Los restos de lo que un día fue la Gran Vía desaparecen sin poder hacer nada. Las tiendas de ropa conquistan un lugar que antes estaba repleto de cultura. Frente a ello, la resignación de ver como el progreso no siempre es hacia delante.
En el número 37 de la gran avenida madrileña se encontraba uno de los cines más importantes de España. No era otro que el Avenida. En sus sótanos, una de las salas de fiestas de las que pasaron a la historia: el Pasapoga.
Repasemos la historia de aquel tiempo en el que la Gran Vía no tenía nada que envidiarle a Brodway y los madrileños bailaban hasta desgastar los zapatos en pleno centro de la capital.
LA GRAN VÍA DE LOS GRANDES CINES
La Gran vía estaba llena de cines desde plaza de España hasta la misma calle Alcalá. Todos estos cinematógrafos se construyeron sobre todo en los años veinte y treinta del siglo XX.
en gran vía había hasta 13 cines
Los madrileños acudían a ver películas los fines de semana. El lujo de estas salas les hacía olvidar las penurias de una dura posguerra llena de hambre y miseria. En aquel entonces, en la Gran Vía había un total de 13 cines, no queda prácticamente ninguno.
Uno de los más famosos era el Cine Avenida, en el número 27 de la Gran Vía. Diseñado por José de la Quadra Salcedo, fue inaugurado en 1928. En aquel momento concluían las obras del segundo tramo de la gran columna vertebral madrileña.
La primera película que se proyectó en el Cine Avenida fue ‘El Ángel de la Calle’. Al principio eran mudas, sería la II República la que traería el cine sonoro a Madrid. La primera sonora en proyectarse aquí fue Drácula.
LA VIDA EN EL CINE AVENIDA
El Cine Avenida intercalaba las películas con el teatro. Su sala tenía espacio para un total de 1632 localidades. Con el tiempo, en los años 60, el escenario dedicado a la interpretación desaparecería. En los 90 esta inmensa sala se dividiría en dos.
Una de las cosas que más les llamaba la atención a los madrileños era su cartel luminoso. Sin duda este atractivo convirtió al Cine Avenida en uno de los más famosos de toda la capital.
Aunque hoy pueda parecer prácticamente un artículo de lujo, el cine siempre ha pertenecido al ocio de las clases más humildes de la sociedad. Durante la Guerra Civil, los madrileños no dejaron de acudir nunca a disfrutar de la magia del cine.
Entrar en estos lugares te permitía viajar en el tiempo y el espacio sin tener que moverte de la butaca. También funcionaban como refugios del alma, contra las bombas y contra el dolor de la guerra.
ESPIAS Y SWING EN LOS SÓTANOS DE LA GRAN VÍA
Sin embargo, el Cine Avenida guardaba un secreto en sus sótanos. Aquí se encontraba uno de los cabaret más lujosos e importantes de toda España: el famoso Pasapoga.
La palabra ‘Pasapoga’ viene de unir las sílabas de los apellidos de sus dueños. Patuel, Sánchez, Porres y García fueron los padres de esta mítica sala de fiestas madrileña.
Esta sala abrió sus puertas en 1942, en plena posguerra. En este lugar había una sala de billares que fue abandonada tras la dura contienda que vivió Madrid.
Una de las cosas que le hacía única era el lujo de sus instalaciones. Mármol, tapices, espejos… no faltaba ni un solo detalle. Había gente que decía que el suelo del Pasapoga era de oro por lo mucho que había costado.
El ‘Pasa y Paga’, como muchos le llamaban, también fue escenario de grandes intrigas dignas de películas de espía. Por aquí se mezclaban los nazis que venía a la España de la posguerra y los espías americanos buscando información.
‘pasa y paga’: así era conocido por lo caro que era
También pasaba por aquí gente de la talla de Ava Gadner o Frank Sinatra. Incluso cosas totalmente inverosímiles para la España de la época como transexuales se paseaban por estas lujosas salas.
A ritmo de swing, a finales de la década de los 70, el Pasapoga casi desaparece preso de las llamas de un gran incendio. Finalmente, acabaría cerrando definitivamente en 2004.
EL PRESENTE Y EL FUTURO DEL CINE AVENIDA
En la actualidad, el lugar que antes ocupaban las butacas del Cine Avenida está ocupado por estanterías y ropa de una famosa cadena sueca. El consumismo pudo, una vez más, con la cultura.
Ya en 1995 hubo un intento de convertir el Cine Avenida en un centro comercial, sin embargo, el Ayuntamiento de Madrid se negó en rotundo. La protección del edificio pudo contra el dinero.
Finalmente, en 2009 se instaló esta tienda que hoy anuncia que no ha podido resistir las envestidas del Covid y cierra sus puertas. El futuro de lo que fue este famoso cine vuelve a ser incierto.
el futuro del número 37 de la gran vía vuelve a ser incierto
El pesimismo nos hace creer que a este emblemático lugar será muy difícil que vuelva la cultura. Seguramente, lo único que cambie será el letrero para volver a instalar una nueva tienda.
En el recuerdo de los madrileños quedan esos fines de semana en familia disfrutando de la magia del Cine Avenida, igual que esas noches de desfase bailando swing en su sótano.