Muchos de los que visitan por primera vez la capital se han quedado con la boca abierta al pasear por uno de los corazones del centro. Los colosales edificios que coronan la plaza de España impresionan a cualquiera que pase por sus pies.
Desde su construcción, el Edificio España se convirtió en uno de los grandes símbolos de la capital. Lo que empezó como un intento de modernidad, ha pasado por muchas etapas no siempre buenas. Conoce la historia de este monumental hotel que hoy hace las delicias de los amantes de las alturas.
EL DOLOR DE LA POSGUERRA MADRILEÑA
El Edificio España comenzó a construirse en el año 1948. En plena posguerra, Madrid era una capital que intentaba volver a brillar como antes de la contienda.
En este lugar se instaló uno de los hoteles más lujosos de la capital. En aquel tiempo, la Gran Vía era una lujosa calle llena de cines y teatros a la que la gente acudía vestida con sus mejores y más caras galas.
El Hotel Plaza del Edificio España se inauguró en 1953. A esta primera fiesta acudió hasta el mismísimo Francisco Franco. Los hermanos Otamendi fueron los encargados de diseñar y construir lo que pronto se convertiría en uno de los símbolos de Madrid.
La idea era clara: Madrid tenía que dejar atrás la época oscura que acaba de vivir. Por ello se llenó de luces y de estrenos, aunque esto no significara dejar atrás el dolor, la miseria y la tristeza que se había imprimido en la ciudad.
EL EDIFICIO ESPAÑA, EN NÚMEROS
El Edificio España le arrebató el título de edificio más alto de Madrid a su no tan lejano vecino de la Gran Vía: el edificio de Telefónica. Sus 26 plantas y sus más de 117 metros de altura le otorgaron tan denominación. Sin embargo, no tardó mucho en perderla, pues la vecina Torre de Madrid de Plaza España le volvió a desbancar.
Para poder acceder a estas 26 plantas se instalaron en su interior un total de 32 ascensores. En su interior una curiosidad: en la gran botonera que tienen no existe el número 13. De hecho, se eliminó esta planta del Hotel por pura superstición.
La fachada del Edificio España también es monumental. Esta mide 32 metros. Además, tiene una simetría perfecta. Es sin duda uno de los edificios más grandes de todo el centro de Madrid.
Uno de sus grandes secretos actuales es su piscina en la azotea. En aquel tiempo, cuando nadie tenía una piscina, saber que la cima de un edificio de 117 metros había una maravillaba a todos los madrileños.
Cuando los hermanos Otamendi diseñaron el Edificio España, lo concivieron como una ciudad independiente dentro de la misma ciudad. De hecho, este hotel contaba con unos aljibes capaces de almacenar más de 500 toneladas de agua.
ASÍ ERA ESTE EMBLEMÁTICO EDIFICIO
Por el Hotel del Edificio España desfilaban los artistas más famosos del panorama mundial. Si te subías a sus míticos ascensores podías coincidir con gente como la mismísima Sofía Loren.
En este establecimiento hotelero trabajaban más de 500 empleados. En un mismo día podían llegar a tener más de 4.500 personas alojadas en sus lujosas habitaciones.
En su interior, además del hotel, también tenía varias oficinas y 184 viviendas privadas. Era una auténtica suerte poder vivir en aquel momento en el Edificio España de Madrid.
LA ACTUALIDAD DEL EDIFICIO ESPAÑA
El Edificio España empezó a rodar entre las manos de numerosos inversores hasta que, en el 2006, la empresa que lo poseía cayó en quiebra. En aquel momento, su interior quedó totalmente deshabitado y sin uso durante varios años.
Tan abandonado estaba el lugar, que hasta se pensó en derribarlo. Sin embargo, un grupo de vecinos se negó a ello. Las firmas que recogieron los madrileños consiguieron salvar a este coloso de plaza España.
Finalmente, llegó el salvador. El hotel RIU se instaló dentro del Edificio España. De nuevo las habitaciones de este mítico símbolo del centro se volvieron a llenar de historias.
La Gran Vía ha perdido lustre, pero por sus adoquines siguen discurriendo millones de vidas a diario. Muchas de ellas las encontramos a pleno sol haciendo cola para disfrutar de las vistas que este hotel ofrece.
Hace no mucho conocimos la noticia de que en sus bajos se iba a instalar un gran centro comercial de un conocido empresario textil.
RIU ha querido mantener gran parte de la decoración original. Por este motivo, entrar en este hotel es como viajar a aquellos años 50 en los que Madrid brillaba con un brillo especial, casi importado de aquellos grandes bulevares de Hollywood.