El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, los expositores de las confiterías se llenan de infinitas variedades de buñuelos. Pero también, aunque parece que más tímidamente, de los golosos huesos de santo.
Estos pequeños tubos de forma circular son, simplemente, masa de mazapán. Para elaborarlos se enrolla la masa sobre una madera, que luego se retira para rellenar su interior del sabor elegido. Posteriormente se bañan en azúcar, quedando su exterior ligeramente crujiente y su interior tierno y jugoso.
El mazapán, elemento fundamental de estos huesitos, se elabora a partir de harina de almendra y azúcar. Hasta el siglo XV, se empleaba para recubrir ciertas píldoras amargas de farmacia, y no fue hasta 1611 cuando Francisco Martínez Montiño los citó en su Arte de Cocina, localizándolos en Madrid.
Los de toda la vida están rellenos de yema, y siguen siendo la estrella en ventas en las confiterías durante estas fechas. La realidad es que han ido modernizándose y actualmente existe una larga variedad de rellenos, e incluso sorprendentes coberturas, que les dan nuevas tonalidades y gustos.
3La Mallorquina
La Mallorquina es una de las pastelerías más antiguas de Madrid. Su obrador, fundado en 1894, es literalmente el más céntrico de España.
En él se elaboran recetas tradicionales, pero lejos de quedarse anclados en el pasado, también evolucionan al ritmo de las innovaciones gastronómicas. Las materias primas son las mejores que te puedes encontrar: harina de Huesca, chocolate y mantequilla pura, ingredientes sin conservantes, aromatizantes ni estabilizantes.
En estas fechas, despachan huesos de santo clásicos a más no poder. Podrás elegir entre sabor de chocolate, batata, coco, praliné y yema. El precio es de 28€/kilo.
El clásico que todos conocemos se localiza en la Puerta del Sol, pero ya cuentan con otros dos establecimientos: en la calle de Arapiles 1, barrio de Chamberí; y en la calle de Velázquez 39, barrio de Salamanca.