Cuando uno recorre la calle Mayor, hay un lugar que llama la atención pues parece sacado de otra época. Esta es la Plaza de la Villa de Madrid.
Este céntrico lugar fue el epicentro de la capital durante los casi 400 años que albergó la sede del Ayuntamiento de Madrid. Conoce su curiosa historia, pues esta guarda en su interior los edificios más antiguos de toda la capital.
La desaparecida plazuela de San Salvador
Antes de ser la ‘Plaza de la Villa’, este histórico lugar de la ciudad de Madrid era conocido como la ‘plazuela de San Salvador’. El motivo era que en ese mismo lugar se encontraba la hoy desaparecida iglesia de San Salvador.
Uno de los motivos que le dio importancia a esta plaza es su peculiar ubicación. La Plaza de la Villa se encuentra totalmente equidistante entre dos de las puertas de la antigua muralla de Madrid: la del Mercado de San Miguel y la de La Vega.
Sería el rey Enrique IV de Castilla el que le cambiaría el nombre a esta plaza. Esto ocurrió el día en el que decidió otorgarle a la ciudad de Madrid el título de ‘Noble y Leal Villa’. A partir de entonces, pasaría a ser la ‘Plaza de la Villa’.
Cuando los turistas pasean por la transitada calle Mayor, muchos se sorprenden de la tranquilidad que emana de este lugar. Sus edificios empedrados son capaces de trasladarte a la misma edad media tan solo con cambiar de acera.
El homenaje al héroe de Lepanto que preside la Plaza de la Villa
En el centro de la plaza hay una estatua que preside la instancia. No siempre estuvo ahí. Antes, en el siglo XIX había una gran fuente neoclásica justo en el centro que acabaría desapareciendo.
Para adornar el lugar, se decidió poner una estatua en honor a uno de los héroes de la batalla de Lepanto: don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz. La figura está creada en bronce.
El autor de la figura fue Mariano Benlliure. Los cronistas de la época cuentan que el artista se inspiró en el mismo emperador Carlos V para diseñar esta figura homenaje a Bazán.
Rodeando a esta estatua hay un pequeño jardín de flores que invitan al visitante a sentarse y admirar esta preciosa plaza madrileña. Si descansas allí, parece como si el bullicio del centro desapareciera por momentos.
Los importantes personajes que fueron vecinos de la plaza
Justo enfrente de la misma calle Mayor nos encontramos con la Casa de Cisneros. Mucha gente se confunde, pero esta no pertenecía al famoso Cardenal. El propietario era su sobrino, Benito Jiménez Cisneros.
Esta fue construida en el siglo XVI, sin embargo, su fachada fue remodelada y reformada a principios del siglo XX, cuando Madrid adquirió esta casa. En la reforma, se unió a la cercana Casa de la Villa por una pasarela.
Uno de los habitantes más famosos que tuvo esta casa fue Ramón María Narváez, militar y político que llegó a ser presidente del gobierno durante el siglo XIX.
Cuando este gobernaba, los pronunciamientos eran el día a día del país. Cuando le pillaba en casa, muchas veces tenía que salir de casa corriendo y a medio vestir para poder acudir lo más rápido posible al lugar de los hechos.
La Torre de los Lujanes, el monumento más antiguo de Madrid
La Casa y Torre de los Lujanes es el monumento civil más antiguo de toda la ciudad de Madrid. Esta data del siglo XV y es de estilo gótico mudéjar.
Su nombre proviene de sus primeros propietarios: la familia Luján. Estos eran unos ricos comerciantes que venían a Madrid. A pesar de que vivían aquí, eran de origen aragonés.
Posteriormente, los habitantes de este edificio dejaron de ser nobles para ser intelectuales de la época. La Torre de los Lujanes fue la sede de la Academia de Ciencias Exactas y de la Sociedad Económica Matritense en el siglo XVIII.
Al ser uno de los edificios más antiguos, en una de las expediciones, entre sus muros se descubrió la baraja de cartas española más antigua de todo el país.
Este lugar también actuó de cárcel de lujo para el rey Francisco I de Francia. Carlos I le ganó en la batalla de Pavía, sin embargo, fue casi recibido con honores en la capital.
Lo único que le hizo recordar que había perdido es que, cuando lo entraron en esta peculiar prisión, en vez de hacerlo por la puerta principal, lo hicieron por una lateral más pequeña.
De esta manera, debido a su tamaño, el rey de Francia tuvo que agacharse y humillarse bajando la cabeza ante España. Aunque fuera de modo simbólico, pues dentro seguía manteniendo grandes privilegios.
El histórico Ayuntamiento de la Villa de Madrid estaba en esta plaza
El edificio estrella de la Plaza de Villa, sin duda alguna es la Casa Consistorial. Durante casi 400 años fue la sede del Ayuntamiento de Madrid hasta que se decidió trasladar a Cibeles.
Como ya hemos dicho, en este lugar se encontraba la iglesia de San Salvador. Históricamente, en el pórtico de este templo era donde se juntaban los representantes municipales para debatir sobre el futuro de la villa.
El edificio actual era propiedad de el marqués del Valle. Este, a su vez, era presidente de los Consejos de Hacienda. En 1615 se decide comprar el edificio para que estos concejos se celebraran bajo cuatro paredes.
A partir de aquel momento, la Casa de la Villa se convertiría en el Ayuntamiento de Madrid. Toda la historia de la capital transcurrió entre las paredes de este histórico lugar.
El 2007, el alcalde de Madrid, Alberto Ruíz Gallardón (PP), decidió trasladar la sede de la alcaldía de la Plaza de la Villa hasta el Palacio de Cibeles. Esta mudanza costó 500 millones de euros.
Esta plaza se quedó sin su impronta, pero aún mantiene el sabor de aquel Madrid que un puñado de madrileños se jugaban en la puerta de una iglesias todo su futuro.