La Asociación Vecinal PAU-Ensanche de Vallecas ha expresado su frustración ante lo que considera una serie interminable de promesas incumplidas por parte de las autoridades locales. Las quejas se centran en la falta de infraestructuras públicas en su vecindario, un problema que se repite en muchos otros lugares de la capital española.
El caso más destacado en Las Tablas es el de la biblioteca municipal. Aprobado durante el mandato de la exalcaldesa Manuela Carmena, el proyecto de construcción de la biblioteca finalmente comenzó en 2022, cuando se colocó un cartel anunciando su construcción. Sin embargo, tras las elecciones de mayo de ese mismo año, todo progreso en el proyecto se detuvo y las casetas y materiales de obra desaparecieron.
Este patrón de prometer y luego no cumplir se repite en otros lugares de la ciudad. En este sentido, Madrid carece de suficientes dotaciones municipales en cuatro categorías clave: bibliotecas, polideportivos, escuelas infantiles y centros de servicios sociales. Además, estas instalaciones no están distribuidas de manera equitativa en los 21 distritos de la ciudad.
En una ciudad con una población de 3,3 millones de habitantes, existen 33 bibliotecas municipales, 79 centros deportivos y 40 centros de servicios sociales. Sin embargo, el problema principal radica en las bibliotecas, ya que hay una biblioteca pública para cada 101.210 madrileños. Esta cifra es significativamente más alta en comparación con otras ciudades, como Getafe, que cuenta con cinco bibliotecas públicas para una población de 183.219 habitantes.
LA RESPUESTA DE LA FRAVM ANTE LA ESCASEZ DE INFRAESTRUCTURAS
Enrique Villalobos, presidente de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (Fravm), argumenta que el problema de Madrid es doble. En primer lugar, la ley que regula la prestación de servicios públicos se basa en un enfoque demográfico que no tiene en cuenta la estructura interna de la ciudad. Esto significa que, a pesar de que algunos distritos de la ciudad tienen una población comparable o incluso superior a algunos municipios circundantes, carecen de servicios equivalentes.
En segundo lugar, Villalobos señala la posición ideológica del Gobierno municipal, que busca ofrecer menos servicios públicos para mantener impuestos bajos y externalizar servicios siempre que sea posible. Esto ha llevado a la falta de inversión en infraestructuras públicas. Un ejemplo de esta carencia se encuentra en el distrito de Chamberí, que, a pesar de su ubicación céntrica, tiene una escuela infantil, un centro de servicios sociales y ninguna biblioteca municipal. Además, aunque existen dos polideportivos en el área, ambos son gestionados por empresas privadas.
LOS PAUs SON LOS QUE SUFREN “MAYORES CARENCIAS”
Comparado con otras ciudades españolas como Barcelona, Bilbao y Zaragoza, Madrid tiene una menor cantidad de instalaciones públicas por habitante. Por ejemplo, Barcelona cuenta con siete bibliotecas más que Madrid y el mismo número de centros de servicios sociales, a pesar de tener aproximadamente la mitad de la población.
Sin embargo, son los nuevos barrios, conocidos como PAUs, los que sufren las mayores carencias en cuanto a dotaciones públicas. Estos barrios se desarrollaron a finales de los años noventa y principios de los 2000, pero a menudo carecen de infraestructuras públicas esenciales.
En resumen, la falta de infraestructuras públicas en la Comunidad de Madrid y la falta de cumplimiento de promesas electorales continúan siendo una fuente de frustración para muchos residentes. La distribución inadecuada de servicios municipales y la falta de inversión en nuevas áreas residenciales han dejado a muchos madrileños sin acceso a instalaciones esenciales como bibliotecas, polideportivos, escuelas infantiles y centros de servicios sociales. La situación plantea desafíos significativos para la calidad de vida de los ciudadanos y plantea la necesidad de un enfoque más equitativo en la distribución de servicios públicos en la ciudad de Madrid.