Seguramente si le preguntas a los madrileños cuál es su edificio favorito, es posible que no se encuentre entre los elegidos. Lo que muchos no saben es lo especial que es el protagonista de esta entrada.
Las Torres Colón, el querido “enchufe de Madrid” fueron pioneras en la capital. Hoy, esperan una reforma que las borrará del skyline madrileño para siempre. Conoce su historia antes de que solo puedas disfrutar de ellas en las postales.
Lo que pudo ser el Palacio Real de Madrid
Las Torres Colón se encuentran en la calle Génova, esquina con el paseo de la Castellana. Esta construcción forma parte de la propia idiosincrasia de la Plaza de Colón, de la que toman su nombre.
Antes de ella, en este lugar se encontraba la casa palacio de Luis de Silva. Este era un bloque de pisos con la fachada curva. Es curioso, porque en su interior, Benito Pérez Galdós escribió sus obras más importantes.
Si nos remontamos a muchos años más atrás, cuando Madrid todavía era una pequeña villa en el centro, esta zona era conocida como ‘la Huerta de Loinaz’. Estaba situada en los extramuros de la muralla madrileña.
Cuentan los cronistas que, tras incendio del Real Alcázar en 1734, Felipe V quiso construir lo que en un futuro sería el Palacio Real. Varios arquitectos presentaron sus proyectos.
Juvarra fue uno de los que lo hicieron. Al parecer, este arquitecto quería que la ubicación del nuevo Palacio Real fuera justo la zona en la que se encontraba la Huerta de Loinaz. Por tanto, lo que hoy son las Torres Colón, en su tiempo pudo ser uno de los monumentos más espectaculares de todo Madrid.
Antonio Lamela, el padre del actual Santiago Bernabeu
Cuando el desarrollismo llegó a España, Madrid cambió por completo. Los edificios empezaron a repuntar por encima de las viviendas y el negocio inmobiliario vivió una de sus épocas doradas.
En 1967 se pone en marcha el proyecto que daría lugar a las Torres Colón. Para ello, Antonio Lamela, uno de los arquitectos más importantes del momento, presentó un proyecto en el consistorio de la capital.
Antonio Lamela, además de las Torres Colón, también firmó la remodelación y ampliación del Estadio Santiago Bernabéu, realizada en 1988. También diseñó la famosa Terminal 4 del Aeropuerto de Barajas.
Actualmente, ‘el enchufe’ es el 11º edificio más alto de Madrid. En su tiempo, llegó a ostentar el título de edificio de oficinas más alto de Madrid hasta que la vecina Torre Picasso se lo arrebató en 1989.
Con 110 metros de altura y 23 plantas, Antonio Lamela ideó un edificio único, no solo en su diseño, sino también en su construcción.
Las curiosa construcción de las Torres Colón
Lo más importante de estas torres es que cumplen ese curioso refrán que dice que es imposible “empezar la casa por el tejado”. Antonio Lamela, sin embargo, lo consiguió.
Es muy curioso porque las Torres Colón no se apoyan en pilares como las construcciones normales. Estas cuelgan de la parte superior del edificio, del famoso enchufe.
¿Cómo se hizo esto? Pues lo primero fue construir dos columnas a modo de núcleo. A partir de aquí, se empezaron a construir las plantas desde arriba, hacia abajo. Esto fue todo un hito en la arquitectura madrileña.
En principio iba a ser un edificio de viviendas de lujo. Cada planta sería un piso. Sin embargo, una decisión del Ayuntamiento de Madrid cambiaría su destino para siempre.
Las obras se quedaron “a medias”
Las Torres Colón iban a ser viviendas. Para que así fuera, debían cumplir una ordenanza municipal que decía que no podía superar los 9 metros de altura. Con sus 23 pisos, era imposible.
Por este motivo, el alcalde Carlos Arias Navarro decidió ordenar que pararan las obras. Incluso pidió que fueran derribadas. Por este motivo, las Torres Colón se dejaron a medias durante tres años.
El conflicto se llevó a los tribunales. Finalmente se pudo seguir construyendo. A cambio, los propietarios debían cobrar una indemnización. La rechazaron a cambio de convertirlas en oficinas.
Tras todo este litigio, en 1975 se inaugurarían las Torres Colón. La primera empresa que tuvo su sede aquí fue la mediática Rumasa. Estos decidieron que se llamaran “Torres de Jerez” porque ahí nació el negocio de su polémico dueño: Ruiz-Mateos.
El origen del famoso ‘enchufe’
En 1992 otra nueva ordenanza municipal volvería a alterar la historia de las Torres Colón. La nueva ley decía que había que construir una escalera de evacuación contra incendios.
Aunque construir una escalera puede parecer fácil, lo cierto es que esta suponía una importante remodelación en el edificio. Para llevarla a cabo, se pusieron en contacto con Carlos Lamela, hijo del arquitecto que las creó.
En aquel momento, la empresa propietaria se negó a parar a sus trabajadores para instalar la escalera en el interior del edificio. Para solventar el problema, Lamela Hijo pensó en una curiosa solución.
Las escaleras se instalarían fuera, entre las dos torres. Para sostenerlas, diseñó una carcasa que se situaría en la azotea del edificio. Este es el famoso enchufe de estilo art-decó que corona las Torres Colón y con el que muchos las rebautizaron.
Esta solución iba a ser provisional. Sin embargo, al final acabaron quedándose y convirtiéndose en uno de los símbolos más reconocibles por todos los que visitan Madrid.
Tras la reforma, sería la Mutua Madrileña la que comprara el edificio. Hoy sigue siendo la propietaria que llevará a cabo la reforma que acabará con su curioso diseño para siempre.
Así serán las nuevas Torres Colón
La reforma proyectada para las nuevas Torres Colón costará más de 65 millones de euros. Sus idearios argumentan que son “feas” y que, la mejora, “les devolverán el carácter innovador con el que nacieron”.
Sin embargo, no todo el mundo opina lo mismo. La Asociación en Defensa de las Torres de Colón no comparte esta visión y pide una especial protección a un edificio que es único desde el punto de vista arquitectónico. Tampoco el hijo del propio Lamela está de acuerdo con esta decisión.
Las obras eliminarán el tan icónico enchufe. También eliminarán alguna planta abajo que serán añadidas en la parte de arriba. El exterior de las nuevas torres también cambiarán totalmente.
Fea o no, lo cierto es que ‘el enchufe’ hoy es todo un símbolo de Madrid. Tras la remodelación, este icónico edificio quedará en ese lugar en el que todo es eterno: la memoria de los madrileños.