El 8 de marzo no sólo se ha convertido en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, sino también en uno de los días más simbólicos para el “feminismo”; especialmente, para el movimiento de la Mujer promovido por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero. Un día que, en este 2023, se ha rodeado de polémica, no sólo por la situación que atraviesa la Ley del “sólo sí es sí”, sino también por la clara división que existe entre las diferentes asociaciones feministas. Una división que, sin embargo, no ha sido la única protagonista de la jornada morada.
Desde hace años, el 8 de marzo, día en el que se celebra la festividad por la Mujer Trabajadora, se ha convertido también en una fecha señalada para la lucha feminista. Una lucha que, en los últimos años, parece haberse convertido también en el foco de la polémica política, debido a la aparente “absorción” de esta celebración por parte de Unidas Podemos y, en concreto, del Ministerio de Igualdad de Irene Montero, que no ha dudado en convertirse en la gran “protagonista” de este 8M, el primero tras la pandemia del coronavirus sin restricciones.
Un 8M que, sin embargo, parece haber vuelto a demostrar la gran división que existe dentro del feminismo; en concreto, entre la corriente diseñada y defendida por la ministra de Igualdad, y la del que se ha denominado “feminismo clásico”, menos afín a las políticas de la podemita. Un segundo sector dentro del feminismo que se ha vuelto aún más importante en las últimas semanas, después de la polémica generada por la conocida como Ley del sólo sí es sí, aún en proyecto de reforma desde el Gobierno.
LA POLICÍA NACIONAL, “VÍCTIMA” DEL 8M
Sin embargo, no han sido la ley de Irene Montero, ni la propia ministra de Igualdad, las únicas protagonistas del Día de la Mujer Trabajadora de este 2023. Y es que, además de la clara polémica que se ha producido entorno a la definición de “mujer” este año, y entorno a las últimas normativas diseñadas desde el departamento de Igualdad, también se han convertido en protagonistas de la velada algunos incidentes ocurridos incluso horas antes de las principales manifestaciones moradas.
Así pues, tal y como se informaba públicamente, la Policía Nacional detenía, en la noche del 7 de marzo, a dos jóvenes mujeres que participaban en una acción feminista en Lavapiés. Una detención policial ante la que las organizaciones feministas no han tardado en movilizarse a través de las redes sociales, destacando que se ha realizado una “fiscalización de las feministas”, y exigiendo la “inmediata puesta en libertad sin cargos” para ambas.
Exigencias ante las que Qué!Madrid se ha puesto en contacto con la Policía Nacional, que no ha dudado en explicar ante este diario que las jóvenes, nacidas en 1994 y 1999 respectivamente, habían participado en una acción feminista en un supermercado, con varios slogan comunistas, tras lo que, tal y como informó el vigilante de seguridad del centro, sustrajeron varios artículos del establecimiento.
Robo tras el que, tras ser interceptadas por la Policía Nacional, las jóvenes no dudaron en mostrar gran agresividad, llegando a agredir a una de las agentes, que fue atendida en el lugar por los servicios sanitarios, y razón por la que las jóvenes posteriormente fueron detenidas por un presunto cargo de atentado contra la autoridad.
Situación ante la que, una vez más, el feminismo que busca defender los derechos de las mujeres parece pasar a un segundo plano, siendo los intereses políticos, ideológicos y económicos los que parece que acaban primando sobre las verdaderas intenciones y objetivos que persiguen el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.