La arquitectura andalusí en Madrid: así invadió el estilo neomudéjar Tetuán

El estilo neomudéjar tiene sus vestigios en el madrileño barrio de Tetuán. Este estilo de ascendencia árabe se puede apreciar en sendos edificios del distrito en el que edificios modernos conviven con casa bajas de ladrillo de estilo neomudéjar. Sin embargo, estas humildes construcciones podrían estar en peligro en desaparición debido a su mal estado. Por ello, los vecinos han decidido movilizarse para luchar por la salvación de este patrimonio popular. Aglutinados bajo el nombre de ‘Plataforma por el Patrimonio de Tetuán’, los vecinos luchan por tratar de preservar esta riqueza arquitectónica que rescata el estilo andalusí.

Las casas de estilo neomudéjar aparecieron en Tetuán ante la necesidad de expansión de la ciudad de Madrid. Había que construir vivienda barata y el ladrillo era el material más económico para tal cometido. Además, el ladrillo reivindica el estilo nacional de algunas casas españolas cuyas fachadas recuerdan a la arquitectura hispanomusulmana. Así, el neomudéjar invadió Tetuán siendo la síntesis de todos los estilos que convivieron en la península.

Algunas de estas casas neomúdejar de Tetuán albergan incluso particulares corralas en hileras que suponen pequeños chalets pareados que se alargan sobre los pasillos interiores de estos edificios. Las corralas eran las típicas casas populares madrileñas formadas por varios departamentos con galerías en las que las puertas principales de todas las casas dan a un gran patio interior.

EL NEOMUDEJAR EN MADRID

Pero a las construcciones neomúdejar de Tetuán no son únicas en Madrid y también otros barrios de la capital preservan este patrimonio popular. Barrios como Vallecas o Carabanchel también conservan viviendas de ladrillo que se construyeron a finales del siglo XIX cuando el crecimiento de Madrid fue omnidireccional.

No obstante, las grandes representaciones de este estilo árabe en Madrid son las obras de Emilio Rodríguez Ayuso precursor y máximo exponente de este estilo arquitectónico, considerado por algunos arquitectos como el equivalente al modernismo barcelonés en la capital. Rodríguez Ayuso construyó la Casa Árabe cuyo ladrillo representa este estilo neomudéjar a la perfección. La Casa Árabe se sitúa en plena calle Alcalá a las puertas del Parque del Retiro. Sobre las antiguas Escuelas Aguirre, se construyó este edificio que trata de preservar la cultura árabe en nuestro país. Emilio Rodríguez Ayuso trató de recuperar en su obra la esencia de la arquitectura andalusí, estilo que coincide con la época romántica. Hoy, su fachada, su torre de 37 metros de altura rematada por un cuerpo de hierro y cristal y su patio interior constituyen uno de los mejores ejemplos de arquitectura neomudéjar de Madrid. 

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Pero si hablamos de un imponente edificio de arquitectura árabe esta es la gran plaza de toros de Las Ventas. El coso madrileño es es la tercera plaza de toros con más aforo del mundo y su estilo neomudéjar ha hecho que sea declarada bien de interés cultural. Con más de cien años de historia, el ruedo madrileño es uno de los templos del toreo del mundo.

También el Matadero de Madrid es un gran ejemplo de la arquitectura neomúdejar en la capital. Construido en 1925, este complejo está a punto de cumplir su centenario habiéndose convertido en uno de los centros culturales más importantes de la ciudad. Su precursor fue el arquitecto municipal Luis Bellido que construyó numerosos pabellones y un centro de administración en lo que hoy es el conjunto de este estilo arquitectónico más grande que existe.

A parte de las Ventas, la casa Árabe o el Matadero, el neomudéjar también ha inundado otros edificios de la ciudad. Durante el siglo pasado, fue muy habitual utilizar la arquitectura neomudéjar para la edificación de orfanatos, conventos, instituciones educativas y piadosas como por ejemplo el Seminario Conciliar de Madrid o el Colegio de San Diego y San Nicolás.

La arquitectura neomudéjar ha sido un ejemplo más de cómo el siglo XIX recuperó todos y cada uno de los estilos artísticos del pasado en una búsqueda, a veces esquizoide, de su propia personalidad. Detrás del prefijo “neo”, este estilo rescató los vestigios de la arquitectura andalusí que proliferó en la península ibérica durante la invasión árabe.