Hoy en día, son pocos los restaurantes que continúan elaborando comida de verdad. Hablamos de esa cocina que nos recuerda a nuestras abuelas y que es insuperable, auténtica y casera.
Es muy frustrante recorrer los innumerables barrios de Madrid y ver cómo multitud de casas de comidas han cerrado o se han adaptado a los nuevos tiempos.
Sin embargo, las que sobreviven se valoran cada día más. Compiten contra las grandes franquicias, apostando por los puestos del mercado de toda la vida y siendo fieles al mejor género.
Algunas llevan más de medio siglo sirviendo callos, preparando estofados y potajes, o dando de comer fastuosamente por un precio ajustado. Estas son algunas de las mejores casas de comidas de Madrid.
El Bierzo
‘Precios asequibles por comidas maravillosas’ es el lema del Restaurante El Bierzo, nacido en 1971. Sus dueños se llaman Miguel y Clementina, procedentes de San Ciprián de Sanabria, un pueblo perdido entre montañas que tuvo su propio dialecto.
El ambiente encantador acompaña a una sabrosa cocina casera, sana y nutritiva. A fin de cuentas, es la clásica casa de comidas tan común antiguamente y tan difícil de encontrar a día de hoy.
Entre los platos más demandados se encuentran la cecina del Bierzo, el hígado encebollado, los riñones al jerez, acelgas al ajoarriero, ensalada de pimientos y las judías al estilo de Sanabria. Además, ofrecen perdiz estofada o ciervo por encargo.
En cualquier caso, lo mejor es dejarse aconsejar y tomar los platos del día o los de temporada. La materia prima es adquirida en el mercado de Barceló o traída directamente de Sanabria.
Por cierto, no te vayas sin probar las natillas -o cualquier de sus postres caseros, si estas no son santo de tu devoción- ni su famosísimo café. Si lo haces, seguro que no te olvidas de él fácilmente.
Se ubica en la calle de Barbieri 16, entre Gran Vía y Banco de España, en el barrio de Chueca.
La Sanabresa
El 20 de mayo de 1964, La Sanabresa ofrecía sus primeros menús. Una casa de comidas reconocible y económica desde sus inicios, según cuentan los más viejos del lugar.
Sus camareros han trabajado allí prácticamente toda la vida: Joaquín y Antonio son el alma del establecimiento. El primero lleva allí desde 1979, y el segundo comenzó en 1991 y ahora es el heredero del negocio.
En los fogones se encuentra la mujer de Antonio, que lo ha aprendido todo de la anterior cocinera. La carta no ha variado: berenjenas espectaculares, callos sublimes y el cocido sigue siendo los martes.
No puedes pasar por alto, bajo ningún concepto, el rabo de toro, la pechuga Villeroy, el pollo en pepitoria, el conejo al ajillo o la ternera guisada. La receta del flan ha ido pasando de generación en generación, hasta día de hoy.
Se localiza en la calle Amor de Dios 12, al lado de Antón Martín, en pleno barrio de Las Letras.
Casa Mundi
Hermógenes Martín abrió las puertas de Casa Mundi en 1984.
Los fogones siempre han estado a cargo de su mujer, hasta hace un par de años que se jubiló. Actualmente, un cocinero ha continuado con su legado y los platos siguen igual de deliciosos que siempre.
Productos de primerísima calidad y una cocina de mercado son los grandes sellos de identidad de este mítico espacio gastronómico. Lo que más llama la atención es que su nivel no ha flaqueado ni un ápice en más de tres décadas.
Como recomendaciones, las alubias blancas del Barco de Avila, el bonito con tomate, calamar gordo de potera en su tinta, salmonete de roca, lomo de buey, rabo de toro y los piononos de Santa Fe.
Se sitúa en la calle de Donoso Cortés 14, al lado de Quevedo y Canal.
Casa Adolfo
Adolfo del Barrio es el dueño del negocio familiar que cogió su padre en 1962. Su madre, a sus 79 años, aún se deja caer por los fogones de esta sencilla taberna ubicada.
Adolfo tiene trabajo por partida doble: atiende en sala y prepara croquetas o salmorejos en la cocina. Le ayudan siete personas más, en las que se incluye su hermana, María. Todo está delicioso, pues hasta un plato tan simple como unos huevos con patatas y chistorra te hará babear.
Suelen elaborar más de cien comidas al mediodía, todas ellas tradicionales por supuesto. Una jornada cualquiera, el menú puede estar formado por seis primeros y ocho segundos.
Según ellos mismos, lo más emocionante de todo es escuchar las anécdotas de la gente, especialmente de los mayores, que aparecen por allí diciendo que se conocieron en ese lugar.
Se encuentra en la calle de Bravo Murillo 27, entre las paradas de metro de Quevedo y Canal.
La Castañal Marisquería
En pleno 2021 ya no son tan habituales, pero hubo un tiempo en el que cada distrito de las grandes ciudades tenía su propia marisquería. O, mejor dicho, sus propias marisquerías.
La Castañal es un ejemplo de manual. Se trata de un espacio sin grandes pretensiones, ya que tan solo cuenta con 12 mesas, pero con un género envidiable.
Un lugar de tradición familiar que lleva abierto desde 1961, primero como bar y luego especializado en mariscos gallegos. Desde el año 1991, traen lo mejor de lo mejor de O’Grove, Costa da Morte y Moaña.
Si pasas por aquí en temporada, no te irás sin degustar unos camarones, unas centollas, navajas, berberechos, almejas o cigalas. Entre sus clásicos, también están los arroces con bogavante y los callos con garbanzos.
Se ubica en la calle Berruguete 78, entre Francos Rodríguez y Valdeacederas.