Pintoras, científicas, políticas, revolucionarias… pero ante todo: madrileñas

Fátima de Madrid, María Inés Calderón, Teresa Cabarrús, Rosario de Velasco… todas ellas fueron madrileñas que marcaron un hito en la historia. Sin embargo, sus nombres quedaron en el olvido por culpa de una sociedad que se encargó de invisibilizarlas.

La mejor manera de reivindicar su figura es que las futuras madrileñas sepan que, antes que ellas, ya hubo muchas que anduvieron para que las resto pudiera correr.

Ojalá llegue el momento en el que hablar de estas mujeres como si fueran extraordinarias fuera absurdo. Será entonces cuando la igualdad sea tan plena que a nadie le extrañará su presencia.

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Teresa Cabarrús, la madrileña que ‘revolucionó’ Francia

Teresa Cabarrús

Una de las vecinas de Carabanchel más famosas fue Teresa Cabarrús. Esta nació en el año 1773 en este madrileño barrio. Su vida fue toda una aventura que transcurrió entre Madrid y Francia.

Para los españoles, Teresa es prácticamente una desconocida. Sin embargo, en el país vecino es conocida como ‘Notre-Dame de Thermidor’, es decir, ‘Nuestra Señora de Termidor’.

Cabarrús pertenecía a una familia aristócrata que se había asentado en Madrid. Era hija del fundador del Banco de San Carlos, el antepasado del actual Banco de España. Posteriormente sería nombrado Ministro de Finanzas por José Bonaparte.

Como su padre quería reforzar su imagen en Francia, decide casarla con un marqués galo que la llevaría a presentarse ante la misma corte del rey Luis XVI. Sin embargo, Teresa no era feliz.

A pesar de los lujos, Teresa Cabarrús decide regalar todas sus joyas y divorciarse de su marido. De esta manera abandonaría toda esta vida de excesos para convertirse en una mujer libre.

Madrileñas
Teresa Cabarrús

A partir de aquí, esta madrileña se convertiría en toda una revolucionaria que participaría activamente en el desarrollo de la Revolución Francesa. Su valentía la llevó a arriesgar su vida propia en salvar la vida de los demás.

Teresa Cabarrús llegó a acudir a la boda de Napoleón. Sin embargo, decidió aprovechar esta gran influencia para salvar a cientos de personas de morir decapitadas en la guillotina.

Años después Manuela Malasaña tendría un papel totalmente contrario con los franceses, pero igual de importante para la historia de Madrid.