Un tercio de los estudiantes son víctimas de acoso y la situación se agrava con las redes sociales

Cada primer jueves de noviembre se conmemora el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, incluyendo el ciberacoso. Este año, el lema elegido ha sido “luchar contra el ciberacoso y otras formas de violencia online que involucran a niños, niñas y jóvenes”, haciendo referencia a la gran cantidad de tiempo que pasan los niños y adolescentes frente a las pantallas.

Dicha conmemoración se declaró el primer jueves de noviembre el pasado 2019 bajo la iniciativa de la UNESCO, celebrándose por primera vez en el año 2020. El objetivo principal que persigue la iniciativa es acabar con la violencia que afecta a la población infantil y adolescente.

En primer lugar debemos de tener claro los diferentes términos a los que hace referencia el día 4 de noviembre. Entendemos como acaso escolar al hostigamiento permanente que sufre un niño durante su estancia en el colegio o instituto. Por lo general, se tratan de agresiones físicas o verbales sin un motivo aparente que pueden causar importantes secuelas en el acosado.

De acuerdo al informe redactado por la UNESCO “Detrás de los números: terminar con la violencia y el acoso escolar” uno de cada tres estudiantes es víctima de acoso escolar por parte de sus propios compañeros, un dato que nos hiela la sangre. Se trata por tanto, de un problema existente en los niños y jóvenes de hoy en día que se sigue luchando por erradicar.

Respecto al ciberbulliyng o ciberacaso, se trata de un término relativamente nuevo puesto que el uso de las nuevas tecnologías en los más pequeños se ha incrementado durante los últimos años. En un principio parece tratarse de lo mismo que el acaso escolar, sin embargo se diferencia en que este tipo de persecución hacia la víctima se realiza a través de una pantalla de móviles, teléfonos y otros medios tecnológicos.

Los niños y adolescentes acosados tienden a aislarse del resto del grupo de clase y corren el riesgo de faltar de manera reiterada al aula. Por este motivo, obtienen peores calificaciones que sus compañeros, y una gran parte de ellos acaban abandonando los estudios desmotivados por la situación que viven a diario.

Las redes sociales se han convertido en escudos para los acosadores, que aprovechan el anonimato que proporcionan estos medios para increpar, insultar, denigrar y humillar a las víctimas.

En mayo de 2020, el tiempo que los niños permanecieron delante de las pantallas se duplicó con respecto al año precedente, lo que supuso también un aumento del ciberacaso puesto que los niños y adolescentes estuvieron más expuestos a la violencia en línea.

INDICIOS DE SUFRIR ACOSO

La Universidad Europea se ha querido unir a la causa mediante su grupo de profesores expertos en ciberacoso. Según nos cuenta Jorge Ramírez Pérez, profesor de Criminología y Psicología de la Universidad Europea el ciberacoso es una realidad que afecta a los más jóvenes.

“Creo que falta una labor de educación en la nuevas realidades” nos dice Jorge Ramírez. Actualmente, podemos encontrar una gran brecha entre los padres y los hijos provocada fundamentalmente por la edad. Este hecho provoca que los adolescentes no se sientan cómodos hablando sobre sus problemas.

Los padres deben entender las nuevas tecnologías” indica el profesor. Debemos de centrarnos en el papel de los observadores, aquellos jóvenes que usan las redes y saben lo que está pasando pero no actúan.

Además, el uso de las redes sociales conlleva el riesgo de que los menores sean expuestos a depredadores sexuales que empleen estos medios para aprovecharse de su inocencia. Los datos provenientes de varios países, según la UNESCO, revelan también que los niños, en particular, las niñas entre 11 y 13 años, son los más expuestos a convertirse en blanco de depredadores sexuales

Una de las señales que pueden hacer darnos cuenta de que un niño sufre esta situación son los cambios de humor sin motivo aparente, los malos resultados académicos, la negación a ir a clase e incluso síntomas físicos y psicológicos.

Educar en el uso de las tecnologías es la clave, afirma Jorge Ramírez, puesto que demonizarlas y convertirlas en algo tabú da lugar a que ocurra el acoso y no se cuente. Debemos de entender que el acoso no es un juego y tenemos que saber identificarlo.