La Semana Santa está a la vuelta de la esquina y, como todos sabemos, las torrijas son el postre por excelencia de estas fechas. En algunos locales son elaboradas durante todo el año, y con razón, ya que es el dulce más consumido de la capital después del roscón de Reyes.

Nacieron de la llamada “cocina pobre o de aprovechamiento”, y en su humilde origen era una rebanada de pan empapada en leche o vino, rebozada en huevo y después frita con aceite. Y se tomaba en las tabernas junto a un vaso de vino.

Hay cientos de creaciones, y cada pastelería le da su toque personal para diferenciarse de la competencia. Lo que nunca suele fallar en la receta es el aroma de canela en rama, aunque muchas lo dejan a gusto de consumidor, porque no agrada a todo el mundo.

Tienen hasta un torneo propio, el Concurso de Torrijas de la Comunidad de Madrid, organizado por la Asociación ACYRE y la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid. Se desarrollan tres categorías de participación: tradicional, innovadora y sin gluten. ¿Preparado para comenzar la ruta?

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Horno de San Onofre

Una de las pastelerías con más solera de la capital y una de las favoritas de todo madrileño o turista que se precie.

De leche, de vino, de caramelo o la del Príncipe con chocolate por dentro… da igual por la que te decantes, todas están muy jugosas y tiernas.

Ellos mismos reconocen que su receta triunfa porque el pan está enriquecido con mantequilla y azúcar, y su miga emborrachada con leche o vino, canela y limón.

Se encuentra en la calle Mayor 73, al lado de la Puerta del Sol.

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