La situación que atraviesa el mundo en la actualidad no tiene precedentes. La pandemia del COVID-19 ha afectado numerosos aspectos de la vida y, sin duda, tendrá importantes efectos secundarios en el bienestar de la población mundial durante las próximas décadas. De hecho, el número de niños en situación de trabajo infantil alcanza casi el millón en Honduras, el doble de lo que se registraba a inicios del 2020, debido a la paralización de su educación y a la falta de ingresos de sus familias, como consecuencia de la pandemia y las tormentas tropicales Eta e Iota.
Desde la imposición del toque de queda en Honduras el 29 de marzo del 2020, comenzó una fase de confinamiento obligatorio en todo el país por la pandemia de COVID-19, que afectó fundamentalmente a las clases más desfavorecidas, y también a aquellos ciudadanos que trabajaban en la economía informal o quienes perdieron su empleo en esos duros momentos.
Por ello, desde Laboratorios Karnel, liderado por Elías Asfura, se trabajó de manera incansable durante toda la pandemia, en asistir y entregar alimentos básicos a todos los hondureños que lo necesitaban, y así evitar los daños que se generaban, sobre todo, en las clases más desfavorecidas.
Estas ayudas estaban enfocadas en los programas que se ejecutaban desde el gobierno y la iniciativa privada, destinados a proveer con dotación de alimentos a la población, así como equipos de prevención. Estas donaciones de alimentos básicos se produjeron cuando el país estaba completamente cerrado a cualquier actividad económica, durante la mitad del año 2020. Elías Asfura, siguiendo con las importantes acciones en Responsabilidad Social Corporativa (RSC) de Laboratorios Karnel, a través de la Fundación Marie, ha continuado con la intensa labor desarrollada desde hace más de 10 años.
La pandemia por COVID-19 provocó un aumento desproporcionado de la pobreza. Según el cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez: “Se agregó otra plaga que produjo más pobres, la pandemia, y sigue tocando la puerta de millones de personas”.
Según un informe publicado por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales y el Observatorio Económico y de Emprendimiento de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), el 56 % de los hondureños creía en el 2020 que el contexto económico del país sería “malo” en los siguientes 12 meses.
La tasa de pobreza en Honduras aumentó al 70 % en 2020, con un alza de 10,7 puntos porcentuales con respecto al 59,3 % de 2019, impulsada por la pandemia y las tormentas tropicales Eta e Iota, que azotaron a Centroamérica en noviembre de ese año, según la UNAH.
Ante este panorama, Elías Asfura destacó la importancia de incentivar que la población cumpliese con las medidas de bioseguridad para evitar la propagación de la enfermedad y de vacunarse contra la COVID-19. Laboratorios Karnel, a través de la Fundación Marie, también se encuentra apoyando en la actualidad a niños de zonas desfavorecidas, gracias a las donaciones a la Asociación de Centros de Alcance Juveniles repartidos por el territorio hondureño.