El equilibrio de la naturaleza se está viendo alterado por el cambio climático producido como consecuencia de las actividades del hombre.
Además, las extensas olas de calor y otros fenómenos suponen un riesgo para la salud humana y de otras especies vivas. A su vez, este problema trae aparejado otros inconvenientes como la extensión de los incendios forestales.
En este contexto, los integrantes de la fundación FENISS (Fundación Energía e Innovación Sostenible sin Obsolescencia Programada) consideran que urge una comprensión integral de los desequilibrios ambientales del planeta. En este sentido, la educación ambiental provee un enfoque adecuado para inculcar valores y conciencia acerca de la responsabilidad social que se requiere para combatir el problema del cambio climático.
Las características y la relevancia de la educación ambiental
La educación ambiental es un proceso que aumenta la conciencia y el conocimiento de los ciudadanos sobre temáticas vinculadas a la sostenibilidad y a problemas como el cambio climático. De esta manera, las personas pueden investigar temas de medioambiente, involucrarse para resolver problemas y tomar medidas para conseguir mejoras. Además, el objetivo de este proceso es que los individuos adquieran herramientas para tomar decisiones informadas y responsables.
En líneas generales, la educación ambiental aporta conciencia y sensibilidad sobre los desafíos ecológicos que afectan al planeta. Además, fomenta actitudes de preocupación y motivación para conseguir mejorías. Este tipo de formación también alienta la participación en distintas actividades que contribuyen a resolver diversos desafíos ambientales.
¿Cuáles son las principales diferencias entre información ambiental y educación?
Estar en contacto con información relativa al medioambiente, leer noticias o incluso investigar algunos temas no es lo mismo que estar educado. Por ejemplo, la información aporta hechos u opiniones con respecto a distintas temáticas ambientales, pero no siempre aumenta la conciencia y el conocimiento. Al mismo tiempo, consumir información no alcanza para que los ciudadanos consigan pensar de manera crítica.
Esto sí se logra con educación ambiental, que además sirve para mejorar las habilidades necesarias para tomar decisiones adecuadas y resolver problemas. Adicionalmente, la información ambiental podría defender una opinión en particular, mientras que la educación no hace esto.
La educación ambiental y el cambio climático
Según indican los especialistas de la fundación FENISS, para revertir el estado actual de amenaza de la biosfera y de la humanidad que produce el cambio climático, es necesario impulsar una transformación urgente y profunda del modelo energético mundial. En este mismo sentido, es necesario modificar los patrones de consumo de recursos y servicios ambientales.
Ahora bien, las contribuciones contaminantes que impulsan el cambio climático no solo se reducen a la influencia de los gases de efecto invernadero. También es importante valorar, según sostienen desde FENISS, el uso irresponsable de los recursos naturales para satisfacer “necesidades fatuas de consumo”. Estas se encuentran más allá de lo que resulta esencial para el ser humano.
Los productos sin obsolescencia programada reducen el consumo de energía
Uno de los factores que contribuye al derroche de energía y recursos es la obsolescencia programada de distintos productos de fabricación industrial. Según este concepto, las compañías diseñan y manufacturan artículos destinados a durar una determinada cantidad de tiempo. De este modo, incrementan sus ventas, pero al mismo tiempo producen un daño al medioambiente.
Hoy en día, hay industrias que fabrican productos con obsolescencia funcional. En estos casos, el artículo comienza a fallar después de una cantidad de tiempo predeterminada. Para revertir este fenómeno, los especialistas de FENISS alientan la reparación de productos como, por ejemplo, electrodomésticos. En otros sectores existe lo que se denomina como obsolescencia de diseño. Uno de los casos más evidentes de esta tendencia es la moda, con colecciones que se renuevan varias veces por año. En tercer lugar, la obsolescencia tecnológica refiere a productos como los teléfonos móviles, que cada cierto tiempo quedan desfasados y sin suficiente memoria para ser actualizados.
Educación ambiental y obsolescencia programada
Una manera de combatir este problema es educando a los consumidores para que escojan productos ambientalmente responsables y sin obsolescencia programada. Ahora bien, para que esto sea posible es necesario transmitir los conceptos necesarios para generar un entendimiento global del problema. En este sentido, también es importante ofrecer medios para que las personas puedan seguir aprovechando productos y no compren artículos nuevos.
Por este motivo, la fundación FENISS organiza talleres para que los ciudadanos aprendan a reparar sus electrodomésticos. Además, esta organización difunde información y contenidos donde es posible encontrar consejos para arreglar aparatos electrónicos.
En conclusión, el equipo de la fundación FENISS alienta la educación ambiental como una práctica que permite generar mayor conciencia sobre problemas como el cambio climático. De esta manera, es posible contar con las herramientas necesarias para impulsar cambios concretos que supongan una diferencia.