El río Manzanares tiene un nuevo molesto inquilino: la mosca negra. Estos insectos forman enjambres, muerden provocando picaduras dolorosas y tienen gran capacidad de vuelo pudiendo llegar a recorrer hasta 50 kilómetros. Este insecto produce afecciones en la salud humana, en la economía del sector ganadero y en la ecología ya que sus picaduras afectan también a las aves. Por estos motivos, el Ayuntamiento de Madrid ha tenido que tomar cartas en el asunto y ha comenzado a controlar esta plaga para evitar que sean un vector transmisor de enfermedades es clave y más en situación pandémica.
Las primeras moscas negras llegaron a la Comunidad de Madrid en 2013 en varios municipios situados junto a las cuencas de los ríos Jarama y Tajuña, además del Henares a su paso por Arganda del Rey, Mejorada del Campo, Rivas-Vaciamadrid, San Fernando de Henares, Titulcia, Velilla de San Antonio, Alcalá de Henares y Torrejón de Ardoz. Fue en los años 2017 y 2018, las primeras larvas de la mosca negra llegaron a la capital en las inmediaciones del río Manzanares en los distritos de Villaverde y Usera, donde el río circula libremente.
Hoy, la mosca negra sigue en el Manzanares causando problemas a los madrileños que residen en la zona. “Abres la ventana y entran un montón de moscas”, relata María, que vive en Madrid Río. No obstante, desde Cibeles ya se han puesto manos a la obra para echar a este molesto habitante de la capital.
EL AYUNTAMIENTO INVIERTE 50.000 EUROS PARA LUCHA CONTRA LA MOSCA NEGRA
Con el objetivo de solucionar este problema de plagas, el Ayuntamiento de Madrid está llevando a cabo una campaña contra la mosca negra en el cauce del río madrileño. Estas actuaciones ya se fueron en un éxito en 2020. Según un estudio de Madrid Salud, el tratamiento en cinco tramos del río erradicó el 87,15 % de las larvas, es decir, redujo 2.627 larvas por kilo de masa vegetal a tan solo 307.
Ya desde 2019, el Ayuntamiento de Madrid comenzó a desarrollar de manera sistemática el Plan de Vigilancia y Control de estas moscas en el curso fluvial como consecuencia del contrato de Gestión de poblaciones de Moscas Negras en el entorno del Manzanares.
Para evitar la reproducción de la mosca negra se aplican tratamientos de fumigación biocidas en larvas y pupas dirigidos a reducir su presencia y, de forma complementaria, se llevan a cabo labores de desbroce de la vegetación de la ribera que es soporte de larvas y refugio de ejemplares adultos.
El consistorio madrileño ha destinado algo más de 50.000 euros anuales para tratamientos de desinsectación. El plan de actuación contempla al menos cinco aplicaciones de los larvicidas mediante fumigación en cinco puntos: Azud de El Pardo, Playa de Madrid, Puente de los Franceses, Presa 9 y Novosur.
LA MOSCA NEGRA PROVOCA PICADURAS SANGRANTES
El mayor problema de la mosca negra son las picaduras que este insecto produce en los humanos y en algunos animales. Algunos hortelanos y operarios que faenan cerca del río o personas que realizan actividades deportivas y de ocio junto al cauce las han sufrido.
La mosca negra muerde porque necesita sangre para madurar los huevos. El insecto posee mandíbulas aserradas con las que es capaz de generar una herida que se caracteriza por la aparición de un punto central rojo y una inflamación, normalmente sangrante. Primero es una mancha, después se convierte en picadura para posteriormente convertirse en ampollas. Asimismo, se inflama la zona donde se encuentre la herida y conlleva un picor horrible.
Los efectos de la picadura dependen de la sensibilidad del individuo. En hipersensibles puede requerir atención médica y empleo de antibióticos, mientras que en sensibles puede producir un fuerte picor con dolor local y edema. Sin duda, la mosca negra es un problema para la ciudadanía y es tarea del ayuntamiento erradicar esta especie que ha invadido el río Manzanares.