El imponente Museo del Prado lleva 200 años en pie. Dos siglos que lo han consagrado como uno de los museos más prestigiosos del mundo, gracias a las obras maestras que cuelgan de sus paredes: Goya, Velázquez, el Greco, Tiziano, Rubens o el Bosco, entre muchos otros.
Podríamos afirmar que no hay ningún madrileño -ni español-, a no ser que realmente residan en Marte, que no sepa de su existencia. Distinto es que lo hayan podido contemplar con sus propios ojos, eso sí.
Cada año, decenas de millones de personas recorren sus pasillos y galerías. Esos más de 40.000 metros cuadrados que albergan un sinfín de secretos y que permanecen ocultos a la mayoría.
Después de leer todas estas curiosidades y leyendas, la visita al Museo del Prado puede que te apetezca, si cabe, aún más. ¡Prepárate para emprender una ruta totalmente diferente!
3Para el pueblo, sin el pueblo
En sus inicios, la entrada al Museo del Prado no estaba permitida a todos los ciudadanos. Ni mucho menos.
Para acceder a sus galerías era necesario conseguir una autorización firmada por algún miembro relevante de la corte, y solo podía hacerse un día a la semana. Concretamente, los miércoles en horario de 9 a 14 horas.
Hubo que esperar a mediados del siglo XIX para que el Prado abrira sus puertas a cualquiera que quisiera disfrutar del arte. Eso sí, nada de hacerlo durante los días de lluvia: hasta bien entrado el siglo XX el suelo era de madera, por lo que la humedad era muy poco recomendable.