La actividad ilegal de las narcoparcelas de la Cañada Real deja sin luz y sin agua a las viviendas chabolistas del asentamiento. La sobretensión de las plantaciones de marihuana de estas viviendas provocó que hace meses se cortará el suministro de luz en el asentamiento chabolista. Además, se les ha cortado el agua corriente que reciben a través de las cañerías, de modo que todas las familias tienen que comprar agua potable adicional a la que les sirve el ayuntamiento con camiones cisterna en tanques de agua.
Actualmente, en la Cañada Real hay contabilizadas alrededor de 120 microplantaciones en sendas parcelas. Estas chabolas están siendo motivo de inseguridad y falta de luz para las familias, que normalmente tienen muchos hijos y que por lo general se han asentado sin problemas durante años en la Real Galiana. Este apagón desde el mes de octubre del 2020 hace miles de familias con menores a su cargo vivan sin luz desde el invierno y ahora en verano se suma el corte del agua que siempre se da a finales de mayo.
A oscuras, los vecinos explican que la anterior compañía de luz, nunca les había cortado el suministro de electricidad. Sin embargo, la compañía actual suministradora de luz Naturgy ha decidido cortársela y aún no se ha restituido. Durante el Estado de Alarma y en pleno invierno, hasta siete veces se ha intentado dar la luz por parte de la eléctrica en un solo día, pero ha sido todo inútil, el riesgo de las acometidas de luz ilegales de todas las viviendas y el elevado consumo de luz que tienen los “super generadores” que usan las narcoparcelas de los patriarcas de la droga en la Cañada, hace que nunca se pueda volver a restituir la luz en Cañada.
El área de la Cañada Real es peligrosa ya que durante años ha sido y es uno de los epicentros del narcotráfico y el consumo de droga
El área de la Cañada Real es peligrosa ya que durante años ha sido y es uno de los epicentros del narcotráfico y el consumo de droga de toda España. Las propias familias residentes en la zona conocen que viviendas se dedican a esta actividad delictiva que ha lastrado la vida de miles de personas enganchadas a la droga.
EL DURO VERANO EN LA CAÑADA REAL
Llega el verano a la Cañada Real Galiana y con él las intensas temperaturas que se cuelan entre las chabolas de cartón y uralita donde viven miles de familias. Los incendios se suceden a diario, la luz aún no llega y miles de niños pasan las “vacaciones” de verano entre los escombros de los tres vertederos que yacen a escasos metros del asentamiento ilegal.
El verano en el poblado chabolista no es fácil. Allí no existen vacaciones y los escasos servicios municipales que hay en la zona hacen que no sea el lugar idílico en el que pasar estos meses estivales. Las familias de la Cañada viven en parcelas dentro de un laberinto en las que algunas llega a haber hasta 15 familias por vivienda. Todas estas casas permanecen de enganchadas de manera individual e ilegal al tendido eléctrico, algo peligroso que provoca la intervención sistemática de los equipos de emergencia ante los accidentes que se ocasionan debido a este enlace sin control a la red eléctrica.
En estas parcelas viven familias en su mayoría de etnia gitana o árabe, muchas de ellas con niños entre los que prolifera el absentismo escolar a pesar de tener una ruta para ir a los centros educativos donde estudian. Y precisamente mejorar la vida de estos niños es una de las labores principales de las ONG que operan en la zona, como la Fundación Madrina que abastece de suministros a las familias con menores de forma semanal.
Sin metro o autobús accesible, el coche es el único medio de transporte para acceder a la Cañada Real. Por eso muchas familias se han visto atrapadas durante la pandemia y especialmente con el durísimo invierno y ahora agonizan con el calor del verano sin agua.