Los días de sol, La Latina convive con una vorágine de madrileños buscando disfrutar de uno de los barrios más castizos de la capital. Entre tanto ajetreo, es normal que haya detalles que pasen desapercibidos.
Cuando parece que uno conoce todo sobre Madrid, aparece una joya como esta y te sorprende. Seguro que muchos no saben de la existencia de estos desconocidos Jardines del Príncipe de Anglona.
El secreto que esconden los sótanos del Palacio de Anglona
Antes de perdernos por los Jardines del Príncipe de Anglona tenemos que conocer el edificio al que, en su tiempo, pertenecía. Junto a él se encuentra el palacio particular a el que estaban unidos.
Antes de llegar a las manos del Príncipe de Anglona, este palacio tuvo muchos dueños. El primero de todos fue Francisco de Vargas, uno de los consejeros de los Reyes Católicos.
Este ilustre palacio se encuentra entre la calle Segovia, calle San Andrés y calle del Príncipe de Anglona. Esta zona es conocida como el famoso ‘Madrid de los Austrias’.
Una de las curiosidades más impactantes de este palacio es que sus sótanos albergaban un gran secreto. Bajo él existían unos túneles que conectaban directamente con el Palacio Real.
Con los años, este edificio sería abandonado. Su mal estado llevó a plantear la opción de que fuera demolido. En 1987, Madrid le rescataría para uso municipal. Sin embargo, en su interior conviven dependencias públicas con viviendas particulares.
Un príncipe totalmente enamorado del arte
Tras hablar de este ilustre edificio, vamos a conocer al protagonista que da nombre a este curioso jardín. Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Alfonso-Pimentel, que así se llamaba, fue el propietario del palacio durante el siglo XIX.
El Príncipe de Anglona era conocido por su inclusión en la guerra de la Independencia contra los franceses. Los historiadores cuentan de él que se enfrentó con gran serenidad y valentía a los galos.
Pedro, zamorano de nacimiento, era uno de los hijos menores del duque de Osuna. Su familia era muy amiga del pintor Francisco de Goya, de ahí que aparecieran en varios cuadros que hoy se conservan en el Museo del Prado.
No solo eso, este noble fue director del Museo del Prado durante el reinado de Fernando VII. Su amor por la pintura le llevó a convertirse en académico de honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Por todo ello, podemos hablar del Príncipe de Anglona como uno de esos ilustrados que quisieron traer la modernidad a aquella España del siglo XIX que buscaba hacer realidad la promesa de una constitución real.
Los desconocidos Jardines del Príncipe de Anglona
Aunque te puedas situar más o menos para poder encontrar el lugar del que hoy hablamos, lo cierto es que me apuesto a que pasas por la puerta y aún no te das cuenta de que allí se encuentra esta joya escondida.
Los Jardines del Príncipe de Anglona está rodeados por una tapia que les resguarda del bullicioso y turístico Madrid de los Austrias. Es por eso que esta localización es tan especial.
Aunque pertenecía al palacio, el ayuntamiento decidió rescatarlo y convertirlo en un parque de uso público. Desde el año 2002 está disponible para que todos los madrileños y curiosos puedan disfrutar de él.
El palacio es anterior a su patio. Fue en el siglo XVIII cuando el Príncipe de Anglona decide construir estos jardines que guardan en su construcción un secreto: son colgantes.
Existe un gran desnivel entre la calle Segovia y la plaza de la Paja. Para salvar esta diferencia de altura, estos jardines se construyeron sobre un terraplén artificial de estructura colgante. Esto les convierte en una construcción única.
El artista que ‘pintó’ los Jardines del Príncipe de Anglona
Como el Príncipe de Anglona era un gran amante de las artes, decidió que el proyecto de los jardines de su casa debía estar en manos de un pintor. Para ello eligió a Javier de Winthuysen, un artistas de origen flamenco pero sevillano de nacimiento.
El estilo que eligió para plasmar en estos jardines fue el neoclásico, sin embargo, también quiso que su obra tuviera un toque hispanoárabe andaluz. De ahí nace la importancia del agua en su interior.
Una fuente en el centro del jardín preside la estancia. De ella salen unos caminos que dividen el espacio. En su interior, numerosas plantas hacen de este lugar todo un refugio en pleno centro de Madrid.
El jardín tiene 500m². En sus jardineras conviven acacias, plataneras, higueras y otros grandes árboles que proporcionan una sombra exquisita. Todo en sí invita a abrirse un buen libro y disfrutar de este lujo en pleno centro.
Cuando vuelvas a pasear por la plaza de la Paja tendrás que abrir muy bien los ojos para que este oasis de paz no pase desapercibido. Madrid es tan inmenso que nunca dejará de sorprendernos.