Paseando por la mismísima calle Princesa hay un pequeño jardín que no llama mucho la atención. Lo que muchos no saben es que tras él se encuentra uno de los monumentos más impresionantes de Madrid: el Palacio de Liria.
Escondido tras las rejas, la residencia de la Casa de Alba aguarda expectante a que los visitantes descubran el valor incalculable del legado que custodia entre sus paredes. Descubre su historia y anímate a visitar esta joya.
El ‘Ducado de Liria’, el regalo de Felipe V a su amigo James
El Palacio de Liria es la residencia oficial de la Casa de Alba. Antes de conocer la historia de este singular edificio, es conveniente conocer de dónde viene este ducado nobiliario.
De entre todas las casas nobles de España, quizás una de las más importadas y más conocidas sin duda es la Casa de Alba. Su titulo proviene del llamado Ducado de Liria, del que tomará nombre este palacio.
Su nombre, ‘Liria’, tiene su origen en la localidad de Liria, situada en Valencia. Fue creado por el Rey Felipe V como regalo a un fiel amigo que combatió en la Guerra de Sucesión.
Este era James Fitz-James, uno de los hijos ilegítimos del rey Jacobo II de Inglaterra. Su madre, Arabella Churchill, era hermana de un duque inglés. De su relación extramatrimonial nacieron un total de cuatro hijos. Además, es una de los antepasados de la propia Lady D.
Pero, ¿cómo llega esta familia a España? Pues gracias al hijo de James: el segundo duque, Jacobo Fitz-James Stuart y Colón. Este noble residía en París, pero decidió construirse en 1767 una gran mansión en Madrid.
El ‘pedazo de carne’ del que nació el Palacio de Liria
Para diseñar su nueva residencia madrileña, el duque contó con dos grandes arquitectos: Louis Guilbert y Ventura Rodríguez. De este último toma el nombre la para de metro que se encuentra a las puertas del Palacio de Liria.
El estilo elegido fue el francés, debido a que el duque residía en el país vecino. Su magnificencia y lujo llegaron a hacerle sombra al propio Palacio Real, que se encontraba muy cercano al mismo.
En 1785 fue inaugurado. La nueva residencia del Duque de Alba se convirtió en la casa más envidiada. Pero no solo en España, sino a nivel internacional gracias a la gran fama que tenía esta familia nobiliaria.
El palacio cuenta con un jardín delantero y otro trasero. También está formado por cuatro plantas que en su interior guardan auténticos tesoros de la historia del arte.
La ubicación no es arbitraría. El duque pidió que su palacio se construyera en el lugar más sano de toda la ciudad. Antes de iniciar las obras, los arquitectos instalaron trozos de carne en diferentes partes del barrio para realizar un experimento.
Tras esto, dejaron pasar unos días y volvieron a mirar estos pedazos de carne. El que menos podrido estaba se encontraba en la calle Princesa. Por este motivo, se decidió construir aquí el Palacio de Liria.
La guerra civil casi acaba con este monumento
El Palacio de Liria fue uno de los objetivos de los bombardeos aéreos lanzados durante la Guerra Civil. La Legión Condor sobrevolaba a diario la zona y lanzaba sus misiles sobre los madrileños.
Las bombas hicieron que el palacio quedara casi destruido por completo. Lo único que se mantuvo en pie fue la fachada exterior. También sufrió varios incendios que hicieron peligrar su continuidad.
Por suerte, el Museo del Prado, el Banco de España y la Embajada de Reino Unido fueron los salvadores de las numerosas obras de arte que guardaba en su interior.
Con el desarrollo del conflicto, estas obras se trasladaron a Valencia junto al propio Gobierno de la República. Allí se hizo una exposición pública que mostraba todas estas posesiones de la Casa de Alba. En los folletos ponía lo siguiente:
A la vuelta de la contienda, el padre de la duquesa Cayetana, Jacobo Fitz-James Stuart prometió reconstruir el hogar familiar. Regresó del exilio en Londres, donde era embajador, y se entrevistó con el propio Franco.
El ‘Generalísimo’ no era muy amigo de la nobleza y no le motivaba la idea de devolver el legado artístico de la Casa de Alba que tenía resguardado a salvo de las bombas que sus amigos los alemanes tiraban.
A pesar de ello, el duque insistió para que se lo devolvieran. A pesar de las pegas del dictador, consiguió recuperar su gran legado. Su hija Cayetana continuaría esta tarea cuando muere su padre en 1953.
Los importantes tesoros que custodia este palacio
Cuando paseas por el interior del Palacio de Liria, lo primero que te encuentras es con una monumental escalera principal. En el friso, hay inscrita una frase que mandó poner el padre de la conocida famosa Cayetana:
«Para los dioses inmortales, que permitieron que heredase estas cosas, no solamente para mí sino para mis descendientes»
Jacobo Fitz-James Stuart | Duque de Alba
En las paredes cuelgan obras de arte de artistas de primer nivel como Tiziano, Zurbarán o Goya. También hay fotos personales en todos los rincones del edificio. Hay que recordar que, aunque en parte se pueda visitar, el Palacio de Liria nunca ha dejado de ser la residencia privada de la Casa de Alba.
Entre la gran cantidad de estancias que posee esta residencia de los Albas, hay una que guarda una anécdota muy curiosa. La Sala Zuloaga recibe su nombre del pintor ‘de cámara’ de esta familia nobiliaria.
En una parte de ella podemos contemplar un escritorio que perteneció al mismo Napoleón III. Sin embargo, hay un pequeño detalle que le hace sombra. No es otra cosa que un cuadro de una niña a caballo junto a un Mickey Mouse.
Esta niña es nada más y nada menos que la mismísima Cayetana de Alba. Con ellos, la mediática duquesa pasaba las horas muertas jugando en los inmensos pasillos del Palacio de Liria.
Otra de las habitaciones más importantes des la ‘Sala Goya’. Aquí se encuentra el famoso retrato original que pintó el pintor aragonés a la famosa Cayetana de Silva Álvarez de Toledo, XIII Duquesa de Alba. Se dice que ambos tuvieron un fuerte romance.
Lujosos salones de baile, comedores inmensos y una magnifica biblioteca completan la visita del Palacio de Liria. Esta última guarda en su interior importantes documentos como un dibujo pintado por el mismísimo Cristóbal Colón o una primera edición de Don Quijote de La Mancha.
Cómo visitar el Palacio de Liria
A pesar de seguir siendo una residencia privada, las visitas al Palacio de Liria son posibles. Para poder disfrutar de todas las joyas que atesora, hay que comprar unea entrada en su web oficial.
Desde la propia institución recomiendan adquirir las entradas con antelación, pues la visita se realiza en grupos. No están permitidas fotografías en su interior.
En poco más de una hora podrás descubrir uno de los tesoros que más desapercibidos pasan en Madrid. Pocos dirían que detrás de ese jardín de la calle Princesa se encuentran una gran cantidad de tesoros de valor incalculable.