Los precios están por las nubes. A esta realidad se enfrentan millones de hogares españoles. Son familias que viven asfixiadas. La cadena de productos encarecidos por la inflación es muy larga: la cesta de la compra, los combustibles, la luz, las hipotecas, el alquiler, … A esto se suman los datos de la última Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística (INE) que arroja un incremento de la tasa de desempleo. Además, los salarios cada vez son más bajos. Los gastos se tragan los exiguos sueldos, lo que no permite levantar cabeza a quienes más lo necesitan. Las familias pasan muchos apuros para llegar a final de mes. Esto se ha convertido en una tarea imposible. La gente cada día es más pobre. Las clases medias de antes son ahora bajas, porque su poder adquisitivo ha disminuido. La desigualdad es una lacra social y esto genera una economía sin avances. La sociedad democrática debe aspirar a la justicia social.
En esta línea, las políticas gubernamentales son imprescindibles para avanzar en este propósito. Pero junto a estas, el sector privado puede dar un verdadero empuje que revierta la situación. El sistema económico que se conoce carga el peso sobre los consumidores, que mantienen el sistema y las repercusiones son muy negativas sobre todo para las más rentas más bajas. La situación es poco sostenible para los principios a los que se aspira para los próximos años.
No obstante, en este escenario las grandes empresas, aquellas con musculatura, cuyo objetivo legítimo es hacer negocio, continúan registrando cuentas de ganancias de millones y millones de euros. Una realidad compleja que pone sobre la mesa si debería establecerse un techo ganancial empresarial. Podría ser una solución, aunque generase cierta controversia y con muchos detractores. Las grandes fortunas ya pagan impuestos que se traducen en economía. Aunque parece que es insuficiente.
Cabe preguntarse, ¿tendría que existir un modelo económico diferenciado para que las familias con escasos recursos tengan acceso a los productos básicos con precios limitados a sus rentas? ¿Y qué ocurre respecto a las compras adicionales, aquellos artículos que se necesitan para el día a día, que se descartan o limitan porque suponen un gasto prohibitivo? Estas suponen son un lujo para la mayor parte de las economías familiares de este país, y para otros muchas regiones del planeta. Ante tanta innovación en el ecosistema empresarial parece que el mercado exige cambios profundos y significativos. Propuestas ante todo valientes y arriesgadas, que marquen un nuevo período, una nueva era en el contexto donde la tecnología acelera nuestro entorno minuto a minuto.
Pues al sistema tradicional de consumo le ha salido un duro competidor. Se trata de una empresa pionera, RobynGoods que facilitará que esas familias puedan acceder a las compras online y offline y no solo eso, sino que estas, por su situación, ‘empatizarán” con los colectivos sin ánimo de lucro que trabajan legalmente por construir una mejor sociedad. Esta estructura de comercio colaborativo no se sustenta en los bolsillos de los clientes, sino que es la empresa la que cede parte de sus beneficios económicos. RobynGoods irrumpe en el mercado digital con un funcionamiento que pone del revés las reglas del juego.
Esta tienda digital disruptiva gestiona un modelo de economía colaborativa sin precedentes denominado: RobynWay. Con un lema encaja a la perfección: Buy Good, Be Good (Compra bien, haz al bien). La empresa ha sido premiada por su aportación a la innovación social y sostenible en el ranking Top líderes innovadores 2023, y, además, cuenta con el galardón que se concede a top 10 de compañías con repercusión: Titanes de las Finanzas, que recibió el pasado año. Dos de los principales reconocimientos para las compañías en el marco de los ecosistemas nacionales y que pone en valor la propuesta de esta organización.
Con solo tres años de vida, RobynGoods, y su innovadora propuesta, es el camino hacia un sistema socioeconómico sostenible con una interrelación cliente/empresa diferente que da giro de 180 grados al modelo de consumo. Reconfigura el papel de las empresas como dinamizadoras de la economía social. Un rol hasta desconocido que va más allá de la responsabilidad social empresarial (RSE) lo que implica que las empresas deben actuar de manera ética y transparente en todas sus operaciones y relaciones comerciales. Gracias a la RSE se deben respetar los derechos humanos, promover la igualdad y la diversidad, y contribuir al desarrollo de las comunidades en las que operan. Además, las compañías deben minimizar su impacto negativo en el medioambiente y trabajar hacia la sostenibilidad. Esto incluye la gestión adecuada de recursos naturales, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, la adopción de prácticas de producción más limpias y la promoción de la conservación de la biodiversidad.
El modelo económico RobynWay apuesta por un sistema empresarial donde la compañía aporta su capital originado de sus beneficios al tercer sector. Es decir, los beneficios no retornan a la cuenta de ganancias de la compañía, sino que se entregan para una buena causa. Es la filosofía del proyecto: la solidaridad. La fórmula es la siguiente: la plataforma funciona como una tienda digital, es decir, sus productos proceden de fábricas matrices por lo que se eliminan los intermediarios comerciales. Es una tienda de venta online y offline. Esto reduce los precios, haciéndolos los más competitivos del mercado y se elimina los procesos especulativos y la sobrecarga de precios de los artículos. Además, se garantiza la calidad certificada conforme a la normativa comunitaria, un elemento muy importante para los consumidores. Al adquirir cualquier producto, que responde a las características descritas en sus artículos y sus múltiples categorías. La plataforma garantiza: el 100 % transparencia, código de buenas prácticas, envíos seguros, devolución gratis, plataformas de pago seguro y 24/7 atención personalizada al cliente. Además, muestra como deber hacia el consumidor el precio origen, del transporte y del beneficio del producto que la compañía entrega, que es del 75 %.
Cuando se llega a la plataforma, el usuario o la empresa, que decide comprar en este eSolidario, tiene la facultad de acceder al sistema de fácil navegabilidad que entrega esa cuantía al tercer sector a través de la entidad sin ánimo de lucro que el usuario decida conforme a sus criterios. Esta es la única condición. Por lo que RobynGoods tiene un doble impacto socioeconómico porque a través de esta ayuda dinamiza la economía en su conjunto con su aportación de su capital inicial. Es decir que RobynGoods impacta en la sociedad global con capacidad para implementarse en diferentes sectores productivos tanto para la comercialización de bienes como de servicios. Eso proporcionaría una sociedad más igualitaria gracias al apoyo de empresas de éxito que apuesten por el RobynWay. Hacia una economía diferente.