La antigua plaza del Arrabal vio nacer a un Madrid que empezaba a florecer más allá de los muros de la antigua fortaleza árabe. Sus edificios son de los más antiguos de la capital. Entre ellos, la Casa de la Panadería.
Recorre la historia de un edificio histórico que sobrevivió a varios incendios. Este es el corazón de la plaza Mayor, pues a partir de él nació el resto. Viajemos al siglo en el que Madrid no era más que una pequeña villa del centro del país.
LA ANTIGUA PLAZA DEL ARRABAL
En el siglo XV en Madrid empezaron a florecer numerosos mercados callejeros de manera espontánea. Una de los más importantes se situaba en la plaza del Arrabal, llamada así por encontrarse fuera de la muralla. Los comerciantes se localizaban aquí porque, al estar extramuros, no tenían que pagar impuestos.
En este lugar empezó a surgir un núcleo urbano muy importante, por lo que se decidió construir una importante plaza, que es la que hoy conocemos. La Plaza Mayor nacía en Madrid.
Juan Gómez de Mora sería en encargado de construir la Casa de la Panadería de la Plaza Mayor. Este terminaría su construcción en el año 1619. En su interior albergaba la tahona municipal de la Villa.
Tras el segundo incendio de la plaza en 1672 el edificio acabaría en ruinas. La Casa de la Panadería sería reconstruida en tan solo dieciséis meses. Del tercer incendio, en 1790, se libraría.
Esta casa superviviente de las llamas le sirvió a Juan de Villanueva para reconstruir el resto del caserío de la plaza. Es por esto que se la pueden considerar como el corazón de la plaza Mayor, pues el resto de edificios se basan en ella.
LA FUNCIÓN DE LA CASA DE LA PANADERÍA
La Casa de la Panadería está formada por varias alturas. Sus bajos albergaban la tahona principal de la Villa. Desde aquí se repartía el pan a la mayoría de las casas de los madrileños.
En sus sótanos se encontraban las caballerizas de los panaderos. El primer piso esta destinado a los despachos del Peso Real y del Fiel Contraste de Madrid.
Justo encima también se construyó un salón dedicado al disfruto de la Casa Real. Desde aquí el rey y su familia disfrutaban d ellos espectáculos, fiestas y actos de fe que se celebraban en la Plaza Mayor.
La Casa de la Panadería, por tanto, podría ser considerada como un pequeño palacio en plena Plaza Mayor. La única peculiaridad es que sus salones siempre olían a pan recién hecho.
LAS IMPORTANTES PINTURAS DE SU FACHADA
Lo que más llama la atención de este edificio madrileño, sin duda son los dibujos de su fachada. Sin embargo, estos no son los originales pues la Casa de la Panadería guarda un problema.
La orientación del edificio hace que le reciba un gran sol durante gran parte del día. Por este motivo, los motivos que adornan su fachada se deterioran cada cierto tiempo. También sufrieron mucho con la construcción del aparcamiento subterráneo de la Plaza Mayor
En el año 1988, el Ayuntamiento de Madrid convocó un concurso público para acometer una nueva decoración de la fachada. Ganó el pintor Carlos Franco.
El proyecto de este pintor hizo que la Casa de la Panadería fuera decorada por personajes mitológicos como Cibeles, Proserpina, Baco o Cupido. También podemos encontrar diseños propios del artista o dibujos relacionados con la historia de Madrid. Estos se llevaron a cabo en el año 1992.
EL PRESENTE DE LA CASA DE LA PANADERÍA
Como su vecina, la Casa de la Carnicería, por las salas de la Casa de la Panadería han pasado numerosas instituciones a lo largo de su centenaria historia.
Allí tuvo su sede la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, entre 1745 y 1774. También se instaló posteriormente la Real Academia de Historia. A finales del siglo XIX, este edificio pasaría a manos del Ayuntamiento de Madrid.
A partir de aquí, se convertiría en la segunda Casa Consistorial de la Villa. Más tarde pasó a ser la sede la Biblioteca Municipal y del Archivo Municipal de la Villa.
En la actualidad, su planta baja alberga el Centro de Turismo de Madrid. Parte de sus dependencias están ocupadas por la Dirección de Turismo de la empresa municipal Madrid Destino. También hay un salón dedicado a celebrar bodas civiles.
El resto del edificio está cerrado. Lo peor es que no es visitable. El destino dirá qué pasará con uno de los edificios más antiguos de la capital. Seguro que muchos madrileños estarían encantados de visitar su emblemática Casa de la Panadería.