La fotografía artística de Lídia Vives es un claro ejemplo sobre la manera en que la cámara, más que simplemente reproducir fielmente una realidad, puede ser un instrumento para transmitir emociones, sensaciones, ideas y visiones particulares del mundo.
El trabajo de esta española logra hacer difusas las fronteras entre áreas artísticas a través de la creatividad, la inspiración y una técnica precisa y dedicada que le permite aterrizar en imagen las aspiraciones propias y de sus clientes, dejando en cada obra un sello propio que ha construido con el pasar de los años.
La inspiración y el sendero del arte
Fuertemente influenciada por las particularidades artísticas del barroco y el renacimiento italiano, Lídia Vives apuesta por el pictorialismo a través del color, la luz, la mirada, el uso preciso del lente, el trabajo de posproducción y la evocación de elementos culturales como algunos de sus recursos clave. Dentro de su campo de acción laboral, se encuentran cantantes y grupos musicales, coleccionistas, decoradores, arquitectos, marcas de moda y hoteles, entre otras posibles contrapartes o clientes.
La calidad de su trabajo le ha permitido publicar sus fotografías en revistas como Esquire y Vogue Italia, así como recibir premios y distinciones como la medalla de oro en el Trierenberg Supercircuit, el Fotógrafo(a) de Bellas Artes del año en los premios Monochrome y el Fotógrafo(a) Profesional del año en los premios de fotografía MUSE. Asimismo, las obras de Lídia Vives han llegado a galerías, ferias y museos como el Louvre de París.
La moda, otra fuente de inspiración
En sus inicios, la fotografía pareció cumplir la aspiración de “mímesis” de muchos exponentes de otras artes que querían lograr una reproducción a la perfección de la realidad. Su irrupción tuvo cierto efecto emancipador en la pintura, llevándola a explorar con más decisión otras fronteras distintas a las que abarcaba “lo real”. Sin embargo, con el pasar de los años, la fotografía dejó de ser solo una técnica y empezó a emplear recursos y lenguajes propios para transmitir a través de una estética, como fiel exponente del arte visual.
Heredera de esa tradición, Lídia Vives experimenta también con las posibilidades de forma y fondo que le permite la fotografía a la hora de crear de manera única y singular, razón por la cual sus trabajos tienen un tiraje limitado, firmado y numerado y cuentan con un certificado que valida su autenticidad.
Además, algo que destaca de la artista y que la hace diferente, su seña de identidad, son los “huevos de pascua” que esconde en sus fotografías. Principalmente, abejas, que son su símbolo.
Sin embargo, su trabajo no se limita al nicho específico del arte y también se desenvuelve en la moda y la publicidad. La capacidad de esta fotógrafa artística le permite comprender los conceptos comerciales de empresas de moda para concebir obras que sean portadoras de esos mensajes clave, propiciando además una experiencia envolvente para el cliente potencial que posa sus ojos en la imagen.
Los interesados pueden seguir su cuenta de Instagram (@lidia.vives) o visitar su página web donde se pueden comprar sus fotografías.