La ciudad que nunca duerme guarda secretos desconocidos en muchos de sus rincones. En uno de estos, Madrid alberga tres grandes bloques del conocido Muro de Berlín, ¿pero cómo han llegado hasta aquí? Para entender el motivo por el que la capital madrileña conserva restos de este famoso muro, debemos de tener en cuenta la relación cercana que tienen ambas ciudades.
La construcción del Muro de Berlín ha formado parte de los momentos más importantes de la historia del siglo XX. Este muro dividió durante 28 años la capital alemana en dos mitades separando a familiares y amigos. Al finalizar la II Guerra Mundial, las relaciones entre los aliados y los comunistas fueron empeorando hasta crear dos bandos completamente diferenciados, dando lugar a dos Alemanias.
Se crearon un total de 81 puntos de paso entre las dos zonas de la ciudad, pasando a llamarse una República Federal Alemana y la otra República Democrática Alemana. El Muro de Berlín, que en un principio era simplemente un alambrado de 155 kilómetros, acabó siendo una pared de hormigón de cuatro metros de altura con una superficie semiesférica en su parte superior para impedir que nadie consiguiese pasar de una parte a otra.
Más de 5.000 personas intentaron cruzar el muro y menos de la mitad tuvieron éxito en un propósito. Las protestas en el otoño de de 1989 ya eran muy notables, por lo que el Gobierno de Alemania del Este se vio obligado a reducir las limitaciones que había para viajar de un punto de la ciudad al otro. El muro se comenzó a derribar el 22 de noviembre de ese mismo año, siendo los propios berlineses los que acudían con martillos para derribar la pared.
Actualmente podemos encontrar en la zona donde estuvo el Muro de Berlín, una hilera de adoquines que señalan donde estuvo el bloque de hormigón que separó durante décadas la capital de Alemania. Tras su derrumbamiento, las partes del muro se esparcieron y otras muchas se quedaron en la ciudad debido a la importancia que tiene para la memoria social e histórica.
Los fragmentos del muro de hormigón alemán, que se encuentran en el Parque de Berlín situado en el distrito de Chamberí, llegaron a la capital en el año 1990 vendidos por la empresa Limex. Se trataba de una empresa que se encargaba de vender los restos del Muro de Berlín por el mundo.
El alcalde que había en Madrid por entonces, José María Álvarez del Manzano, compró estos restos históricos por un importe total de 3 millones de pesetas cada bloque de hormigón (18.030 euros cada uno). El encargado de gestionar su llegada fue Agustín Rodríguez Sahagún, regidor en ese momento de la capital.
El motivo por el que estos resto se encuentran en la ciudad, es dar testimonio del fin de la dictadura alemana y del final del comunismo en el mundo. El muro se conserva con las pintadas originales que realizaron los vecinos de Berlín hartos de la situación que estaban viviendo.
Junto a los tres bloques de hormigón, encontramos una inscripción en la que pone lo siguiente: “En memoria del derribo del muro de Berlín, parte de él, queda aquí”. No solo en este parque encontramos restos del famoso muro, puesto que la capital alberga otros fragmentos en el Parque Europa de Torrejón de Ardoz. Dichos restos fueron cedidos por el ayuntamiento de la capital alemana para que se expusieran en el parque del municipio.
EL PARQUE DE BERLÍN
El origen del parque se remonta al año 1966 cuando el alcalde de Berlín, Herbert Ernst Karl Frahm, más conocido como Willy Brandt, anunció una visita a Madrid. Esta visita de gran importancia para la capital madrileña creó una gran expectación, por lo que las autoridades municipales decidieron crear un parque en honor a la ciudad, justo al lado de un colegio alemán.
El parque cuenta con una extensión de casi cinco hectáreas. En su zona más alta se encuentra un pequeño auditorio al aire libre y múltiples zonas deportivas. Además, destaca su área infantil y su variedad de fuentes, que dan un encanto único al parque. El monumento en honor al músico Beethoven termina de rematar el famoso pulmón verde de Madrid, un lugar perfecto para hacer un recorrido por la historia.