En pleno paseo de Recoletos, un monumental edificio se presenta ante el visitante que camina por la capital. No es otro que aquel que alberga el Museo Arqueológico Nacional.
Pasear por los pasillos de este centro es recorrer en poco más de 1 hora toda la historia de España. Conoce todos sus secretos y el cómo Madrid llegó a albergar este gran cofre del tesoro.
Así nace el Museo Arqueológico Nacional
En el siglo XIX llega de Europa una corriente que trajo una tendencia de crear museos dedicados a la historia de cada uno de los países que entonces conformaban este continente.
Le reina Isabel II sería la encargada de dar luz verde a este proyecto. El 21 de abril de 1866 sería la encargada de poner la primera piedra de este gran edificio que más tarde sería la casa del Museo Arqueológico Nacional y de la Biblioteca Nacional.
A pesar de ello, las colecciones empezaron a llegar antes de que esta sede estuviera terminada. Por este motivo, la corona cedió el conocido Casino de la Reina para que se expusieran de forma provisional hasta el año 1893.
Allí empezaron a llegar restos arqueológicos y antigüedades procedentes de diferentes centros. Los que más cedieron muestras fueron el Museo de Ciencias Naturales o la misma Biblioteca Nacional.
También colaboraron con este nuevo museo el Museo de Medallas o los objetos recogidos tras las leyes desamortizadoras contra los bienes de la iglesia católica.
El gran traslado de la nueva sede y los ladrones de antigüedades
En el año 1893 el Museo Arqueológico Nacional se traslada al que sería su sede definitiva ya terminada. El 5 de julio de 1895 la encargada de inaugurar este nuevo museo sería al Reina Regente María Cristina.
En su interior se puede hacer un recorrido por absolutamente toda la historia de España. Aquí podemos encontrar objetos procedentes de la Península Ibérica, las islas españolas y el mismo desierto del Sahara.
También existe cierta representación extranjera con piezas que vienen desde Egipto, Oriente Próximo o una gran sala dedicada exclusivamente a la Grecia antigua.
Sin embargo, tras su inauguración, el Museo Arqueológico Nacional fue amenazado por numerosos robos que se sucedían día tras día. Una espada árabe desapareció una noche de sus estanterías. Muchas de las piezas sustraídas nunca volvieron a ser recuperadas.
El refugio de los grandes tesoros de España durante la Guerra Civil
La Guerra Civil cambiaría la vida de los madrileños para siempre. La devastación que sufrió la ciudad hizo que sus grandes tesoros corrieran un gran peligro de desaparecer para siempre.
Durante la contienda, las salas del museo se desmontarían para proteger las colecciones. Sin embargo, el edificio sufriría los efectos que los bombardeos de la aviación imprimieron sobre Madrid.
En su interior se protegieron sus piezas de la misma manera que se hizo en la Iglesia de San Francisco el Grande. Todos los esfuerzos eran pocos para que la historia de España no desapareciera en combate.
Cuando los republicanos veían que la derrota se encontraba cerca, el gobierno ordenó que se requisaran a punta de pistola todo el oro que se encontraba expuesto en las colecciones de monedas antiguas del Museo Arqueológico Nacional.
Sin duda alguna, la noche en la que se expoliaron los tesoros de este museo sin duda fue recordado como una de las más tristes de la institución.
Tras la guerra, ‘el Museo Breve’
El hambre y la miseria se instaló en Madrid tras la contienda. Las dificultades económicas posteriores hicieron imposible la reapertura del Museo Arqueológico Nacional. Sin embargo, enseguida se encontró una solución.
Para que los madrileños pudieran seguir disfrutando de este emblemático lugar, se creó una pequeña exposición con un sencillo montaje donde mostraban los fondos más importantes de la colección.
Esta alternativa fue conocida entre los vecinos de la capital como ‘el museo breve’. Sin embargo, a pesar de que era una solución provisional, lo cierto es que hasta el año 1951 se mantuvo este Museo Arqueológico a “medio gas”.
El Museo Arqueológico Nacional, la gran joya de la corona de España
A partir del año 1951 numerosas reformas acontecieron a este edificio. Lo que al principio era un museo de tres plantas, se convirtió en uno de 5. También se renovó la seguridad, la conservación y la iluminación de la colección.
Fue en el año 2002 cuando se llevó a cabo la reforma más ambiciosa del Museo Arqueológico Nacional. La idea era convertirlo en un centro de prestigio a la altura de los tesoros que guardaba en su interior.
La reforma era de tal calibre que se alargó más de una década. No fue hasta el año 2014 cuando el este museo volvió a albergar visitantes recorriendo sus pasillos.
En la actualidad tiene 40 salas separadas en varias secciones que comienzan en la prehistoria y terminan en la Edad Moderna. En el jardín, además, cuenta con una recreación de la Cueva de Altamira.
Pasear por los pasillos del Museo Arqueológico Nacional es como arrancar el Delorean y viajar en el tiempo. España es un país con tanta historia que recordarla no merece menos que una institución de tal calibre como el Museo Arqueológico Nacional.
