de Mendizábal en 1836 fueron una serie de leyes que permitieron poner a la venta del público en general los grandes bienes de la iglesia. Uno de ellos fue este convento.
Matheu Rodríguez, el empresario catalán que se hizo con medio Madrid
El empresario catalán Manuel Matheu Rodríguez decide invertir en inmuebles y, tras la desamortización, compra el enorme solar que ocupaba este antiguo convento.
A Matheu se le ocurrió una idea: construir en ese lugar un lujoso bulevar a imagen y semejanza de los que existían en aquella época en la capital de Francia. Las obras duraron tan solo 4 años.
Esta galería comercial se bautizó con el nombre de Pasaje de Matheu, en honor a su ideólogo. Esta se inauguró el 18 de febrero de 1847, hace justo 174 años.
Al Pasaje de Matheu no le faltaba ni un solo detalle. En su interior albergaba tiendas tanto de ropa de señora como de caballero. Además, era el propio empresario el encargado de importar a España la moda extranjera.
Lo más curioso de toda esta construcción es que estaba cubierta con un techo de cristal con forma elíptica de tres metros de altura. Hasta la época, no había otra galería comercial en toda España con estas características.
Además de ello, en su entrada había un montón de esculturas alegóricas al comercio, a la riqueza y a la elegancia. Las grandes fortunas de Madrid se paseaban por allí para comprar sus caprichos.
Las primeras terrazas de Madrid estuvieron aquí
El Pasaje Matheu era único en el país, pero no solo fue pionero por su construcción. En este lugar se instalaron los primeros bares con terraza de Madrid.
Tomarse algo en una terraza parece que siempre se ha podido hacer en Madrid. Es algo tan típico como el cocido o los callos. Sin embargo, cuando llegaron de la mano de los franceses no convencieron a todo el mundo.
Los madrileños de la época se reían de los bares que tenían mesas en las puertas. “¡Cómo serán por dentro para que no quepan ni unas mesas!” decían al pasar al lado de alguno de estos establecimientos.
Hoy, todos estamos deseando que llegue el buen tiempo para poder disfrutar de unas cervezas sentados al sol de una terraza. Ahora ya sabemos dónde se pusieron las primeras en Madrid.
Café París vs. Café Francia
Los cafés parisinos llegaron a Madrid con mucha fuerza. Esta galería comercial se convirtió en un punto de encuentro de todos los franceses que convivían en la capital.
El siglo XIX fue la época de los grandes cafés madrileños. Sin embargo, las bulliciosas cafeterías españolas no tenían nada que ver con estos finos cafés parisinos de los que se decía que “hasta los cubiletes de los dados eran de cuero para que no hicieran ruido”.
En el Pasaje de Matheu estaban dos de los más famosos: el Café París y el Café Francia. Ambos los separaban un par de metros, pero entre los dos había una gran rivalidad.
En el Café de París se solían citar los franceses de ideología conservadora y monárquica. Por otra parte, al Café de Francia acudían los galos republicanos y de ideas progresistas. El enfrentamiento estaba servido.
Una de las anécdotas más famosas relacionadas con estos cafés franceses se remonta al 14 de julio de 1915, día de la Fiesta Nacional en Francia.
En aquella época, se estaba disputando la Primera Guerra Mundial. España no participaba en ella, pero no quiere decir que fuera imparcial. Por este motivo, no gustó ni un pelo que aquel día los franceses afincados en Madrid se pusieran a cantar La Marsellesa.
Como el Pasaje Matheu era un punto de encuentro de todos los galos adoptados por Madrid, allí se citaron todos aquel 14 de julio. Cuando empezaron a cantar su himno, apareció la policía y les echaron de muy mala manera.
Las otras galerías comerciales de Madrid
Este incidente en el Pasaje Matheu supondría el principio del fin de esta galería comercial. Hacia los años 20 del siglo XX comenzó su debacle hasta que terminó por cerrar. Años antes ya había perdido hasta su famoso techo de cristal.
Aunque fue uno de los primeros, la galería del empresario catalán no fue la única que hubo en Madrid. A lo largo de todo el siglo XIX estas calles comerciales al estilo parisino se hicieron muy famosas en la capital.
Otra de las mas famosas fue el Pasaje de Murga, situado en la calle Montera. Fue el tercero construido en la capital junto al Matheu y el Pasaje Iris (ya desaparecido).
La Gran Galería muy cerca de la Gran Vía o el Pasaje de los Relojeros en la calle Carretas son otros de los muchos ejemplos del éxito que tuvieron este tipo de establecimientos en el Madrid decimonónico.
Los centros comerciales dejaron antiguados a estos pasajes. Entrar en ellos es huir del bullicio de las céntricas calles de Madrid y conocer un lugar en el que parece que se ha detenido el tiempo.