Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, sanitarios del Samur-Protección Civil, agentes de la Policía Nacional y Municipal, efectivos del Servicio Especial de Limpieza Urgente (SELUR) y técnicos de Control de Edificación continúan trabajando en el edificio donde se registró esta mañana una explosión de gas en el céntrico barrio de Malasaña.
Concretamente, los bomberos están trabajando en la consolidación de la estructura del edificio dañado, situado en el número 28 de la calle San Vicente Ferrer. Están apeando el muro que quedó dañado y la vivienda donde se produjo la deflagración, el bajo C, en el que cayeron escombros, y en la inmediatamente superior, el primero C, en el que se cayeron los forjados.
Por su parte, los trabajadores del Samur Social han estado primero localizando y luego hablando y valorando a los vecinos desalojados del número 28, que no podrán acceder ni dormir esta noche en sus casas por los daños estructurales causados en su corrala, en la que viven 78 personas. Se han instalado para estas labores en un bar de enfrente.
Hasta primera hora de la tarde habían valorado la situación de 17 personas, de las que 5 requieren alojamiento de emergencia por su situación de vulnerabilidad social, según han indicado a Europa Press fuentes del área de Familias del Ayuntamiento.
Por su parte, empleados del SELUR han llegado también al lugar y han retirado los cascotes y restos de cristales y otras objetos que salieron a la calle y las forjados y escombros de los pisos perjudicados. Técnicos de Control de Edificación del Ayuntamiento ahora valorar los daños concretos ocasionados a la estructura del inmueble, que no tiene riesgo de derrumbe.
Igualmente, agentes de la Policía Nacional se encuentran en la zona porque son los encargados de la investigación de la explosión derivada, según las primeras pesquisas, de una incorrecta manipulación o de un fallo de la instalación o de la bombona de gas propano o butano que había en la casa. Eso generó una bolsa de gas que por cualquier reactivo acabó deflagrando. Por tanto, se investiga en un principio como un “accidente doméstico”.
La Policía Municipal también está en la zona. Sus drones han sido importantes para conocer el tejado del edificio, que se encuentra bien. Los agentes también han regulado el tráfico en la zona. Permanece cortado al tráfico y al peatón en el tramo entre las calles perpendiculares de San Andrés y Corredera Alta de San Pablo.
Los vecinos que viven en ese tramo pueden entrar a sus casas previa autorización policial. Se trata de una zona con muchos bares, discotecas y pequeños restaurantes con gran afluencia nocturna los fines de semana.
Los dueños de estos establecimientos en el tramo cortado desconocen de momento si van a poder abrir esta noche. Los equipos de seguridad y emergencias continúan su trabajo.