La calle Bravo Murillo de Madrid esconde una joya de la que muchos madrileños desconocen su existencia. Se trata de la primera fuente pública ornamental de la capital de la que manó agua del Río Lozoya. Se encuentra a la altura del número 49, adosada a la pared lateral del primer Depósito de Agua del Canal de Isabel II, diseñado para traer agua a Madrid.
El Canal de Isabel II garantizó a la comunidad el suministro de agua procedente del río Lozoya, fue proyectado en 1848 por los ingenieros Juan de Ribera y Juan Rafo, siguiendo un encargo del ministro de Instrucción y Obras Públicas, Juan Bravo Murillo. Tardo en construirse al rededor de 10 años y el 24 de junio de 1858 lo inauguró la reina Isabel II por todo lo alto.
En cuanto a la fuente, se trata de un conjunto escultórico concebido a la imagen de un arco de triunfo clásico. Está realizada en piedra de granito con entrepaños de ladrillo, un ábside central en el que se aloja la figura principal tallada por el escultor madrileño Sabino de Medina Peñas.
PERSONIFICACIÓN DEL RÍO LOZOYA
La escultura central es una monumental personificación del río Lozoya, una figura masculina de un joven esbelto que pisa con uno de sus pies una vasija asentada sobre un conjunto de rocas. Está flanqueada por la izquierda por otra escultura de piedra caliza, alegoría a la agricultura, del escultor compostelano Andrés Rodríguez. Y a su derecha por otra de la Industria, obra del madrileño José Pagniucci Zúmel.
El pilón es de piedra caliza y de geometría semicircular, con un perfil recto hacia el interior y curvado en silueta hacia el exterior. Tiene una profundidad de 70 centímetros y un diámetro de unos 10 metros. El principal surtidor brota de la tinaja que hay al pie de la figura central y cae en cascada por las peñas talladas al estilo de las fuentes barrocas europeas.