Las obras de remodelación de la Puerta del Sol no solo han traído, hasta el momento, el descontento de muchos madrileños sobre el nuevo diseño que tendrá, sino han sacado a la luz la existencia de restos arqueológicos. Se tratan de los cimientos de alguna antigua edificación de la zona norte de la popular plaza madrileña.
Estos elementos fueron encontrados hace unos días por trabajadores del Ayuntamiento de Madrid, quienes se sorprendieron al descubrir los restos de muro bajo la Puerta del Sol. Y es que, en las últimas semanas se ha repetido por parte de fuentes municipales que bajo la conocida plaza tan solo habría un bloque de cemento.
Dicho bloque de hormigón era la “excusa” del Ayuntamiento de Madrid para no acceder a las quejas de los madrileños y poner zonas verdes en la nueva Puerta del Sol. No obstante, parece que no solo había hormigón bajo los pies del suelo de la capital. Por este motivo, las obras han tenido que paralizarse hasta nuevo aviso. Algo que podría mantenerse durante meses.
Un hecho que ha levantado la incertidumbre de muchos vecinos de las zonas, quienes creen que la aparición de dichos restos arqueológicos retrasará aún más la finalización de las obras de la Puerta del Sol. Sin embargo, parece que este hecho no supone ningún retraso en la reforma general, ya que las obras están continuando en otras zonas de la plaza.
Por su parte, será la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid la encargada de decidir que hará con dichos restos arqueológicos. Al parecer dicho descubrimiento corresponden probablemente a las cimentaciones de los inmuebles derribados a mediados del siglo XIX para ensanchar la Puerta del Sol, según informan a Qué!Madrid desde Madrid Ciudadanía y Patrimonio.
LOS RESTOS ARQUEOLÓGICOS VOLVERÁN A SER ENTERRADOS
Y es que esta plaza desde sus orígenes en la Edad Media ha sido una zona de tránsito en la capital. “Hasta entonces era poco más que una encrucijada generada por las dos vías que se encontraban ante la desaparecida puerta medieval (cuyo nombre posiblemente deriva de su orientación hacia el sol naciente, aunque quizás mostrase también algún emblema alusivo), tras la que volvían a bifurcarse para dirigirse a Alcalá de Henares y al convento de S. Jerónimo el Real (actual Carrera de San Jerónimo)”, explica Madrid Ciudadanía y Patrimonio.
En cuanto al traslado de dichos restos arqueológicos “no tendría sentido”. Y es que su exposición al más puro estilo Foro Romano no tiene cavidad debido a que dificultaría el tránsito peatonal en un espacio con inmensa afluencia de público. Por otro lado, “tampoco pueden ser objeto de visita subterránea por ser muy superficiales, mientras que exhibirlos tras un pavimento de cristal no resulta factible, pues el vidrio se raya con facilidad y pierde transparencia, es resbaladizo –y peligroso para los peatones”.
Mencionado todo lo anterior parece que la única solución para el presente descubrimiento será documentar los restos hallados, realizar un levantamiento preciso de los mismos que complemente los planos históricos conservados, y volver a enterrarlos, explican los expertos de Madrid Ciudadanía y Patrimonio.
Aunque cabe la posibilidad de que los madrileños puedan ver una reproducción en el propio pavimento de la plaza para recordar la existencia de dichos restos históricos.