Los secretos del icónico Palacio del duque de Abrantes

A pocos pasos de la catedral de la Almudena y del Palacio Real, en la zona turística de los Austrias, concretamente en el número 86 de la calle Mayor, se encuentra el conocido como Palacio de Abrantes, uno de los más bellos y antiguos de Madrid. Tanto, que la Comunidad lo incorporó al programa Bienvenidos a Palacio para abrirlo a las visitas guiadas gratuitas durante el otoño. Actualmente, es la sede del Instituto Italiano de Cultura, acogiendo numerosas actividades culturales y cursos de este idioma.

Conciertos, exposiciones, espectáculos, festivales y muestras cinematográficas, encuentros literarios, congresos… son algunas de las actividades organizadas en el interior de sus bellísimas salas para acercar la cultura italiana en España.

De hecho, los más nostálgicos con la Navidad todavía tienen la oportunidad de ver hasta el 20 de enero la exposición con motivo del octavo centenario de la representación del primer belén, realizado por San Francisco de Asís en 1223 en Greccio, titulada El belén napolitano: la imagen de la Navidad entre tradición y religiosidad, en horario de martes a sábado de 12 a 20 horas.

UNA ESTRUCTURA HISTÓRICA

El magnífico edificio está relacionado con la historia más antigua de la capital, puesto que, según algunas fuentes, uno de sus muros se apoya sobre el lado septentrional de la fortificación de la ciudadela fundada en el siglo IX d.C por los árabes y que se conocía con el nombre de Mayrit.

Interior del palacio duque de Abrantes
Interior del Palacio del duque de Abrantes

El primitivo palacio fue construido entre 1652 y 1656 por Juan de Valencia, Espía Mayor de la corte de Felipe IV y encargado, al parecer, al maestro de obras Miguel de Soria. Ya en 1669 el edificio pasó a ser propiedad del marqués de Alcañices, cambiando sucesiva y frecuentemente de propietarios hasta caer en manos de la pequeña nobleza local. Por ese motivo, durante el siglo XVIII y parte del XIX el interior del palacio fue subdividido, alquilado e incluso destinado a alojar a la servidumbre.

En 1842 lo adquieren los duques de Abrantes, quienes lo habitan hasta 1874. Su hijo, Ángel José Luis Carvajal y Fernández de Córdoba, el marqués de Sardoal, miembro del Partido Demócrata-Radical fue alcalde y presidente de la Diputación de Madrid, y desde su palacio de la calle Mayor ejerció el Gobierno de la capital, defendió la Primera República -su advenimiento probablemente se gestó en los salones del palacio- y obtuvo la cartera de Fomento durante el reinado de Alfonso XII.

El palacio del duque de Abrantes fue reformado sustancialmente por el arquitecto Aníbal Álvarez Bouquel, español nacido en Roma e hijo del escultor José Álvarez Cubero, quien transformó, entre 1844 y 1845, el viejo caserón en un lujoso palacio isabelino, sin desfigurar su severidad primitiva, pues conservó la portada de granito, aunque eliminó las torres de las esquinas.

SEDE DE LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA

Acontecimientos políticos adversos obligaron a los duques a deshacerse nuevamente del palacio en 1874. Fue entonces cuando lo compró el periodista, dramaturgo y senador progresista Manuel María de Santa Ana, para establecer la sede de la redacción del periódico La Correspondencia de España, un medio que rompió con la tradición de las suscripciones a domicilio, echando el periódico a la calle, llevándolo a teatros, cafés y círculos por el precio de dos cuartos ejemplar.

En 1888 el nuevo propietario del diario, Ignacio escolar, lo vendió al Gobierno italiano que lo convirtió en la sede de su embajada. El embajador que lo adquirió, el conde Giuseppe Tornielli-Brusati y su sucesor, el barón Renzis di Montano, se encargaron de reestructurar el interior del edificio redecorando los salones con obras maestras de la pintura italiana.

Se restauraron y embellecieron las fachadas con zócalo granítico en el sótano y almohadillado en la planta baja, conservando la portada original de piedra, con temas referidos a la reunificación italiana, firmadas por la casa milanesa M.C. Grandi-Passetti y protegidas con un amplio vuelo del alero, muy ornamentado y que le dan un aire mucho más romano.

Durante la Guerra Civil española el edificio fue ocupado por los batallones italianos de las Brigadas Internacionales y sufrió algunos daños, sobre todo como consecuencia de los combates al final de la guerra cerca del Palacio Real. El posterior traslado de la Embajada al barrio de Salamanca ofreció, en 1939, una sede espléndida para el recién creado Instituto Italiano de Cultura, que adaptó su interior al nuevo uso, y se ha convertido en una animada isla cultural italiana.

De hecho, funciona como oficina en el extranjero del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación Internacional, informando todavía de las actividades del Embajador de Italia, como por ejemplo cuando Giuseppe Buccino Grimaldi presentó recientemente sus Cartas Credenciales al Rey Felipe VI de Borbón en el Palacio Real de Madrid para formalizar la plenitud de sus funciones y reafirmar el excelente estado de las relaciones entre Italia y España.