Una multitud de aproximadamente 300 personas se ha congregado en Villa de Vallecas para exigir el cierre definitivo de la incineradora de Valdemingómez para el año 2025.
La marcha, liderada por Ecologistas en Acción Madrid, la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y el Grupo de Acción para el Medio Ambiente (GRAMA), ha recorrido 9 kilómetros desde la estación de Metro de La Gavia hasta la incineradora de Las Lomas, marcando un llamado urgente a un cambio en las políticas de residuos del Gobierno de la Comunidad de Madrid.
Los manifestantes han expresado su indignación por el incumplimiento del compromiso por parte del Ayuntamiento de Madrid, cuando Manuela Carmena estaba al mando, de cerrar definitivamente la incineradora de Valdemingómez para el año 2025. La protesta, que ha congregado no solo a los residentes de Villa de Vallecas sino también a miembros de plataformas vecinales de diversas mancomunidades de residuos, busca no solo cerrar la incineradora sino también demandar un cambio significativo en las políticas de gestión de residuos en toda la región.
UN GRTIO QUE APOYA AL CAÑAVERAL Y ‘MÁS ALLÁ’
Durante el recorrido de la marcha, los participantes han observado de cerca las dimensiones del Parque Tecnológico de Valdemingómez y de la incineradora de Las Lomas, comprendiendo las afectaciones que estas instalaciones tienen en las zonas circundantes. Los nuevos desarrollos urbanos, como El Cañaveral, Los Ahijones, Los Berrocales y Valdecarros, han sentido especialmente el impacto, con Valdecarros ubicado a tan solo 2 kilómetros de la incineradora. Los convocantes señalan que, junto a la Cañada Real, el Ensanche de Vallecas es actualmente el área más afectada por las emisiones tóxicas de Valdemingómez.
Al mismo tiempo, han aprovechado para también denunciar la situación en la que se encuentran los vecinos de El Cañaveral y de la Cañada Real. Sobre todo, estos últimos, en especial los niños y niñas que tienen que «atravesar caminos de barro y túneles para llegar a su centro educativo. Este es el abandono al que el Ayuntamiento de Madrid somete a esta zona de la ciudad».
Los organizadores de la marcha han alertado sobre las emisiones tóxicas de Valdemingómez, afectando a aproximadamente 700.000 personas que residen en un radio de 10 kilómetros alrededor de Las Lomas. Se destaca la preocupante presencia de dioxinas y furanos en el Ensanche de Vallecas, superando en triple la cantidad registrada en la calle Montesa del distrito Salamanca.
A pesar de estudios que advierten sobre la presencia de sustancias peligrosas, la voluntad del Ayuntamiento de Madrid de prorrogar la vida de la incineradora hasta al menos 2035 genera descontento y se considera un desatino, yendo en contra de la línea de gestión de recursos de la Unión Europea.
IGNORANDO ESTUDIOS Y RESULTADOS DE MONITOREO AMBIENTAL DE VALDEMINGÓMEZ
Los convocantes resaltan la falta de respuesta del Ayuntamiento a estudios que indican la presencia de dioxinas y furanos en el Ensanche de Vallecas, alegando que triplica la cantidad obtenida en la calle Montesa. Además, se menciona el único bio monitoreo realizado en los alrededores de Las Lomas, donde se concentran niveles alarmantes de contaminantes peligrosos para la salud pública y el medio ambiente. La insistencia en prorrogar la vida de la incineradora sin atender a estos resultados genera preocupación entre los manifestantes.
Ante la situación crítica, los manifestantes han presentado una serie de demandas. En primer lugar, solicitan un plan de cierre para la incineradora que respete el plazo original de 2025. También exigen mediciones mensuales de contaminantes en el entorno del Parque Tecnológico de Valdemingómez realizadas por un organismo independiente. Además, se plantea la creación de una Comisión de Seguimiento del Plan de Cierre de la Incineradora y la retirada de la Estrategia de Prevención y Gestión de Residuos en favor de un nuevo proyecto que se alinee con los principios de la economía circular y residuos cero, con una participación real y efectiva de la sociedad
La V marcha por el cierre de la incineradora de Valdemingómez no solo representa un llamado urgente a la acción, sino también un grito colectivo por un futuro más sostenible en términos ambientales y de salud pública.