No hay ningรบn padre o madre que no agradezca alguna herramienta que les sea รบtil para gestionar distintos contratiempos o conflictos cotidianos. Porque no se ha conocido a ninguno que no prefiera no tenerlos. Igual que no hay ningรบn niรฑo o niรฑa que no merezca que se le eduque, que se le enseรฑe, de la mejor manera de la que uno sea capaz. Y esas herramientas, esos recursos, existen desde hace muchos aรฑos. Pero no se pueden comprar. Asรญ que el mayor por quรฉ ha sido porque se quieren empezar a mostrarlos. Asรญ naciรณ MINDEA. Obviamente, la forma en la que se expresan es en forma de juguete. Escondiendo un conocimiento muy valioso en su โmecanismoโ: atender a todos esos procesos invisibles que influyen en el buen aprendizaje desde un vรญnculo sano. Por eso, se habla de herramientas para padres. De Juguetes fรกciles para momentos difรญciles.
Ser padres y madres es un acto diario de amor. Y de acompaรฑar a los hijos en su mejor desarrollo. Ejercer la maternidad, la paternidad no es algo casual. Es algo que implica a todos. Ante lo que se sabe que se tiene responsabilidad. Ser padres y madres conscientes. Cada vez mรกs preocupan, ademรกs de sus notas y modales, que el hijo o hija se relacione bien, que sepa gestionar la frustraciรณn, que tenga buena autoestima, que sepa resolver conflictos, que cuente lo que le pasa, que sepa organizarse el tiempo solo, que aprenda poco a poco autonomรญa, a decir que no, que aprenda a gestionar sus emociones. Se quieren que valore las cosas que se hacen, que sepa tratar con respeto y que crezca con valores. Que distinga lo correcto de lo incorrecto. Que sean buenas personas y sanos fรญsica y psicolรณgicamente. Y se quiere que sean felices. Pero no sรณlo en su futuro. Se quiere que lo sean desde ahora. Y los padres tambiรฉn quieren serlo. Educar los padres, aprender ellos, es algo que sucede todo el tiempo, continuamente. Se ven a padres desbordados, que se sienten frustrados despuรฉs de decir mil veces lo mismo, incluso de gritar, cansados de castigar,ย de creer que les toman el pelo o de sentir que ellos lo estรกn haciendo mal. Que son capaces de resolver problemas laborales y no pueden encontrar la fรณrmula para conseguir que, ya en casa, todo sea fรกcil.ย ย
Se quiere resolver. Y hay mรฉtodos y estilos distintos. El รฉxito, la buena gestiรณn no va a depender del resultado inmediato. Porque tambiรฉn se quiere educar, y ayudarle en su buen desarrollo fรญsico y emocional. Y contribuir a que sean felices. Y todo ello sin perder ese vรญnculo sano que va a garantizar su respeto cuando se pierda el poder para que obedezcan. Se debe saber que mientras se resuelve, se actua inevitablemente en todos los niveles. Eso es gestionar. Lo contrario es, simplemente reaccionar. Y si uno se siente mal al resolver, si no es bonito ni fรกcilโฆ Se piden herramientas educativas que ayuden.
Se sabe que no hay un manual. Que la mayorรญa hacen lo que pueden con la mejor de las intenciones. Pero ser padres conscientes significa aceptar la verdad de que hay una รฉpoca de su vida que son sus referentes, su fuente, su modelo. Y que es en la infancia donde grabarรกn aprendizajes y aspectos de todo tipo que durarรกn toda su vida. Y eso conlleva que se piense si se hace y, sobre todo, cรณmo se hace, dejar los mensajes que en el fondo se quieren dejar. Porque el aprendizaje es una vivencia. Mรกs allรก de aprender a hacer, hay que incorporar siempre la vivencia del cรณmo se aprende. Por eso, los psicรณlogos ayudan a los padres explicรกndoles aspectos que serรกn fundamentales para marcar la diferencia. Asรญ, cada juguete que se propone en este libro lleva su propia guรญa donde todos podrรกn conocerlos.
Ellos no gestionan como los padres. No son como ellos. No estรกn a medio hacer. El cรณdigo de la infancia no es solo un lenguaje inmaduro. Es distinto. Su neurofisiologรญa, su momento evolutivo, su capacidad de autorregularseโฆ Entenderles ayuda a que entiendan. Los padres pueden, ellos lo tienen bastante mรกs difรญcil.
De ahรญ el juego. El valor del juego. Acceder a su mundo, a su lenguaje mรกs natural. Es desde la creatividad, desde donde se puede encontrar esa complicidad, esa conexiรณn. Igual de creativos como cuando se les da un beso en la rodilla y se les cura la pupa. Ser creativos, atreverse a salir de reacciones y modelos convencionales, tanto en los buenos momentos como en los no tan buenos. Y eso jamรกs estรก reรฑido con poner lรญmites y normas, absolutamente necesarias. Por cierto, desde un buen vรญnculo tambiรฉn eso resulta mรกs fรกcil.
Y no hay nada de peligroso o tonto en usar juegos. De hecho, realmente se usan muy pocos. Como herramientas educativas, claro. ยฟCuรกntos hay en casa? ยฟCuรกntos se pueden comprar? Cuando se dice juguetes educativos, todos piensan en los mismos de siempre (aunque ya hay muchos padres que explican cรณmo gestionan con ideas maravillosas). Se puede pensar que con un juego no aprenderรก adecuadamente, o que cuando no lo use, dejarรก de tener efecto. No es cierto. Un niรฑo puede aprender a que no se molesta a mamรก cuando habla por telรฉfono usando alguna idea creativa. No aprenderรก respeto sรณlo porque se le diga -mil veces- que se calle y no interrumpa cuando los otros hablan. Aprenderรก simplemente a callarse. Aprenderรก respeto desde sentirse respetado. Igual que si no hay un buen vรญnculo, su obediencia es cuestiรณn de tiempo. Los padres conducen. Siempre. El juego es uno de los vehรญculos. Y estos que se proponen en el libro no son precisamente de esos que se tienen aparcados en su habitaciรณn. Cada momento difรญcil plantea una nueva posibilidad de gestionarlo. Hay que hacerlo conscientemente responsable y bonito. El resultado que se vea serรก el mismo, pero la diferencia estarรก en lo que no se ve, pero perdura.
Usar el juego es una forma de usar la creatividad: buscar un objetivo atreviรฉndose a explorar otros caminos alternativos. Por eso, tienen tanto valor, porque ayudan a explorarlos y a descubrir que cuando se va por el mismo, todo es mรกs fรกcil.
Y, si es verdad que los niรฑos aprenden jugandoโฆ ยฟa quรฉ se espera para usarlos como recursos?
Las autoras del libro y el texto son Sara Bosch y Marta Lรณpez.