La Ermita de San Blas: la joya de Canillejas vuelve a brillar tras cinco años de restauración

Ubicada en la calle de Los Montalbos, esta Joya Patrimonial de Canillejas es la más antigua del distrito. Fue la Iglesia del pueblo de Canillas y primitivamente fue consagrada a San Juan Bautista. Declarado Monumento de Interés Patrimonial por la Comunidad de Madrid, en el pasado fue conocido por otros nombres: Iglesia de San Juan Bautista, de Santa Paula y de San Francisca Javier Cabrini.

Fue construida en 1689 por encargo de Don Baltasar Molinet, primer conde de Canillas y finalizó en el año 1698. La Ermita también fue panteón: bajo el altar mayor existía una cripta donde fueron hallados los cuerpos de nueve personas, tres de ellas niños, pero se desconoce su identidad y la fecha en la que fueron enterrados. Según la tradición popular, la este santo lugar guarda una reliquia de parte de un dedo de San Blas. 

Esta edificación se encuentra ubicada en lo alto de una pequeña colina ajardinada, rodeada por diversas construcciones adosadas que enmascaran su condición de edificación exenta. Si bien en su configuración barroca se pueden observar elementos constructivos de una edificación preexistente de una tipología distinta.

Está construida en ladrillo y mampostería, destaca la espadaña de estilo barroco con dos campanas. La nave central, es más elevada que el atrio, con ventanas que permiten la iluminación natural del interior. El conjunto ha sido restaurado y reformado en numerosas ocasiones a lo largo de los siglos, así elementos barrocos conviven con otros de época más moderna. 

La Ermita de San Blas: la joya de Canillejas vuelve a brillar tras cinco años de restauración Captura

A diferencia de la mayoría de los templos no se accede por los pies, sino por un lateral. A la derecha de la puerta de entrada se localiza el ábside, que como en la mayoría de las ermitas es plano y en este lugar se ubica en el altar mayor. Este está orientado al este, algo común en las iglesias cristianas para que sea iluminado por la primera luz del día. 

En el lado opuesto del altar, hallamos el coro al que se accede por una escalera y al que, por unos vanos hoy cegados se iluminaba la lectura de las horas y partituras. La joya del templo es la gran pila bautismal en piedra, del siglo XV, que perteneció a una construcción anterior. 

CINCO AÑOS Y 830.000 EUROS

Desde 2016 el templo se encontraba en proceso de reparación y por fin ha visto su fin. La consejera de Cultura, Turismo y Deportes de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera, visitó el pasado domingo la ermita donde ha reiterado “el compromiso del Gobierno regional con la conservación” y ha tildado al templo de “joya patrimonial.

“La Comunidad ha invertido cerca de 830.000 euros. Había muchísimo trabajo que hacer y creo que hay que felicitar a los responsables porque no era nada fácil (…) Para mí es un día de satisfacción y espero que para los vecinos también lo sea”, ha expresado. En esta última intervención se ha descubierto distintas pinturas murales que representan a las figuras de San Joaquín y Santa Ana.

“LA COMUNIDAD DE MADRID HA INVERTIDO MÁS DE 830.000 EUROS EN SU COMPROMISO POR LA CONSERVACIÓN”

A la pregunta de si la Comunidad va a ayudar a terminar la ‘catedral’ de Justo Gallego, en Mejorada del Campo, la titular regional de Cultura ha indicado que “hay que ver ahora mismo en qué estado está, lo que le falta a las obras. A su juicio, sobre todo, “hay que priorizar que era una obra privada” y lo que quería Gallego.

RESTAURACIÓN INTEGRAL

La inversión realizada en la restauración integral de la ermita y la restauración de sus pinturas murales, desde el inicio de los trabajos en el año 2016, asciende a cerca de 830.000 euros.

Durante ese año se realizaron los arreglos de cubierta y fachadas, restaurando íntegramente la espadaña y sus campanas, como paso inicial para consolidar la estructura de ladrillo, en muy mal estado, con una inversión de casi 400.000 euros.

En septiembre de 2019 se restauró el interior del templo, saneándose las humedades del subsuelo y colocando un nuevo pavimento. Se recuperaron los huecos de paso entre las capillas laterales, se instaló una nueva iluminación, se cambiaron las ventanas de la nave y se colocaron nuevas vidrieras.

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La intervención en los paramentos verticales mostró mediante catas estratigráficas los colores originales de la pintura de la iglesia, permitiendo recuperar su imagen original. En la ejecución de estas obras, en 2019, se invirtieron más de 280.000 euros.

Esta última intervención supuso el hallazgo de las distintas pinturas murales: la leyenda que recorre la moldura que marca el arranque abovedado del presbiterio en tres de los cuatro lados y que hace referencia al fundador de la ermita, el Conde de Canillas, y un trampantojo de una altura de unos dos metros aparecido en el paramento del presbiterio que da acceso a la cripta a nivel del suelo.

Este representa las figuras de San Joaquín y Santa Ana, que parecen proteger a la figura de la Virgen que se situaba en el hueco de la ventana bajo la figura de Dios Padre. En 2020 se acometió la laboriosa restauración de estos murales, junto con la intervención en la cripta situada bajo el presbiterio de la nave.

Además, se restauró el pavimento original en damero realizado con piedra caliza y pizarra, apareciendo en una parte el anterior pavimento de baldosas de barro. La inversión realizada en esta fase fue de casi 150.000 euros