Pintoras, científicas, políticas, revolucionarias… pero ante todo: madrileñas

Fátima de Madrid, María Inés Calderón, Teresa Cabarrús, Rosario de Velasco… todas ellas fueron madrileñas que marcaron un hito en la historia. Sin embargo, sus nombres quedaron en el olvido por culpa de una sociedad que se encargó de invisibilizarlas.

La mejor manera de reivindicar su figura es que las futuras madrileñas sepan que, antes que ellas, ya hubo muchas que anduvieron para que las resto pudiera correr.

Ojalá llegue el momento en el que hablar de estas mujeres como si fueran extraordinarias fuera absurdo. Será entonces cuando la igualdad sea tan plena que a nadie le extrañará su presencia.

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‘La Calderona’, una reina madrileña en la sombra

María Inés La Calderona

Si te hablo de María Calderón seguro que no se te ocurre quién es. Si te digo ‘La Calderona’ quizás tampoco. Esto es lo que pasa con los referentes femeninos a lo largo de la historia.

María Calderón fue una de las actrices más famosas del siglo XVII. A pesar de sus grandes méritos sobre las tablas, la historia se ha encargado de que sea recordada como una casquivana.

El Siglo de Oro de la literatura española fue famoso por la prolífica creación teatral. Sin embargo, una obra de teatro no solo es mérito de su autor, sino también de aquellos que interpretan sus historias.

‘La Calderona’ fue una niña que apareció abandonada en una cesta en la puerta de Juan Calderón. Este era un importante empresario teatral de la época que decidió adoptarla y hasta darle su apellido.

Esta madrileña, criada entre las tablas de los teatros de su padre adoptivo, acabó siendo actriz. Debutó en 1627 en el Corral de la Cruz. Ese día cambiaría su vida para siempre.

Entre el público había un espectador muy especial. No era otro que el mismo rey Felipe IV. Desde el primer momento en que vio a María, este se quedó totalmente prendado de su belleza.

Aunque ambos estaban casados, comenzaron un turbulento romance que tenía en vilo a todos los madrileños del momento. Sobre todo a la reina Isabel de Borbón. ‘La Calderona’ acabaría en un convento encerrada.

Sin embargo, de este amor nació don Juan de Austria. El monarca decidió reconocer a este hijo. Sería el único descendiente fuera del matrimonio de Felipe IV al que el monarca le otorgó el título de príncipe.