Tras dos años de intensas negociaciones y varios meses de trámite administrativo, las nuevas normas urbanísticas han entrado en vigor en la ciudad de Madrid y afectan a la vivienda. Estas normas actualizan el Plan General de Ordenación Urbana de 1997 y prometen una transformación significativa en el panorama arquitectónico y urbano de la capital española.
Estas normas han sido publicadas en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) este lunes, las cuales permitirán al Gobierno de José Luis Martínez-Almeida regular la proliferación de cocinas fantasma, prohibir minipisos e impulsar hasta diez desarrollos urbanísticos en diferentes áreas de la ciudad. Todos estos temas han sembrado la polémica y han marcado la anterior legislatura del alcalde madrileño, que con este nuevo plan pretende evitar y, por lo menos, poner una pronta solución.
Las nuevas normas urbanísticas dan luz verde a un crecimiento urbano que podría alcanzar los 56 millones de metros cuadrados en los próximos años, una superficie equivalente a ciudades como Salamanca, Santander o Móstoles. Esta expansión se traduce en un aumento potencial de la oferta de viviendas y en la reactivación del sector de la construcción, generando empleo y contribuyendo al Producto Interno Bruto (PIB) de la capital. Según estimaciones, se crearán 4.182 empleos y se aportarán 215 millones de euros al PIB de Madrid.
¿QUÉ PASA CON LA VIVIENDA?
El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, y el consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo, visitaron el ámbito de Mahou-Calderón para destacar la colaboración entre administraciones en la implementación de estas nuevas normas. En este contexto, se impulsará un proyecto que contempla la construcción de 1.191 viviendas, incluyendo un 10% de viviendas protegidas, sobre el terreno del antiguo estadio del Atlético de Madrid.
Además de este proyecto, las nuevas normas urbanísticas serán fundamentales para diez desarrollos urbanísticos adicionales. Entre ellos se encuentran Madrid Nuevo Norte, los Desarrollos del Sureste (Valdecarros, Los Berrocales, Los Ahijones, Los Cerros y el Cañaveral), La Solana de Valdebebas, la Operación Campamento, la Antigua Cárcel de Carabanchel y la Ribera del Calderón. Estos desarrollos modificarán significativamente el paisaje urbano de Madrid, añadiendo un total de 204.000 nuevas viviendas, muchas de ellas de carácter público.
REGULACIONES DE COCINAS FANTASMA Y NUEVOS MODELOS HABITACIONALES
Dentro de las 1.800 páginas de la nueva normativa urbanística, se aborda la problemática de las cocinas fantasma. Se establece que no se otorgarán licencias a las ‘dark kitchen’ ubicadas en locales industriales con más de 350 metros cuadrados. Además, se exige a los titulares de estas cocinas habilitar zonas específicas para la carga y descarga, así como espacios para que los repartidores recojan los pedidos, lo que podría dificultar su operación.
La normativa también introduce nuevos modelos habitacionales, como el ‘coliving’ y el ‘cohousing’, donde los inquilinos tendrán habitaciones individuales, pero compartirán áreas comunes en sus hogares. Se fomenta la construcción de viviendas tuteladas y de integración social en suelos dotacionales, dirigidas a colectivos con necesidades específicas.
INNOVACIONES EN EFICIENCIA Y SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL
Las normas urbanísticas también promueven la eficiencia y sostenibilidad ambiental. Se establece un nuevo parámetro urbanístico denominado ‘factor verde’, que busca aumentar la superficie vegetal en las nuevas construcciones mediante la incorporación de cubiertas y fachadas verdes. Elementos de producción de energía sostenible y espacios para vehículos de movilidad sostenible no se tendrán en cuenta a efectos de edificabilidad.
En un cambio significativo, las nuevas viviendas construidas en Madrid deberán tener un tamaño mínimo de 40 metros cuadrados, desplazando así la antigua Orden Ministerial de 1944. Se facilitará la transformación de locales comerciales en viviendas para revitalizar espacios abandonados en la ciudad. Además, se impulsará la recuperación de patios de manzana como soluciones bioclimáticas alternativas.
En resumen, las nuevas normas urbanísticas prometen no solo modificar el paisaje de Madrid, sino también adaptarse a las demandas y desafíos del siglo XXI, promoviendo un desarrollo urbano sostenible y la creación de viviendas adecuadas para las necesidades actuales de la población. La implementación exitosa de estas normas dependerá de la colaboración entre las administraciones y de su capacidad para abordar los diversos desafíos urbanos en la capital española.