Madrid, tal y como la conocemos, es un cúmulo de madrileños, edificios y momentos históricos. Algunos aún perviven en la memoria y en las calles de la capital, otros solo nos queda imaginarlos.
El Palacio Xifré era uno de los edificios más impresionantes de Madrid. Con su arte orientalista, entrar en él era como trasladarnos a la Alhambra. Una mala gestión le convirtió en escombros. Conoce su curiosa historia para que siga siendo inmortal.
El lujoso ‘barrio de los Banqueros’
Durante el siglo XIX, las grandes fortunas de Madrid querían mostrar que ellas eran las que más postín tenían en toda la capital. Para ello, comenzaron a construir palacios a lo loco, a cada cual más espectacular.
La mayoría de estos palacios se concentraban en la zona de Recoletos, Paseo del Prado y paseo de la Castellana. Debido a que aquí se empezaron a instalar estas grandes familias, este lugar era conocido como ‘el barrio de los banqueros’.
De los más de 50 edificios que se construyeron en el siglo XIX, hoy solo sobreviven apenas 10. Uno de los que, por desgracia, desaparecieron era el conocido como ‘Palacio de Xifré’, en pleno Paseo del Prado.
Esta es la historia de José Xifré y su familia
Los Xifré eran una familia de empresarios catalanes que se habían afincado en Madrid. Su inmensa fortuna provenía de sus negocios con los territorios españoles en alta mar, sobre todo en Cuba.
José Xifré llegó a Madrid y decidió entrar en esa competencia feroz entre los nobles por ver cuál de ellos tenía el palacio más bonito. Lo cierto es que él ganó con creces.
Su palacio ocupaba el lugar en el que hoy se encuentra el Ministerio de Sanidad. Nada tenía que ver la casa de Xifré con el feo edificio que hoy alberga estas dependencias ministeriales.
Durante el romanticismo se puso de moda adorar el arte oriental por el exotismo que desprendía. Este empresario catalán era uno de los enamorados de todo lo relacionado con este estilo.
Tanto era su furor que al arquitecto que le encargó el proyecto le mandó 6 meses a Granada para que tomara notas de cómo se construyó la Alhambra y qué decoración debía usar.
Además de ello, Xifré también viajó personalmente por Andalucía y por todo el norte de África recogiendo objetos con los que amueblar el palacio que se estaba construyendo en Madrid.
Así era el maravilloso Palacio de Xifré
El Palacio de Xifré se empezó a construir en el año 1862. Tan solo fueron necesarios tres años para crear una auténtica maravilla que enseguida se convertiría en la envidia de todo Madrid.
La casa de este empresario era como tener un trocito de la Alhambra en pleno Madrid. En sus paredes reina el horror vacui que hace de él toda una joya de la arquitectura en la capital.
La inspiración vino directamente de la maravilla mundial que tenemos en Granada, sin embargo, también hay muestras en las que se puede contemplar una gran influencia de la Mezquita de Córdoba.
El Palacio de Xifré era pues una de las grandes muestras de ese neomudéjar madrileño que uno se encuentra a cada paso que da por esta inmensa ciudad tan lejana de Oriente.
Una joya repartida por toda España
A pesar de ser la envidia de todos, el Palacio Xifré no correría muy buena suerte. Tras pasar a manos de los herederos de su ideólogo, finalmente en el año 1917 sería completamente abandonado.
Un tiempo fue la residencia del Embajador de México, sin embargo, las obras de modernización acabaron con él. En los años 40, en plena dictadura, una inmobiliaria decidió adquirirlo y demolerlo por completo.
El Palacio de Xifré era tan impresionante que ni siquiera las máquinas demoledoras pudieron acabar del todo con él. Su interior se encuentra repartido por toda España. Esto denota la gran obra de arte que albergaba en su interior.
Parte del parqué fue adquirido por la embajada francesa. La fachada se trasladó a un hotel de Segovia. Su escalera principal se instaló en Chiloeches, un pueblo de Guadalajara. A pesar de ello, gran parte de esta joya acabaría en la basura, bajo los escombros.
En este lugar se construyó la Casa Sindical. Sin embargo, poco después se construiría lo que hoy se la sede del actual Ministerio de Sanidad, con aspecto que nada tenía que ver a aquella joya oriental.
De haber seguido en pie, seguro que hoy sería uno de los grandes atractivos turísticos de la capital. Sin embargo el rastro de aquella ‘Alhambra madrileña’ acabaría en el más puro olvido, siendo otro de los grandes crímenes contra el patrimonio artístico de Madrid.