Hace ya un año que los madrileños vivimos inmersos en pandemia. El coronavirus ha cambiado la vida diaria y los rituales diarios de los españoles se han transformado radicalmente.
Según un estudio realizado por el grupo de comunicación BBDO&Proximity en colaboración con la agencia de investigación Sumar experta en Behavioural Economics, revela que no comemos igual, no cuidamos de nuestro aspecto como antes, ni conservamos las mismas pautas al final del día.
La suma de todos estos cambios cotidianos ha provocado que una parte importante de los participantes del estudio declare que duerme peor que antes, el 35,7% de las mujeres y del 22% de los hombres.
Pero si hay algo que ha cambiado de forma radical la vida laboral de los españoles es el teletrabajo. El no ir a la oficina ha provocado una digitalización masiva de todos los sectores productivos de nuestra economía y las empresas tecnológicas han experimentado un crecimiento muy exponencial.
En 2019, el teletrabajo había aumentado en un 5% según datos de la Organización Mundial del trabajo “OIT”. Sin embargo el boom se ha dado este 2021 situándose en que 37% de los trabajadores hace su trabajo a distancia de forma total o parcial.
La pandemia ha cambiado nuestra apariencia física
La pandemia también ha cambiado nuestra forma de arreglarnos. El trabajo en remoto y la falta de encuentros sociales ha impulsado una relajación de los códigos de vestimenta y nuestra apariencia física.
De acuerdo al estudio realizado por el grupo de comunicación BBDO&Proximity, el 26,9% de los españoles ahora se preocupa menos por la ropa que lleva puesta, un 18,6% le da menos importancia que antes a su apariencia física. Además, el 30,6% de los españoles afirma preocuparse menos por sus rutinas de cuidado físico.
Estos cambios nos cuentan cómo la pandemia nos ha hecho darle prioridad a la comodidad frente a la apariencia, tendencia que viene soportada por los estantes de las marcas de moda, dónde cada vez coge más protagonismo el chándal, las prendas cómodas y los pijamas de calle.
El uso de la mascarilla también ha afectado de forma clara a rituales tan arraigados como el maquillaje. Un 34,5% de mujeres afirma haber variado su rutina de maquillaje y un 16,7% ahora solo se maquilla los ojos.
El coronavirus ha hecho que un 41% de los españoles coma más sano
La forma de alimentarnos también ha cambiado desde que el coronavirus llegó a nuestras vidas. Según este estudio, un 41,4% de los españoles declara que ahora realiza sus comidas en casa con platos más elaborados y también más sanos. A su vez se deriva que las mujeres dedican más tiempo al momento de la comida que los hombres.
No obstante, en la cultura española el comer es mucho más que la comida en sí. En el ritual de la comida echamos de menos la sobremesa, como así lo refleja un 47% de los encuestados que añoran el contacto personal directo en ese distendido momento después de comer con familiares y amigos.
La falta de vida social ha cambiado los hobbies
Los rituales que realizamos al final de nuestra jornada de obligaciones también se han transformado. Ese momento tras la jornada laboral o académica que antes era para socializar, quedar con amigos y tomar unas cervezas ha cambiado mucho tras un año de pandemia.
Según el estudio de BBDO&Proximity y Sumar, un 61% de los españoles echa en falta reunirse con su familia y amigos al acabar la jornada laboral. Sobre todo, con los amigos, el 43,7% afirma echar de menos este tipo de reuniones sociales.
Por otro lado, esta falta de vida social ha cambiado los hobbies de los madrileños. Un 33% de los entrevistados dice pasar más tiempo en el sofá y el consumo de televisión, series o películas se ha convertido, más que nunca, en la forma de ocio favorita para un 36,6% de los españoles.
Además, un 24% ha aumentado su tiempo de uso de las redes sociales y en la investigación se detecta que también el móvil traspasa la puerta del dormitorio, nos llevamos más veces el móvil a la cama.
Pero también se han incrementado otras actividades que no tienen que ver con la tecnología. Debido a la pandemia leemos más y escuchamos más música de lo que lo hacíamos antes. Sobre todo las mujeres y los mayores de 55 años.