Alcohol sin tregua: Malasaña lucha contra las licorerías 24 horas sin límites

El bullicioso entorno del Dos de Mayo en Malasaña, conocido por su vibrante vida nocturna, lleva tiempo sacudido por una tendencia que ha encendido las alarmas entre los vecinos y las autoridades: las licorerías 24 horas. Varios comercios que han emergido en los últimos meses han abierto sus puertas para despachar alcohol a cualquier hora del día o de la noche, aprovechando un resquicio legal que ha desatado una polémica en torno a la ausencia de límites del Ayuntamiento de Madrid.

Este fenómeno se origina a raíz de un cambio legislativo en la ley anti botellón que fue introducido en 2002, pero cuyos efectos se están haciendo notar en la actualidad. Si bien la intención inicial de la ley era prevenir el consumo de alcohol en la vía pública, sus consecuencias han permitido la apertura de licorerías durante las 24 horas en zonas específicas, en este caso, aquellas que se encuentran en áreas de protección acústica.

Saturnino Vera, presidente de la Asociación Vecinal Cavas-La Latina, ha levantado la voz para denunciar la proliferación de estas licorerías 24 horas en la zona de Tirso de Molina y Malasaña. Según él, la situación se ha agravado debido a que algunos de estos comercios están practicando la venta ilegal de alcohol a partir de las 22:00 horas de la noche, a pesar de estar prohibido. Los vecinos, cuyo descanso y tranquilidad se ven afectados por el bullicio nocturno, han intentado presionar al Ayuntamiento de Madrid para el cierre de estas tiendas, pero el consistorio se apoya en el cambio legislativo que permite su apertura continua.

Esto último se debe a que estas licorerías están amparadas por la Ley de Comercio que les permite la apertura 24 horas, a pesar de que los vecinos claman que se os meta a la Ley de Espectáculos Públicos que obliga al cierre de estos locales a las 22:00 horas. La contradicción es evidente: mientras estos comercios están ubicados en zonas de protección acústica, la Asociación Vecinal argumenta que debería existir una mayor limitación a la venta de alcohol en horarios nocturnos. Sin embargo, desde el Ayuntamiento de Madrid se sostiene que estas licorerías están regidas por la Ley de Comercio, lo que les otorga la autorización para operar las 24 horas del día.

LA NECESIDAD DE UNA SOLUCIÓN A LA VENTA DE ALCOHOL

La falta de una presión policial constante en la zona ha generado un entorno propicio para la venta de alcohol a cualquier hora de la noche. Esta situación ha provocado un aumento en el consumo habitual de alcohol en la vía pública, agravando aún más la preocupación de los residentes y generando un ambiente menos seguro y agradable.

La raíz del problema, según muchos vecinos, radica en que estas licorerías no están regidas por la Ley de Espectáculos Públicos, la cual establecería regulaciones más estrictas y limitaría su horario de operación. La falta de control sobre la venta y consumo de alcohol en la zona es una consecuencia directa de su categorización bajo la ley de comercio, sin restricciones en cuanto a horarios.

Los residentes de Malasaña están desesperados por esta situación y lamentan que estos establecimientos no estén sujetos a un control más riguroso de las condiciones de salubridad y de la venta de alcohol. Muchos vecinos han expresado su preocupación por el hecho de que no puedan disfrutar de la zona en la que viven debido a los problemas derivados del consumo excesivo de alcohol en la vía pública.

OTRAS ALTERNATIVAS PARA LAS LICORERÍAS

Ante esta problemática, el presidente de la Asociación Vecinal Cavas-La Latina ha propuesto una solución que podría aliviar las tensiones: otorgar a estas licorerías una doble licencia que les permita mantener su actividad, pero limitando su horario de operación. Esta iniciativa podría ayudar a equilibrar la necesidad de los comercios y la tranquilidad de los residentes, evitando que el entorno se vea afectado por el ruido y el comportamiento disruptivo de aquellos que consumen alcohol en la vía pública.

La zona del Dos de Mayo es un enclave culturalmente rico, atrayendo tanto a turistas como a madrileños. Sin embargo, la proliferación de licorerías 24 horas podría alterar drásticamente la esencia de la zona, al promover la venta y el consumo descontrolado de alcohol, y atrayendo a multitudes que dificultan la convivencia pacífica.

La situación en Malasaña pone de manifiesto la necesidad de un enfoque integral que tome en consideración tanto los intereses de los comerciantes como los de los residentes y visitantes. En un momento en el que la cultura y la convivencia son más importantes que nunca, es esencial encontrar soluciones que fomenten un ambiente seguro y agradable para todos.